— Llegamos.
Habló Rubén por fin, durante todo el camino no me había dirigido la palabra. No me molestaba ese silencio que había, no era incomodo, y estaba bien.
—¿Me puedo quitar esta venda? — Pregunte volteando mi cara hacia donde se suponía que estaba él.
Escuché una pequeña risa salir de sus labios. Hice una línea con mis labios, ahora si comenzaba a ser molesto tener una venda en tus ojos.
Hasta quizás él estuviese burlando de mi y yo ni cuenta me he dado.
Sentí su mano sobre la mía.
Mi mano estaba descansando en mi pierna izquierda, por ende al tomarla él, tocó mi pierna. Causó que me erizara.
— Tranquila. Falta poco.
Soltó mi mano y bajó del carro. Supuse que iría a mi puerta y ayudarme a bajar ya que no veía nada.
Y eso hizo.
— Ven.— Me dio la mano y bajé sin soltarlo.
Pude sentir el camino algo extraño, no era asfalto, cerámica o algo así. Podría jurar que eran piedras.
— ¿No vas a matarme y luego enterrarme verdad?— Él se carcajeó, y aunque no lo crean mi pregunta iba en serio.
— Deja de ser paranoica, confía en mi. — Su suave voz inundó mis tímpanos, su boca estaba en mi oído izquierdo.
¡Jesús!, que hombre.
Inconscientemente me mordí el labio inferior.
Luego de un par de minutos caminando sobre piedras o yo que sé, él paró.
— Hemos llegado, preciosa.
Pude sentir sus dedos en la fina tela que cubría mis ojos, impacientemente los abrí de golpe.
Mi vista quedó fijada en una pequeña mesa muy bien decorada. Aventuré más mi mirada y vi todo lo que nos rodeaba, era un especie de jardín artificial, era precioso, habían muchos arbustos, rosas, y un montón de flores que no pude identificar. El lugar solo lo alumbraba unos candelabros.
Era sencillamente perfecto.
Nunca había venido a éste lugar.
— Está hermoso..— Tapé un poco mi boca con mis manos ocultando mi sonrisa.— Te has lucido, Rubén.— Lo abracé de lado y él me guió a una de las sillas que estaban ahí.
— Me gusta que te guste.— Se sentó al frente de mi.
— Si, es que te haz pasado.— Le sonreí.
Rubén estaba tan alegre como yo, se notaba que estaba nervioso y que también había planeado todo ésto muy bien.
—¿Por que hiciste todo ésto?—Lo miré, sus ojos avellanas estaban muchísimo más claros, supuse que era por la luz del candelabro que estaba a su lado.
Rubén estaba vestido muy casual al igual que yo. Gracias a Dios que había elegido este vestido tan cómodo que iba tan bien con esta ocasión porque sino.. me vería como una completa ridícula con vestido de gala y Rubén tan a la ligera.
— Lo hice para conocernos mejor.
Yo me quedé helada ante su respuesta. Sonreí y recordé el día del beso en el auto que le dije que debíamos ir de otra forma y el aceptó. Rubén quería ir de una buena manera.
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Juntos »Rubius.
FanfictionAunque a veces quiera huir lejos de ti, a tu lado siempre estaré.