Sentimientos extraños

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STEVE

Se encontraba profundamente dormido hasta que escuchó la puerta de Tony cerrarse bruscamente.

El Cap pensaba dejarlo pasar, pero ya se había despertado y ahora estaba en duda sobre por qué Tony hizo semejante ruido.

Se sentó en la cama y se puso una playera blanca que tenía en una silla.

La habitación era amplia y lujosa, se preguntaba si las de los demás eran igual.
No se molestó en ponerse zapatos. Abrió la puerta y salió.

Pasó por todo el pasillo y bajó las modernas escaleras.

No había señales del castaño ni en la cocina ni en la sala.
Fue también al mini bar del millonario y tampoco estaba.

Ya casi rendido recordó el taller de Tony. Se dio la vuelta y bajó por las escaleras que daban directo a éste.

Ya ahí, vio las luces encendidas y a un Tony haciendo ajustes a una de sus armaduras.

Quiso entrar pero no tenía acceso a la contraseña.

—Lo siento Capitán, no puede pasar.—le dijo Jarvis
¡Estupendo! Hasta aquí llegue.

Estaba por irse cuando recordó aquél día en que Tony lo trajo.
Forzó su memoria y recordó la contraseña.

Oprimió el orden de números que recordaba y Jarvis le dio acceso.

Una vez que entró Tony clavó su mirada en él.

—Steve... ¿Qué-qué haces aquí?—preguntó con un nudo en la garganta.

—Oí ruidos y también me despertaste al salir de tu cuarto.

—Lo siento.—se pasó una mano por la frente.—no quería despertar a nadie.

Notó que Tony no se veía nada bien. Tenía unas ojeras enormes y su rostro reflejaba cansancio.

—No hay problema, pero... ¿qué haces despierto a estas horas? Es bastante tarde.—se acerca más a él.

—Nada, estoy bien. Puedes estar tranquilo.—volvió su vista a su trabajo.

Rogers negó.

—No lo estas, no es normal que alguien se despierte de la nada como a las tres de la madrugada y se ponga a arreglar cosas.

Tony tomó unas herramientas y dijo con aire de ego.
—En primera, son las dos de la mañana, en segunda yo acostumbró hacer esto y por último no estoy arreglando nada; sino que perfecciono mis armaduras.

—Tony.... Quiero ayudarte.

—No necesito ayuda, ya te dije que estoy bien.—contestó cortante.

¿Qué hago aquí?

Es obvio que lo que sea que le pase no me dirá nada.

Y yo aquí perdiendo el tiempo.

—Como quieras.—Steve se había enojado. Por lo menos exigía una explicación, pero claro, no debía olvidar que hablaba de Tony Stark.

Se sentía tal vez un poco decepcionado y es que después de hacer las pases y lo ocurrido en la misión de Rusia esperaba un poco más.

Sin siquiera mirarlo, se giró sobre sus talones y salió dando grandes zancadas.

I Hate You, I Love You (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora