Capítulo 11.

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Luego de lo que paso anoche caímos rendidos.
A mi me costó un poco más dormir, pues no era mi cama y sea lo que sea que haya hecho antes no me sentía tan bien durmiendo ahí.
Quizás era pena.

Rubén dormía plácidamente, tenía su mano en mi cintura.

No roncaba, no se movía, solo sentía su respiración en mi cabeza. Yo por mi parte si me movía y mucho hasta encontrar mi perfecta posición para dormir . Aunque esta vez no me costó tanto encontrarla.

Mi espalda estaba estaba pegada a su pecho desnudo.

Cerré los ojos y recordé lo que había sucedido minutos atrás.

Y así fue como me dormí con una sonrisa en mis labios.

Había sido una de mis mejores noches.

(...)

Tenía al rededor de quince minutos despierta, estaba pensando en una maniobra para pararme de allí sin despertar a Rubén e irme al trabajo.

No sabía que hora era, pero no era tan tarde.

Me moví un poco en la cama y me di cuenta de no tenía si siquiera mis bragas.

Cerré los ojos al sentir que Rubén se movía. Sus brazos se alejaron de mi cuerpo y volteé lentamente.

Él seguía durmiendo plácidamente pero ahora con una posición boca abajo dejando ver sus blancas nalgas.

Sonreí de lado, me causaba ternura.

Aleje esos pensamientos sin sentido y me pare de la cama sin hacer moviéndose bruscos.

Con excito logre mi objetivo.

Tapé con mis manos mis senos y rebusque en el piso mis prendas.

Luego de unos segundos encontré mi vestido y mi sostén.

No tenía ni puta idea de donde estaban mis bragas negras.
Miré en la cama, abajo de la cama, en el piso y nada.

Escanee nuevamente la cama y pude algo resaltaba debajo de Rubén.

—Joder. —susurré al ver que se trataba de la prenda que buscaba.

Ni modo, hoy me iría sin bragas y sin virginidad falsa.

Me coloque el sostén y el vestido y salí del cuarto.

En la sala había dejado mis zapatos anoche.

Los agarre y me di cuenta que había un gran gato amarillo atrás del sillón.

Lo salude con la mano como si pudiera entenderme, agarre del piso las llaves de mi carro y abrí la puerta del departamento.

Salí y Cerré.

(...)

—¡Hasta que al fin llegas!

—Lo siento, se me hizo tarde. —Kate me miró mal y era entendible pues había muchas personas esperándome y enfadadas.

—Mueve tu trasero. —   me empujó a mi consultorio y cerró tras ella entrar—. Ahora cuenta que paso anoche. Con lujos y detalles, quiero saber como la tiene, de que tamaño, como lo hace y como se mueve. —   se mordió el labio y echó la cabeza para atrás yo la miré con los ojos abiertos.

—Ay, baja la voz que te pueden escuchar.

—Ah. Que importa. ¡Cuenta!

—Es... —divague en mi mente encontrando la palabra perfecta—. Magnífico.

—¡Con detalles!— removió mis hombros yo asentí.

—Primero fuimos a cenar y habla...

—¡Eso no! —me interrumpió— Lo otro.

—Bueno fuimos a su casa, me beso y una cosa llevo a la otra y pues fuimos a su cuarto. Le hice un oral, y luego el me masturbo con su miembro, o sea frotandolo.. —mordí mi labio—. Luego con sus dedos. Y luego lo introdujo y llegamos al clímax. Aunque el se vino en mi vientre porque lo sacó, olvidamos usar protección. Pero luego lo introdujo nuevamente duro y fue lo mejor del mundo.

Ella sonreía a más no poder:  —Puta.. Quiero un novio. — sonrió de lado—. Te recomiendo que de igual forma te Tomes la pastilla del día siguiente.

—Si ya lo hice.

Tenía bajo control, cuando llegue a casa lo hice.

—Bien. Y no me dijiste como la tiene. —   pícaramente me recordó.

—Es grande. — Intenté hacer el tamaño con mis manos y ella abrió los ojos.

—Vaya.. Trauma.

—Tu preguntaste. — comencé a reír.

—Soy una chismosa de lo peor.

—Si y por eso perderemos a los clientes. Ya sal y hazlos pasar.

(...)

Una llamaba entrante a mi teléfono hizo que dejará de atender a mi paciente.

No vi quien era, solo atendí.

¿Hola? dije.

Hola, preciosa.Tenía una hermosa voz de recién despertado. Que delicia—. Dejaste algo en mi cama.

¿Ah si?  Me hice la desentendida jugando con mi cabello.

Si.

Te la puedes quedar. reí.

La guardaré como un tesoro.

Esta bien.le respondí, sentía mi nariz calentarse. 

¿Quieres ir a desayunar , muyaya?

Estoy trabajando, Rubén. Será para en otra oportunidad. —sonreí de lado.

Oh. Okay. Ten un buen día.

Tu igual. Besos.

Él rió. -Besos recibidos.

Colgó la llamada y yo volví a la chica. Ella seguía acostada, pero viéndome fijamente. 

—¿Sabes? —Dijo ella—. Una vez tuve un novio que se llama Rubén.

— ¿Ah si?— ella asinrió—Eso es genial. Que causalidad. - Le sonreí poniéndome el guante en la mano, tratando de ocultar lo poco que me importaba.

—¿Genial? — bufó—.   Ha sido lo peor que me ha pasado.

La chica de cabello naranja se acostó en la silla viéndose más pequeña de lo que era.

—Pues lo siento.—dije.

—No, yo lo siento mas. Créeme. —negó con la cabeza.

Vaya, para que ella hablé así, debió de ser muy mal.

Aunque tampoco me importa mucho. Ahora mismo estaba solo él en mi mente.


Juntos »Rubius.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora