I Hate You, I Love You (En Edición)

Estoy contigo

NATASHA

Cuando podre arreglar esto con Clint.

No es sorpresa que Natasha veía con otros ojos a su mejor amigo, Clint. Desde Budapest, todo cambio.

El otro día salieron sólo los dos.

Clint le había confesado que la quería, pero...¿lo quería ella?

No supo que decir en esos momentos, dirían muchos que tan fácil era decirle que ella también lo quería y así serían felices.

Pero para Natasha las cosas no eran tan simples.

Tenía miedo.

Miedo de salir lastimada. Ya tuvo suficiente con su pasado y que le rompan el corazón sin duda no estaba en alguna de sus misiones.

Ella sabía que Clint nunca se atrevería a hacerle algún daño, o siquiera dañarla. Por el contrario, él a hecho todo por protegerla.

Sin embargo el temor sigue en ella.

Sufría internamente más que cualquiera de sus amigos. Pese a eso siempre trataba de sonreír y mostrarse fuerte.

Volviendo a aquel día, Natasha mostró su indiferencia y rechazó por completo el amor de Barton.
Aunque por dentro moría de ganas de mandarlo todo por un tubo y abrazarlo para nunca soltarlo.

Por desgracia Clint quedó destrozado y muy herido. Pero no dijo nada. Se limitó a seguir caminando con ella por aquel parque, su simple presencia le alegraba.

Actualmente Natasha se paseaba nerviosa por fuera de la habitación de Clint.

No seas cobarde Romanoff.

Tengo que hacerlo por el bien de ambos.

En lo que se decidía si debía entrar o no, Clint abrió la puerta y ambos que quedaron helados.

—Yo...—Nat trató de verse segura, enderezándose.—Necesito hablar contigo.

Clint no dijo ni una palabra sólo asintió y la dejo pasar, seguido cerró.

—¿De qué quieres hablar?—se sentó en la cama y Natasha imitó su acto.

—Lo he estado pensando mucho...—miró la alfombra del piso.—y creo que ya no podemos ser amigos.

Clint se tensó y rió con ironía.

—Nat, ¿es en serio? Después de todo lo que hemos pasado.—sus ojos azules iban perdiendo todo rayo de esperanza.

Mierda, esto no esta saliendo bien.

Ni ella misma sabía muy bien lo que estaba haciendo.

—Jamas voy a terminar de agradecerte todo lo que hiciste por mí. —volvió a mirarlo.—Es una deuda que no voy a dejar, creeme. Seguiré asegurándome de que no te pase nada y...

—¡No quiero tu compasión!—Clint no aguanto más.—¡Qué no lo entiendes, no espero que me lo agradezcas! Fue mi decisión salvarte, sí, y ¿qué con eso?

—De igual manera, estoy en deuda contigo.

Clint se levantó y se llevó las manos a la cabeza. Sentía frustración combinado con una enorme tristeza.

—Te amo.—soltó al borde del llanto.—Desde que te vi, te he amado. —Natasha abrió la boca para hablar pero Clint se le adelantó.—Antes de que digas algo quiero que me dejes expresarte todo lo que siento.