Cojo la correa de Maya, se la ato al collar y salimos. Nuestra urbanización es bastante grande, tiene una piscina y un parque. Empezamos a pasear.
-¿Desde cuándo vives aquí?- pregunta él, interrumpiendo el silencio.
-Nací aquí.- le respondo. - ¿Y tú?
-Vine aquí cuando tenía... ¿9, 10 años?- responde él.
-¿Por qué viniste a vivir aquí?- caminamos hacia la piscina.
-La otra casa... No...- se rasca la cabeza.- No nos gustaba.- dice al fin.
Nos sentamos en el césped y suelto a Maya para que corra al rededor de la piscina. Suspiro, ahora ya no estoy tan estresada, pero sé que cuando volvamos a casa tendremos que trabajar a tope. Hacer un trabajo con Álvaro Duato es de las cosas más frustrantes que me han pasado.
-¿Qué hora es? A las 4:30 he de recoger a mi hermana.- dice él.
-¿Tienes hermana?- pregunto yo, sorprendida. No me suena haber visto a ninguna niña pequeña en su casa.
-Sí, es muy tímida. No se deja ver... Tiene creo que 9 años. ¿Tú tienes hermanos?
-Sí, pero uno mayor. Ya está en la universidad... Es más, dentro de poco vendrá a casa.- digo mirando el reloj.
-¿Me podrías decir ya la hora que es?- responde él. Me sonrojo, no me acordaba que me había preguntado la hora.
-Las 4 en punto.- digo, y él asiente con la cabeza.- ¿No la pueden recoger tus padres?
-Mi madre trabaja hasta muy tarde, hasta lo que puede. Casi siempre viene de madrugada... Es doctora. Se esfuerza mucho por mantenernos a Sonia y a mí.
-¿Y tu padre?- pregunto con delicadeza, por si le pasó algo.
-¿Y a ti que te importa?- pregunta él con designación.- Yo a ti no te pregunto por tu vida privada.- Se queda callado y se levanta.- Será mejor que vaya ya a por mi hermana.
Y se va. Bien Claudia, que manera de cagarla tan fácilmente, debía haberme imaginado que estaría muerto. Me quedo mirando a Maya, que corretea en la hierba.
Al cabo de unos minutos, viene con la lengua afuera y se tumba a mi lado, debe estar cansada. Le pongo la correa y vuelvo a mi casa.
Cuando abro la puerta, veo que mi hermano está en la cocina bebiendo agua.
-¿Por qué haces los deberes aquí?- pregunta él.
Tiene el pelo castaño, y lleva flequillo. Los ojos los tiene como yo, en verdad nos parecemos bastante. Es alto, y tiene pinta e niño bueno-pijo. Es más, casi siempre lleva jersey y camisa.
Es muy inteligente, como yo. Siempre ha sacado dieces en todo, y tiene un montón de premios. Me llevo muy bien con él, mejor que con mis padres, aún que él sea tan perfeccionista como mi madre.
-Tengo que hacer un trabajo con Álvaro.- digo yo mientras cierro la puerta.
-¿Qué Álvaro?- pregunta.
-Álvaro Duato, el vecino de la casa de al lado.- respondo.
La cara de desaprobación que pone hace que me tenga que morder la lengua para no reírme.
-¿Nuestro vecino? ¿Ese que tiene una moto y tiene un piercing?- pone cara de asco y yo asiento.- ¿En serio no podías ponerte con alguien mejor? Hasta con Celia.- contesta él.
-No infravalores a Celia.- (siempre la llama estúpida)- Y lo ha elegido el profesor, no yo. Créeme que me hace menos gracia que a ti.- digo sentándome en una silla. Con suerte, ahora que no está Álvaro podré aprovechar para adelantar un poco sin que me estorbe.
-Claudia, Claudia, Claudia.- dice mientras se sienta en la silla de al lado.- ¿Tantos años y no has aprendido? En casos así, tienes que acordar con tu compañero que harás tú todo y luego lo pondrás a nombre de los dos.
-Lo sé, lo sé. Es lo que intenté, pero él no quiso.- digo suspirando. Él me mira con insuficiencia.
-Bien, pues apáñatelas. Como mamá se entere de esto no sales viva.- Se levanta de la silla, sé que no me cree, mi familia no tiene confianza en mí.- Y espero que todo se quede solo en un cutre proyecto.- responde él mientras se va.
Genial, ahora Rodrigo no me cree.
Me pongo manos a la obra, por suerte aún quedan unos minutos hasta que la tormenta vuelva a llegar.
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Como enero y diciembre
RomanceClaudia es una adolescente responsable y estudiosa. Sin embargo, Álvaro es completamente todo lo contrario. Mientras que Claudia pasa las noches leyendo, Álvaro se va de fiesta a conocer a gente. Poco a poco, irán cambiando su odio mutuo por un amor...