¿Sabes cómo Amar?

Capítulo 54

Dedicado a esa gran amiga, que lleva un año esperando este capítulo. Steff-Petrillo

Un gran silencio reina en medio de Silvia y Jorge, ambos sentados en la mesa con cubiertos en manos, manteniendo un juego de miradas buscando adivinar el pensamiento del otro, sin que se les note esa espinita de intriga.

Él toma la iniciativa de romper con ese silencio incómodo, fileteando con los cubiertos, su primer bocado de la cena.

- ¡Buen provecho! - agrega con la mirada inquisitiva en ella, buscando acaparar su atención.

Al mascar, no gesticula ningún tipo de desagrado, pero tampoco expresa alguna placidez o complacencia. Solo se mantiene gentil ante los ojos de ella. Prosigue con más bocados que comienzan a verse forzados.

Ella simplemente juguetea con su platillo, bastante seria, sin ánimos de proseguir con esta cena.

- Jorge - detiene una de sus manos: - No te esfuerces. Si te soy franca, ni yo tengo apetito por este pescado.

Jorge ingiere de solo golpe otro bocado, sorbe un poco de vino y limpia las comisuras de sus labios con una servilleta.

- ¡Todo bien! - intenta restarle importancia.

- Finjes que está bien, porque no es así - se ofusca impotente: - Aún siento ese olor a quemado del horno. Vayamos a un restaurante.

Silvia recoge los platillos de ambos irritada y se coloca de pie encaminándose al la cocina, precisamente hacia el fregadero.

- ¡Hey! ¡Amor! - él la sigue: - No todo se echó a perder.

- Por lo menos admite que esto quedó pésimo - rebate: - No seas condescendiente. Odio que hagas eso, para ocultarme la realidad.

- ¡Oh, Silvia! Sí, pero fue mi culpa ¿¡Ok!? - apela: - No fue porque tú lo hicieras mal. En realidad, todo pintaba exquisito desde que comenzaste a preparar la cena.

Silvia deja los trastes a un lado girándose cruzada de brazos, encogida de hombros y apretando levemente sus labios bajo una mirada culposa.

- Pero debí resistirme un poco a tus provocaciones - auto arremete.

- ¿Ahora te molesta dejarte llevar?
- frunce el ceño incomprensible.

- ¡Obvio no! - admite sensible: - Pero debí aplazarlo un poc...

- ¡Sabes! - se acerca callándola con el dedo índice sobre sus labios, hasta acariciarlos embelesado con el pulgar y clava su mirada en aquellos ojos color esmeralda: - Espero que sigamos quemando más comidas.

Indudablemente, la hace estremecerse como nadie.

- ¡Te odio, Jorge! - musita sin poder ocultar que le encanta: - Es la primera vez que le cocino a alguien y me sales con esto - apostilla.

Él sonríe inocente acorralándola con las manos de lado a lado al borde del fregadero, mientras reclina el torso buscando dejar sus rostros frente a frente.

- ¿Tu primera vez? - insinúa pícaro, ella coloca los ojos en blanco conteniendo la risa: - ¡Qué rico! - ella le golpea por las costillas soltando una carcajada ruborizada.

- ¡Ay ya! - tose cesando su risa: - No puedo con tus libidinosos pensamientos.

- ¿Pretendes que los deje de pensar contigo cerca? - apela atrayéndola contra su pelvis, con sus fuertes brazos por aquella cinturita.