Capítulo 58

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Tiempo atrás...

Jorge mira el reloj de su muñeca cada 5 segundos, mientras una suave brisa acaricia sus mejillas y cabello. Camina de un lado al otro con algo de ansiedad, para entretenerse acomoda cada detalle de su refinando traje con la intensión de verse lo más impecable y atractivo posible.

- Más guapo ya no podrás ser, hermano. - mofa Javier -¡Relájate! - solicita tras darle un apretón en el hombro a su hermano.

Jorge apenas le da un par de toquecillos a la mano de su hermano, antes de soltar un cargado suspiro lleno de nerviosismo. Prefiere no emitir algún comentario, para restarle importancia a su inquietud.

Dando unos cuantos pasos, hacia un mirador, sostiene sus manos sobre la baranda con la mirada perdida en el horizonte hasta llegar al mar.

- No te arrepientas, por favor - susurra al viento suplicante, con una sensación de hormigueo en sus rodillas.

El sol comienza a descender, teñiendo los reflejos de hermosos rascacielos y las sombras de las personas peros más cercanas a él con un singular tono rojizo. Es un espectáculo, pareciera que el clima conspirara para darle romanticismo a la decoración e iluminación 'vintage' de la azotea del mejor restaurante francés de la ciudad.

Jorge sonríe al hacer su mirada a un lado, tras escuchar una voz familiar mientras le abren sus brazos.

- Estoy muy feliz por lo que están logrando juntos - apostilla con orgullo, en medio del abrazo.

Jorge siente que ese reconfortante soporte, lo acerca a los abrazos que sus padres le daban en su juventud.

- Gracias por estar aquí - él le dedica una amable sonrisa separándose al darle un paneo general a todo el lugar. Si suegra le da un leve golpecillo a un costado de su brazo.

- ¿Por qué me lo dijeron ayer? - le reprocha. - están locos, una invitación a una boda en el extranjero no se envía de un día para otro. - refuta incrédula y perfeccionista.

Jorge sonríe con travesura negando brevemente con la cabeza.

- Queríamos que vinieran los que siempre estarán soportándonos. - ambos carcajean, mientras Jorge se encoge de hombros despreocupado metiendo las manos en sus bolsillos.

A sus espaldas, una voz gruesa y autoritaria les interrumpe ante ese último comentario de Jorge.

- Esta vez lo aceptaré, sin reproches - ambos voltean al reconocer esa presencia, Jorge le extiende la mano en el acto con sumo respeto. Don Luis le estrecha con un apretón intimidante y juguetón. - Pero si embarazas a mi hija, no me lo cuenten cuando ya esté dando a luz.

Por primera vez en mucho tiempo, los padres de Silvia coinciden en algo asintiendo al mirarse brevemente y le lanzan miradas cómplices a su futuro yerno, dejándolo con una sonrisa congelada de felicidad ante este destello fantasioso imaginando ese escenario.

Pero esa sonrisa no dura mucho, cuando su mirada comienza a recorrer lentamente el caminar de Silvia adentrándose a las instalaciones, esbozando una amplia sonrisa hasta sonrojarse cuando cruzan miradas. Jorge siente como corazón late con plenitud, hinchándose en su pecho.

Jamás la había visto irradiar tanta luz en su mirada, mezclada perfectamente con una timidez que le hace vibrar al verlo acercarse con un semblante embelesado.

Al encontrarse en medio, se miran a los ojos por un momento sin siquiera tocarse. Se sonríen profundamente conmovidos y extasiados, se están tocando el alma. Él toma sus manos y las besa hasta terminar aspirando el aroma y calidez de su piel, sin apartarle la mirada de sus ojos.

¿Sabes cómo Amar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora