Merian
—Y ¿bien? —estoy en la hora de la comida junto a Alexis, que lleva un buen rato preguntando acerca de cierto hombre maduro que conocí la tarde anterior.
—Apenas hemos compartido unas cuantas palabras, solo sé que se llama Demian —no creo que hablar sobre un total desconocido sea algo relevante, a pesar de todas las sensaciones que logró provocar en mí.
Para mi buena suerte, la presencia de dos chicos logra frenar los intentos de ésta, de seguir hablando sobre el tema.
—¿Os importa que nos sentemos? —pregunta uno de ellos con educación.
—Para nada – les respondo con amabilidad.
Alexis me mira con reproche y no entiendo la razón, parecen muy majos y nada me gustaría más que hacer nuevos amigos.
—Él es Robert y yo André. —se da a conocer el moreno, mientras señala a su acompañante. Un rubio de ojos verdes con una sonrisa encantadora.
—Esta rubia tan guapa es mi mejor amiga Alexis y yo me llamo Merian, encantada de conoceros —nos doy a conocer, mientras espero que mis palabras hayan conseguido que Alexis empiece a bajar la guardia.
—Encantados chicas. Me suena de haber visto en algunas clases, ¿Ya sabéis que especialidad vais a escoger? —habla por primera vez el rubio. Los miro, con la intención de buscar en mi memoria sus rostros. Nada, suelo prestar demasiada atención en las clases y apenas he conseguido conocer a alguno de mis compañeros.
—Pediatría —les responde Alexis —¿Y vosotros?
—Yo médico y el cirujano, la pareja perfecta —responde André divertido, lo que nos hace sonreír.
Nos enfrascamos en una pequeña conversación y es imposible no emocionarse con sus historias. Hace poco más de un año que viven juntos, tuvieron que abandonar sus casas debido a que los padres no se han tomado nada bien que hayan decidido estar juntos. No puedo llegar a entender cómo algunas personas prefieren perder a sus hijos, antes de apoyarlos y quererlos tal como son.
—Es increíble lo mucho que se quieren—sonríe—Su historia se parece mucho a la nuestra—hace referencia a su relación con Henry. Razón no le falta, los padres no aceptan ninguna de las dos relaciones y por esa razón han decidido dejar a sus hijos de lado, muy razonable. Con padres así quien quiere enemigos.
—Sí, los tres tenéis unos padres ejemplares—suelto con ironía—Parece cierto eso de que lo ricos se parecen—termino por decir en voz baja. Se, que no debería hablar con ese tono de voz sobre los padres de mi amiga, el caso es que nos les caigo bien y ellos no me caen bien. Fin del tema.
—Hace nada me dijiste que dejaran de lado el orgullo y...
—Y lo harán, de eso estoy segura—la miro—Son tus padres, podrían haber entendido lo tuyo con Henry desde el principio y no hacerte pasar por toda esta mierda. Has pasado de vivir en una mansión con mil habitaciones a ser prácticamente mi vecina, ¿ves a donde quiero llegar? —estoy enfadada y no me importa. Hay cosas que no entiendo y esta es uno de ellas, las personas que deberían quererla por encima de todo la han dejado a su suerte.
—No son unos monstruos, ¿vale? Solo quieren que aprenda la lección, a valerme por mí misma y lo estoy haciendo, llevo muchos meses viviendo por mi cuenta y me va bien. —su frialdad no me sorprende.
—¿Qué lección? —pregunto con el señor fruncido— Prácticamente te han echado de casa, solo quieren que te des cuenta por ti misma que vivir con un "muerto de hambre" no es bueno para ellos y para las personas que los rodean. —cierro los ojos con la intención de calmar mis nervios. Tengo un temperamento difícil de dominar y siempre acabo diciendo cosas que acabaré lamentando.
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Unidos por el destino ©
RomanceÉl: un hombre al que la vida ha golpeado sin piedad hasta convertirlo en un ser frío y sin corazón. Anclado a una vida de la cual no puede deshacerse, obligado a permanecer entre las rejas de una mujer sin escrúpulos, que se niega a entregarle su ta...