Confesiones

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STEVE

Dibujaba en el cuaderno que Thor le había regalado, mirando disimuladamente a Tony.

—¡Cap! ¿Qué dibujas?—Clint apareció detrás de él y Steve alcanzó a cerrar el cuaderno.

—Nada, ya he acabado.—dejó el cuaderno en su regazo. Le avergonzaría que alguien llegara ver lo que contenía.

Clint, Natasha, Steve y Bruce estaban en la sala cada uno en sus actividades, por su lado Thor y Tony arreglaban algo en la cocina.

Hoy era el día en que Sharon iría a ver a Peggy. Y Steve no había parado de pensar en ello. Como tampoco lograba sacar de sus pensamientos a Tony.
Su cerebro estallaría, de eso no había duda.

La idea de ir a ver a Peggy la tenía ya descartada, pero tarde o temprano tendría que encarar con su pasado.
Sentía miedo. Miedo de en cuanto la viera se deprimiera o entristeciera más de lo que ya solía estarlo al recordar todo lo vivido y lo que pudo ser.

Tienes que hacerlo.—se repasó mentalmente.

—Steve ¿Te encuentras bien?—Natasha se le había acercado al ver la mirada perdida de su amigo.

—Sí, creo.

—Eso no suena muy convincente.

—Lo sé.—reconoció y cubrió su rostro  con sus manos.

—¿Puedo ayudarte?

—No, a menos que tengas una varita mágica que me haga viajar al pasado.

Natasha entendió todo.

—¡Oh! Steve.—lo abrazó.—Sharon me comentó de lo de Peggy, ¿en serio piensas ir?

—Sí... No...digo sí.—habló indeciso.

—¡Vaya! Sí que tenemos un problema.




TONY

Miraba a Nat y Steve en lo que le explicaba a Thor cómo usar el lavavajillas.

Se preguntaba por qué no había estrenado su playera.

Aunque a quién engaña igual le gustaba verlo así con su forma tan nerd de vestir.

Lo que sea que estuviera hablando con Natasha, Tony pudo observar la melancolía en su rostro.

Y no le gustaba para nada verlo así, algo en su interior se rompía.






STEVE

La hora había llegado.

Iban en el auto de Sharon directo al asilo donde se encontraba Peggy.

—Hemos llegado.—anunció Sharon quitándose el cinturón de seguridad.

Steve respiró hondo y se bajó.

Llegaron a una recepción e informaron que querían ver a Peggy Carter a lo que les concedieron el acceso.

—Primero dejame hablar con ella, tampoco quiero que se altere mucho.—Sharon se detuvo en la puerta de la que parecía ser su habitación.

Steve asintió.

Seguido la rubia entró y él se quedo ahí observando el panorama. Era muy lúgubre.
Estaba entre ansioso y nervioso.

Pasaron aproximadamente diez minutos y Sharon salió.

—Adelante.—le indicó que entrara.

—Tú...

I Hate You, I Love You (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora