Capítulo 14.

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Ya llevaba aquí una hora y media y yo seguía aun con mí uniforme.

Rubén aun no despertada porque le habían puesto sedantes, calmantes para el dolor de estómago, más el suero que pasaba por sus venas.

Así que iba a estar un rato más dormido.

Yo lo miraba de vez en cuando desde donde estaba el sillón grande.

Mangel se había ido a buscar ropa para "Rubius", como dice el. Y Eva a la universidad.

Entonces solo quedamos Alejandro y yo.
Era medio incómodo para mí, él estaba en Twitter y yo a su lado viendo de vez en cuando lo que hacía con el rabito del ojo.

No, no miraba porno.

—¿Tienes Twitter?

Él me preguntó y yo negué con la cabeza.

—Déjame crearte uno. ¿Si?

Sonríe y yo le digo que si en un susurro.

Le di mí teléfono desbloqueado y él descargó la aplicación e hizo todo lo demás.

Yo no soy una fanática de las redes sociales, solo tengo what'sapp y Facebook.

Y bueno, ahora tendré Twitter.

—Seré tu primer seguidor. —sonrió y ahora tecleo en su teléfono—.Tu usuario es ____11.

—¿Y once por qué? —lo mire extrañada.

—Bueno porque yo lo creé. Merezco mérito.

Comencé a reír. Tome mí teléfono, y cambié la foto de perfil.

—¿Cual te gusta más?

Le pregunté, aunque ya tenía una en mente.

Siempre pido opiniones aunque se que hacer o que elegir.

¿No les pasa?

Él miró el carrete de fotos y eligió justo la que yo quería. Lo mire muy extrañada y le sonreí.

—Me haz leído la mente.

Él sonrió.

—¿No tienes hambre? —le pregunté.

Yo si tenia, recuerden que me pasé el almuerzo cuando vine hasta acá y nada que como aun.

—Un poquito. — bajó la mirada y yo fruncí el ceño levemente.

—Vamos a comer algo en la cafetería.

Propuse muy animada y él negó con la cabeza.

—Lo siento... Pero no traje mí cartera ni nada.

—No importa. Yo invito.

Él negó con la cabeza nuevamente.

—Anda.. Se que tienes tanta hambre como yo. No te preocupes, deja la pena.— tomé su brazo y lo hice parar del sofá.

(...)

—Hostia, Gracias. — me sonrió antes de darle una mordida a su sándwich—. Si que tenía hambre. —Habló con la boca llena.

—Si. Escuche tus tripas cuando veníamos en el ascensor, y de nada. Se que harías lo mismo si me encontrara yo en tu situación.

—Si que si.

Sonrió y seguimos comiendo.
No era el gran almuerzo pero algo era algo, y más viniendo de una cafetería en un hospital.

Así que no nos quejamos.
Mire su camisa y sonreí.

Juntos »Rubius.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora