Demian
"No sé qué estás tramando, pero no pienso permitir que juegues con Merian de esa manera, es demasiado buena para ti. Tienes un día para decírselo y para asegurarme de ello, nos vemos esta noche. Alexis"
Mierda. No me puede estar pasando esto, no ahora que las cosas al fin se están arreglando. Ahora entiendo la razón del comportamiento que tuvo conmigo esta mañana. Ha estado distante y todas las palabras que me ha dirigido iba con segundas. Tengo que hablar con esa chica y cuanto antes mejor, no permitiré que nadie se meta en mi camino.
Dejo el equipaje en el suelo para sacar las llaves del bolsillo, abro la puerta y la dejo pasar primero. La sigo con la mirada expectante. Quiero que se sienta cómoda, con la intención de sentirse mejor que en su propia casa.
—Es precioso. – sus ojos escanean la gran estancia con la boca abierta.
—Me alegra que te guste, ¿quieres ver lo demás? – sonríe encantada y se quita la chaqueta antes de seguirme hasta la habitación principal.
Dejo las maletas en el vestidor, para que Nancy pueda colocar todo en su sitio. No quiero que Merian lo haga, aunque sé que se va a sentir un poco incómoda al saber que otra persona la estará atendiendo. Me quito también la chaqueta, antes de coger su mano y recorrer todo el apartamento. La pequeña biblioteca, mi despacho, la sala de la televisión.
—¿No es muy grande para una sola persona? – nos sentamos en el sofá en cuanto volvemos a la sala principal.
—Lo es, pero me gusta tener mi espacio y esto me viene bien, además no vivo solo. –me mira con interrogación y antes de poder hablarle sobre Nancy, la puerta principal se abre.
—Cariño, ¿por qué no me has llamado anoche? estaba muy preocupada. – en cuanto su mirada se topa con la de Merian, sus ojos se iluminan.
—Lo siento, no volverá a pasar. Ven, quiero presentarte a alguien. –se acerca con una gran sonrisa y sé que se muere de ganas por hablar con la chica tímida que tengo a mi lado.
—Cariño, esta encantadora mujer es Nancy, la ama de llaves y la mujer que me ha criado, Nancy, ella es Merian, mi preciosa novia. – tal como esperaba, Nancy no tarda en engullir a mi chica en uno de esos abrazos que solo tiene reservados a para mí.
—Eres más hermosa de que lo que me imaginaba, no sabes la alegría que me da conocerte cariño. Bienvenida a la familia. – suelto una carcajada ante el entusiasmo de Nancy.
—Yo también me alegro de conocerla, y muchas gracias. – las dos empiezan a hablar sin hacerme el más mínimo caso, por lo que decido ir hasta mi despacho para resolver una cosa que tengo pendiente.
—Vuelvo en cinco minutos. – asienten sin apenas dirigirme la mirada.
Estoy feliz por el hecho de que las dos se hayan caído tan bien, eso va a ser que las cosas sean más llevaderas. También tengo que hablar con mis padres, pero lo haré en otro momento, necesito tener un poco de calma y disfrutar de estos días. Me siento en el sillón mientras marco el número de la persona con la que necesito intercambiar alguna que otra palabra.
—¿Has hablado con ella? – la voz de Alexis suena fría y llena de odio.
— No y no lo voy a hacer de momento.
—Estás jugando con ella y no lo pienso permitir. Ya ha sufrido mucho a lo largo de todos estos años, aunque ella diga todo lo contrario, no se merece lo que estás haciendo. Pensé que eras otro tipo de hombre, pero al parecer me equivocaba... – hay que ver lo mucho que habla esta mujer.
—No estoy jugando con ella. Cuando la conocí jamás pensé que ella llegaría a sentir algo por mí, sé que no la merezco y puede que hay otro hombre por ahí fuera que pueda estar a su altura, pero nadie la va a querer tanto como yo. Lo único que quiero es hacerla feliz. Quiero que sepas que ya no estoy casado y no sé lo que he contado a Merian porque me niego verla sufrir por mi culpa. – odio demostrar vulnerabilidad, este no soy yo. Pero, necesito que esta chica me crea.
—No puedes ocultar algo como eso Demian, cuando más tarde se entere más daño le harás.
—Lo sé, pero tengo miedo de que me deje, no lo soportaría.
—La que has liado tú solo.
—Lo voy a arreglar, confía en mí.
—De acuerdo. Siento haber reaccionado de esta manera, pero tienes que entenderme. Nos vemos esta noche, quiero arreglar las cosas con ella y pedirte disculpas en persona.
—No te preocupes, no es conmigo con el que tienes que disculparte y eso lo sabes.
—Esta noche lo arreglaré todo, lo prometo.
—Hasta luego.
Dejo caer la espalda contra el respaldo del sillón, mientras cierro los ojos con fuerza. Mi cabeza ha empezado a doler con demasiada intensidad. Tengo que hablar con ella y cuanto antes mejor. Solo deseo que entienda las razones por las cuales he decidido ocultarle algo tan importante.
Sin previo aviso siento un pequeño cuerpo acurrucarse en mi regazo, la envuelvo con mis brazos mientras apoya su cabeza en mi pecho.
—¿Estás bien? – pregunta son deje de preocupación.
—Cosas del trabajo. –me duele mentir, pero en algunas ocasiones es necesario.
—Ya verás cómo todo se va a arreglar. Nancy es estupenda y muy cariñosa, te quiere mucho. —Y yo a ella, se ha tomado el papel de madre más en serio que la mujer que me trajo al mundo.
—Eso ha tenido que ser muy duro para ti, pero al fin y al cabo son tus padres y algún día os tenéis que sentar para hablar los tres, e intentar arreglar las cosas.
—Puede que lo haga, pero estos días te los dedicaré solo a ti, eres la única que me hace feliz.
—Y tú a mí, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
—Solo quiero verte feliz, por cada sonrisa que logre formar en tu rostro, gano un año más de vida.
—Entonces vivirás para siempre.
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Unidos por el destino ©
RomanceÉl: un hombre al que la vida ha golpeado sin piedad hasta convertirlo en un ser frío y sin corazón. Anclado a una vida de la cual no puede deshacerse, obligado a permanecer entre las rejas de una mujer sin escrúpulos, que se niega a entregarle su ta...