Capítulo 38

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Demian

—Lo peor llegará cuando la prensa meta las narices en el asunto– las palabras siguen atascadas en mi garganta y mi mirada persigue a Sandro que ha empezado a dar vueltas por mi oficina como una bestia enjaulada.

—Tenemos que pensar en algo e intentar que no se enteren de nada, todo esto es muy jodido y les dará igual que seas inocente, intentarán comerte vivo, la mierda se quedará ahí y todos los negocios que harás en el futuro se verán afectados de alguna manera. – cuando al fin decide dejar de hablar, vuelve a tomar asiento, pero, la preocupación sigue plasmada en su rostro.

—Me da igual – en el momento en el que esas tres palabras salen de mi boca de forma tan indiferente y tranquila, Sandro me mira con confusión y asombro.

—Llevas dieciséis años partiéndote la espalda para sacar la empresa adelante, ¿y me quieres dar a entender que todo ese asunto te da exactamente igual?

—Voy a ganar el juicio, porque no tiene pruebas ni testigos para que me sigan implicando en algo tan descabellado y fuera de lo común, pero, hasta que ese momento llegue, todo el mundo sabrá el motivo por el cual estoy acusado, mis ex suegros se van a encargar de ello, eso quiere decir que todo se vendrá abajo.

— ¿Adónde quieres llegar?

—Empezaré a cerrar todos los tratos que tengo pendientes y me retiraré por un tiempo dejándote a cargo de todo, si aceptas.

Veo como los ojos de mi mejor amigo se empiezan a abrir tanto, que pienso que en cualquier momento se le van a salir de las órbitas. No entiendo el motivo de su asombro, él mismo dijo que voy a salir perjudicado a pesar de mi inocencia y no pienso permitir que nadie hunda la empresa por la cual he trabajado tanto a lo largo de estos últimos años.

—No puedes simplemente dejarme al mando de algo tuyo así sin más.

—No te alarmes, solo será por poco tiempo, hasta que todo este escándalo logre calmarse.

—De acuerdo, solo acepto porque te veo demasiado decidido, pero, por lo menos dime porque has tomado tal decisión. –una pequeña sonrisa se empieza a formar en mis labios.

—Todos estos años me he refugiado en el trabajo para escapar de la vida que llevaba, me había acostumbrado a lo que tenía, pero, pienso en lo que tengo ahora y sé que ya nada me hace falta, necesito tiempo para despejarme.

— ¿Ella sabe algo sobre toda esta locura?

—Fue la primera en saberlo, no iba a tomar una decisión de tal magnitud sin hablar con ella antes, los dos estamos de acuerdo en desaparecer por un tiempo.

—Como veo que ya lo tienes todo tan claro, te ayudaré en todo lo que haga falta.

—Gracias hermano, te prometo que solo serán por unos pocos meses. – este verano quiero desconectar del mundo.

Su cabeza apenas se mueve en señal de asentimiento, eso es todo lo que necesito para saber que está conmigo al cien por cien, necesito a todas las personas de mi plena confianza a mi lado, no pienso dejar el trabajo de toda mi vida en manos de cualquiera.

— ¿Cómo está Jacob? – en el mismo instante en el que menciono al pequeño, su rostro se relaja y una pequeña sonrisa se apodera de su rostro.

—A pesar de todo el tiempo que lleva con nosotros, aún le cuesta un poco de integrarse del todo en la familia, en general todo va bien y él está bien.

—Es un niño que ha pasado por muchas cosas a su corta edad, ya verás que muy pronto se irá adaptando. – aquel pequeño me hizo pensar en mi hermosa chica y en la infancia que ha tenido. Espero de todo corazón que Sandro y el resto de su familia puedan lograr cicatrizar todas las heridas del pequeño rubio.

Unidos por el destino © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora