Merian
—No quiero ni pensar en el peso que cogeré con el paso de las semanas, tardaré meses en volver a la normalidad.
—No exageres, estar embarazada tiene sus consecuencias y el peso es lo de menos, porque lo importante es que el bebé y tú estéis bien.
—Sí, eso es lo importante. – ninguna chica de diecinueve años estaría preparada para un cambio tan grande, entiendo su poco entusiasmo. Está asustada.
—Mira, sé que tienes miedo, pero, no estás sola. Tienes a muchas personas que estarán pendientes de ti, te van a consentir en todo y serás algo así, como una reina. – una leve sonrisa se forma en sus labios, no es para menos, siempre le ha gustado tener el protagonismo.
—Creo que tienes razón, mis padres por fin están encantados con la idea de ser abuelos y me darán todo lo que les pida. Creo que estos meses me lo voy a pasar muy bien. – lo que yo decía. Nunca va a cambiar y menos ahora que ha recuperado su extravagante estilo de vida.
La sirena nos anuncia que la próxima y última clase va a comenzar, no tardamos en levantarnos, para salir pintando y llegar a tiempo.
Hace aproximadamente un mes desde que las clases han vuelto a empezar y prácticamente todo ha vuelto a la normalidad. A día de hoy todavía no sabemos nada acerca de lo que ha ocurrido en mi antiguo departamento, pero, eso es algo que no me tiene muy preocupada, porque no suelo salir de casa sin compañía. Desde ese día, Demian se ha vuelto un poco paranoico con todo el asunto.
— ¿Dónde vais con tanta prisa? – nos paramos en seco ante los fornidos cuerpos de André y Robert, que nos impide seguir con nuestro camino.
—Tenemos clase al otro lado del campus y no queremos llegar tarde. – a ninguna de las dos nos gusta llegar tarde.
—Está bien, solo queremos deciros que hoy es viernes, así que vamos a ir a recogeros e iremos a mover nuestros traseros en algún club y no os vais a negar, hasta esta noche – y del modo en el que han aparecido se han ido dejándonos algo confundidas.
—Al parecer tenemos planes para esta noche. – asiento con el ceño fruncido sin decir nada, pero, al recordar la clase que va a empezar en cinco minutos me dispongo a coger la mano de Alexis y salir corriendo.
...
—No creo que tú hermano me vaya a dejar salir esta noche, desde que se ha enterado del embarazo no ha parado de impedirme hacer cosas – tras la última hora –que, por cierto, hemos llegado tarde– nos dirigimos hacía la salida donde lo más seguro es que alguno de los chicos nos está esperando.
—Puede que por una noche no va a pasar nada – me encojo de hombros intentando quitar algo de peso al asunto.
— ¡No me lo puedo creer! Quieres salir y divertirte, creí que nunca iba a llegar este día y por nada me lo pienso perder.
—No seas exagerada, creo que por una vez no va a pasar nada si salimos y nos divertimos.
— ¡Que ganas tengo! – sonrío divertida al escuchar su pequeño grito.
— Ese grito solo puede significar una sola cosa. Fiesta. – mi sonrisa se hace todavía más grande al oír la voz de Demian.
No puedo evitar lanzarme en sus brazos encantada de poder verlo. Estos últimos días apenas hemos podido pasar algo de tiempo juntos, el trabajo lo mantiene ocupado la mayor parte del día. Lo que ha prendido de él en todos estos meses, es que es un adicto al trabajo. Enserio, creo que tiene un problema.
—Vosotros dos dais asco. –Alexis hace un gesto parecido al de querer vomitar, y yo solo me dedico a sacarle la lengua, ni su gesto ni el mío es muy maduro, pero es lo que hay. No puedo evitar recordar, los días en los que tenía su comportamiento al estar cerca de ella y de Henry.
ESTÁS LEYENDO
Unidos por el destino ©
RomanceÉl: un hombre al que la vida ha golpeado sin piedad hasta convertirlo en un ser frío y sin corazón. Anclado a una vida de la cual no puede deshacerse, obligado a permanecer entre las rejas de una mujer sin escrúpulos, que se niega a entregarle su ta...