Llaman al timbre, ya sé quién es. Suspiro y abro la puerta.
-¿Cómo has tardado tanto en recorrer un metro?- pregunto. Recuerdo que es mi vecino, literalmente vive en la casa de al lado.
-No sé, como no querías venir en moto...- intenta excusarse Álvaro restregándomelo por la cara. Al salir de clase, delante de sus amigos macarras me había invitado a que me llevara en la moto para llegar antes. Obviamente le he dicho que no, y todos han empezado a meterse conmigo.
No Claudia, no debes perder los estribos.
Le hago un gesto para que entre en mi casa, qué raro se me hace al verlo en mi cocina.
-Podremos trabajar en la cocina perfectamente, he bajado el ordenador para buscar información. Siéntate y saca tus apuntes.- le ordeno.
-¿Cómo se dice?
-Hazlo de una puta vez.- le respondo, pero veo que se cruza de brazos de pie.- Por favor...- susurro entre dientes.
Por fin se sienta y saca unos papeles. Los miro y están llenos de garabatos y de dibujos del profesor de biología.
-No, en serio.- digo devolviéndole las hojas.
-Eso son mis apuntes.- responde él riéndose.
Vuelvo a mirar las hojas, viendo si se me ha pasado alguna hoja. No, no hay nada más que el título de los apartados y dibujos infantiles. Suspiro, ¿qué podría esperar de Álvaro Duato.
-Está bien, trabajaremos con mis apuntes...- respondo yo. Él está esperando a que pierda los estribos, lo sé. Por eso está aquí ahora mismo. Pero no puedo perder el control, sino ganará él. -Está bien, yo buscaré información en el ordenador, tu subraya lo que te parezca importante en el libro.
-¿Por qué buscas tú la información? Subraya tú el libro, no te jode...
-Porque en la vida te dejaría que pusieras un dedo en mi ordenador sin estar yo viéndote. ¿Entiendes?
Empiezo a buscar información sobre el aparato reproductor femenino. Cuando me quiero dar cuenta, ya tengo 4 páginas diferentes abiertas de rica información, con esto nos valdrá.
-Yo creo que ya, ¿tú qué tal?- digo, mientras miro el libro. Cuando veo la página, no hay nada subrayado.- ¡¿Pero por qué no has subrayado nada?!- le grito.
-Has dicho que subrayara lo que me pareciera importante, y nada me parece importante en esta mierda.- dice señalando el libro.
-¿Y por eso no has hecho nada?- pregunto intentando calmarme.
-Sí que he hecho...- me señala con el índice una foto de una mujer en estado a la que se le ven los pechos... ¿Subrayados?
-Ah, con que eso te parecía importante...- respondo yo, aguantándome la furia.
-Más que importante... Interesante, diría yo.- responde él asintiendo seriamente.
Reconozco que la situación tendría gracia si la viera en un libro o en una película, pero cuando se trata de mi trabajo y de mi nota, no tanta. Suspiro, sé que no va a hacer nada. Tengo que encontrar la manera de que no haga nada.
-Vale Álvaro, yo subrayo las páginas. Tú... Ve leyendo las páginas abiertas, así te vas enterando de como se hacen los bebes.- digo yo degradándole.
-Ya sé como se hacen los bebes, y cómo prevenirlos. Si quieres algún día te lo muestro.- dice él guiñándome el ojo.
-Prefiero que me lo explique el libro, gracias.- digo yo mirando al libro. Sí, se me escapa un sonrisita. Pero que conste que muy pequeña.
Cuando termino, alzo la vista y veo a Álvaro navegando en Internet. Rápidamente giro el portátil y veo... Bueno, cosas que no querría ver.
-¡¿Qué haces viendo porno en MI ordenador?!- le grito mientras cierro la página.
-Ya me había leído la teoría, quería ver cómo se hacía la práctica. Ya sabes, algún día me tocara a mí utilizar este aparato reproductivo.- dice señalándose sus partes.
Sé que lo hace solo para fastidiarme, así que no digo nada. Miro el reloj, ya ha pasado poco más de media hora y no llevamos prácticamente nada. Resoplo, esta tarde no creo vaya a voleibol.
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Como enero y diciembre
RomanceClaudia es una adolescente responsable y estudiosa. Sin embargo, Álvaro es completamente todo lo contrario. Mientras que Claudia pasa las noches leyendo, Álvaro se va de fiesta a conocer a gente. Poco a poco, irán cambiando su odio mutuo por un amor...