Novios oficiales

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TONY

Despertó y se percató que los brazos de Steve le rodeaban y cubrían por completo. Habían dormido juntos.

Fue la noche más hermosa de todas para Tony.
Incluso durmió mejor y sin las molestas pesadillas. Era como si la simple presencia de Steve fuera más que suficiente.

Al sentir la respiración del rubio en su nuca un escalofrío le recorrió el cuerpo entero. No es que no hubiera sentido jamas esa sensación, pero el que fuera el Capitán le ponía los pelos de punta.

Steve recién estaba despertando.

Su instinto le ordenó que se girara y eso hizo, encontrándose con unos deslumbrantes ojos azules.

—Hola, Bello Durmiente.—saludó plantándole un beso tierno a Steve.

Dios...sus labios son tan adictivos.

El Cap sonrió y abrazó a Tony. Amaba la experiencia de despertar con el genio a su lado.

—Buenos días.—dijo soltando un suspiro.—¿Dormiste bien?

Ja, yo diría excelente.

—Contigo a mi lado como no hacerlo.—respondió juguetón.

—Yo digo lo mismo.—ambos sonrieron.

¿El Capitán América tiene hambre?—Tony se deshizo de las cobijas y dio un brinquito al suelo.

Steve también se levantó.

—Si, mucha.—se llevó las manos a la barriga.

—Tal vez quisieras preparar algo.—se quita la playera y a Steve se le salen los ojos de sus orbitas.

Vamos a jugar con Stevie...

Tony siguió haciéndose el desentendido y caminó buscando otra playera mientras el pobre Steve se babeaba con la escena. Nunca pensó que Tony estuviera tan bien conservado, y aunque no tenía una musculatura tan formada como la suya hay que decir que tiene con que defenderse.

—N-no, no sé si-si soy bueno cocinando.—habló tartamudeando.

El moreno quería estallar en carcajadas ante el nerviosismo de su compañero.

—Claro que lo eres, la comida que cocinaste el día que te fuiste estuvo de lo mejor.

—¿La probaste?—se pone en frente de él, totalmente asombrado y con nerviosismo a flor de piel.—¿Te gustó?—preguntó.

—Sí.—respondió como si fuera obvio.—no iba a tirarla y después de todo tú la habías hecho. Adquiere más importancia para mí.—confesó el moreno sonriendo.

Steve bajó la cabeza apenado y luego miró a Tony.

—Entonces... ¿De verdad te gustó?

Tony aún sin terminar de vestirse se acercó a Steve y susurrando en sus labios dijo:

—Ten por seguro que no he probado algo más exquisito.

El más alto no soportó tenerlo así de cerca e inmediatamente se lanzó a probrar sus labios.

Tony se sentía asfixiado y a la vez sentía ir volando en una nube.

—Entonces te prepare algo.—dijo en cuanto se separaron. El millonario se mordió el labio y asintió. Se preguntaba como ese hombre lograba girar su mundo a 180 grados.

Steve salió de la habitación dispuesto a cocinar algo para él y su amado.

Me pregunto que hará...

I Hate You, I Love You (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora