Venganza

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STEVE

Desde que llegaron a la empresa todos no paraban de mirar a la singular pareja.

Steve se sentía extraño con esa situación, nunca había estado en la compañía de Tony.

—Señor Stark.—una asistente corrió al lado de ellos.—Lo esperan en la junta.

Tony se giró con Steve.

—No tardo, amor.—lo tomó del cuello y le plantó un beso fugaz para después salir caminando con una sonrisa triunfal en el rostro.

Steve se quedó en la oficina del millonario, para pasar el rato.

Tanta modernidad en cada pasillo le parecía sumamente increíble.

Se sentó en el escritorio de Tony y contempló sus cosas.
Se sonrojó y alegró a la vez al ver una foto suya en un marco que yacía en una esquina del escritorio.

Las puertas se abrieron de forma brusca y el rubio volteó hacía ahí exaltado.

No puede ser.

Pepper lo miró con indiferencia.

—¿Qué haces aquí?—pregunto ella.

—Lo mismo te pregunto.—Steve se levanta. La mirada de la rubia reflejaba odio y enojo.

—Vengo por unas cosas, no pienso seguir trabajando aquí.

—Me parece estupendo.

Pepper se agachó y recogió una caja.

Steve no le apartaba la mirada. Algo le decía que no debía bajar la guardia.

—En fin.—alza una ceja y se dirige a Steve. —disfruta tu hermosa relación.—el sarcasmo se hizo presente en aquellas palabras.

Después de eso la chica se fue.

Tony llegó en aproximadamente una hora. Él también se encontró con su ex, pero a diferencia de Steve, no cruzó palabra con ella.

Vio algo aturdido a Steve y no dudó siquiera en preguntarle.

—¿Steve, qué tienes?

El rubio sacudió su cabeza e hizo señales de que todo estaba bien.

—Nada, es que ha venido Pepper y me dejó algo inquieto. —Tony ya se encontraba a pocos centímetros de él.

—¿Te dijo algo?

—Sólo que ya no trabajaría aquí y recalcó con más ironía que nada, que disfrutara nuestra relación.

El moreno abrazó a su novio.

—Te entiendo.—dijo aún sin soltarlo.

—¿De verdad?

—Sí, porque yo siento esa misma inquietud o temor, pero más por Sharon. Ya sabemos de lo que son capaces y no quiero ni pensar en lo que podrían hacer.

Steve besó la frente de Tony y lo volvió a acurrucar contra su pecho.

—Sabes, hay que olvidarnos de ellas. No volverán a separarnos ni ellas ni nadie más.

—Tienes razón.—se alejó sólo un poco para besarle una vez más. Cuando terminó el beso añadió:—Y es aquí cuando me pregunto por qué te amo tanto.

—Tony Stark, ¿siendo romántico?—Steve alzó una ceja divertido.

—Lo sé, ves lo que provocas anciano.—le golpeó el hombro jugando.

I Hate You, I Love You (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora