Capítulo 16

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Cuando me meto en la cama, no puedo olvidar la bronca que me ha echado mi madre. Nunca la había visto así... El buenazo de mi hermano le ha contado todo, todo lo de Álvaro. Incluyendo el viaje en moto y mi ausencia en voleibol. 

Si esta mañana me hubieran dicho como sería el día de hoy, no me lo hubiera creído. En verdad, si la mañana del lunes me hubieran dicho como sería esta semana, tampoco lo creería.

Todo por culpa de Álvaro, de ese dichoso niñato que se la suda todo. Desearía no haber levantado la mano en la clase de mates del lunes. A lo mejor así tendría mi vida normal. No hubiera pasado nada, un semana como cualquier otra.

Aprieto la cara contra la almohada. Mi familia ya no confía en mí, y lo mejor de todo es que yo no he hecho nada para merecerlo. Siempre he actuado como ellos desde pequeña me habían enseñado. Bueno, "casisiempre". 

Solo espero que llegue el viernes rápido, aún estamos a miércoles. El viernes podré descansar de Álvaro, podré no verlo. 

EL problema es el partido del sábado. Podría fingir estar enferma, pero a mi madre no le va a colar. Suspiro, asco de vida.

Viernes

El día de ayer (jueves) no ocurrió nada importante. Álvaro no me hizo demasiado caso, creo que ya no le doy tanto entretenimiento como antes. Ahora supongo que seré un juego pasado de moda para él.

Sólo, pícaramente, me invitó a subirme a su moto para llevarme al colegio. Lo hizo de broma, sabiendo que lo rehusaría. Y así lo hice. 

No sé si cuando me fui la tarde del miércoles Rodrigo y él hablaron. Y si lo hicieron, no tengo idea de lo que dijeron. Aunque me lo puedo imaginar...

Salgo de casa, esta vez no me encuentro con Álvaro. Debe de haberse dormido, o madrugado. Sea como sea, me alegro. 

Eso si, no puedo evitar la angustia de saber que hoy hay biología. Y que tengo que entregar un trabajo inexistente.

No creo que se lleve un gran porcentaje de la nota... Sino, estoy realmente jodida. Puede que estemos hablando de mi primer "0" de la historia.

Cuando toca la hora de biología, empiezo a ponerme nerviosa. No sé que hacer. Me dirijo al profesor de biología.

-Ehh... Señor Jabaloyes, he estado muy ocupada estos dos días y bueno... Hice algo del trabajo pero no... - aprieto los dientes sabiendo que la única parte del trabajo que está hecho es la mía, la de Álvaro en blanco.- ... logré acabarlo. Si me dieras tiempo para el lunes a lo mejor...- en el fondo quiero que me diga que no, no quiero otro finde con Álvaro en mi casa.

-Tuvisteis dos tardes enteras, teniendo en cuenta que el miércoles salís antes. No hay escusa que valga, a pesar de que tú siempre hayas sido una alumna excelente. Últimamente los profesores dicen que estás cambiando para mal. Y no podemos permitir que una alumna como tú, a estas alturas, desaproveche todo el trabajo que ha hecho a lo largo de su carrera estudiantil. Así que lo lamento, Claudia, pero tú y tu compañero o compañera tenéis que ir al despacho del director.- mira su reloj.- inmediatamente.

Y como no, otra vez al despacho del director. La puñetera CUARTA vez en esta semana. Al final van a acabar por expulsarme. Y el puñetero cobarde de Álvaro ni siquiera ha venido.

-Mi compañero no ha venido...- respondo con la voz rota.

-Bueno, pues tú. 

Dichoso Álvaro. Maldito Álvaro. Estúpido Álvaro. Puñetero Álvaro... Repito eso hasta llegar al despacho del director. Un extraño impulso en mí me dice que no habrá la puerta, pero no puedo liarla más.

Cuando entro, la cara del director se torna en amargura.

-¿Otra vez aquí?- pregunta él.

-Sí...- susurro yo sentándome en la silla.

-¿Esta vez qué ha pasado?

-No he entregado el trabajo de biología.

Él me mira.

-En resumen, no solo está bajando tu comportamiento, sino también tu rendimiento académico.

Cuando lo dice, me doy cuenta de que tiene razón. Álvaro está bajando mi comportamiento y mi rendimiento académico.

Empieza a darme un sermón sobre que si estoy yendo por el mal camino, que tengo que ser como antes, que acabaré mal, que los profesores van a cogerme manía, que si estoy acumulando muchas faltas... No sé durante cuanto tiempo, pero a 30 minutos llega.

-... Así que Claudia, lamento tener que hacer esto... Lo hago por tu propio bien, yo ya no sé que hacer. No me queda otra salida que informar a casa.

Noto como si el corazón se me parara durante 1 segundo, no puede ser. Si mi amdre se entera de que no he entregado el trabajo de biología, y la cantidad de faltas que tengo (la mayoría junto a Álvaro) me va a matar.

-Por favor, no. Mejoraré, lo prometo.- logro decir.

-En un futuro me lo agradecerás. Ahora, de momento, puedes irte.
J




Como enero y diciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora