Capítulo 19

1.7K 116 132
                                    

"¡Baby!... eres tan predecible" - una sonrisa engreída y victoriosa retumba por toda la sala del departamento de Jorge. Claudia se mira fijamente al espejo con altivez,  detallando cada aspecto de su aparente depresión... lentamente recorriendo su atuendo resaltado por: un conjunto deportivo con buzo, cabello desarreglado y un cutis libre de maquillaje que inspira a simple viste a una mujer profundamente dolida, presencia que no es digna de su frivolidad.

"¡Clau! hice todo lo que pude, ya mi marido se encargó de convencer a tu amorcito". - Diana deja de leer algunos mensajes de textos y se levanta tomando su bolso,  para despedirse de su amiga.

- Y te lo agradezco, Diana... es mi oportunidad de retener a Jorge.

- Aún sostengo que mi cuñadito tiene a otra tipeja rondando, y si lo de hoy no resulta... tendremos que averiguar quién es.

Claudia coloca una sonrisa perversa: "Y si la encuentro, sabrá que haberse metido con él ha sido su peor error,  Jorge es mío..."  - ella toma un retrato donde sale junto a Jorge:
"Y no estoy dispuesta a tirar a la basura, los años invertidos en él".

Diana suelta una pequeña sonrisa presumida: "Ya te dije que la solución es un embarazo... ¿Cómo crees que logré obtener el amor incondicional de Javi?"

Claudia la observa muy pensativa, al seguir escuchando a su amiga.

- Yo sí amaba a Javier,  pero él era un maldito perro... el tipo me encantaba y más la estabilidad económica, digo es un arquitecto muy cotizado... sólo tenía que retenerlo, y ya ves.

- Ahora están Luciano y Patricio.

- Exacto... ¿Sabes que se puso histérico cuando supo que "se me habían olvidado tomar los anticonceptivos"? y míralo ahora... adora a ese par.

- Créeme que tendré presente tú consejo...  por ahora déjame manejarlo a mi modo.

Claudia se despide con un abrazo y dos besos en cada mejilla.

- ¡Gracias amiga!

- De nada, hoy por ti y mañana por mí. Estuvo deliciosa la cena.

- Voy a desaparecer las bandejas del sushi, para que siga creyendo que me eché a morir por él.

- Bien,  ya sabemos que el tipo se siente culpable por lo que te hizo... ahora demuéstrale tu "amor".

...

- ¿Desea su helado con brownies o chispas de colores?

Varios quejidos se escuchan en murmuros y pequeños silbidos: "Vamos joven,  ¡Apúrese!"

Silvia siente como una pequeña mano jala la manga de su chaqueta, asustándola un poco:
"¿Quieres los dos, cierto? yo siempre me tardo en escoger" - ella reacciona apenada al escuchar una aguda e infantil voz a su lado, mientras siente  la mirada obstinada de la heladera y las más impacientes detrás suyo... tímidamente observa de reojo a la niña que está junto a ella con crespos castaños y ojos marrones.

Ella estaba tan inmersa en sus pensamientos, que no sabe ni cuál sabor de helado pidió.
Cuando conducía sintió un profundo vacío en su estómago al sentir la repulsión de imaginarse a Jorge con su novia felices, como si nada. Decidió ir al centro comercial para comprar algunas cosas y las de Ludwin, y luego despejar su mente en una heladería.

- ¡Hola, disculpa!

Silvia apenas se gira para mirar a la cola de personas impacientes, con niños tomados de la mano.

Ella sonríe tímidamente dirigiéndose a la niña: "¿Qué escogerías tú?"

La nena alrededor de nueve años,  delgada y con una mirada despierta analiza el helado de Silvia.

¿Sabes cómo Amar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora