Merian
Mi cuerpo se mueve de forma involuntaria al sentir una leve brisa acariciar mi rostro. Es cuando el sueño está empezando a abandonar mi cuerpo, permitiéndole abrir los ojos de manera perezosa, pero, con una gran sonrisa en el rostro, al recordar el lugar donde nos encontramos en estos maravillosos momentos. Extiendo la mano con intención de abrazarme un poco más al cuerpo de Demian, pero, el lado izquierdo de la cama está vacío.
Antes de poder hacer algún movimiento, siento como Demian tira de las sabanas dejando mi piel desnuda expuesta ante su visión.
—Estas sin duda serán las mejores vacaciones de la historia. – su voz me hace sonreír y todavía no he hecho ningún intento de cambiar de posición.
— ¿Qué haces despierto? ¿Y porque te has vestido?
—Creo que debo empezar a preocuparme ante esta actitud tan pervertida ¿Dónde está la muchacha inocente que conocí?
—Es culpa tuya y de tu cuerpo, es una combinación demasiado peligrosa para alguien tan inexperta como yo.
Suelto un pequeño grito al sentir como su enorme cuerpo envuelve el mío y puedo decir con toda la claridad del mundo, que este es el momento más perfecto y feliz de mi vida. Siento como sus labios van dejado huella de la nuca hasta mi hombro derecho.
—De inexperta nada señorita, es usted mi mayor placer y por muy egoísta que pueda sonar, me alegra que nadie haya podido disfrutar de tu piel.
—Y te tendrás que conformar con esta piel para el resto de tu vida, porque eres completamente mío.
— ¿Porque no meas a mi alrededor para marcar mejor tú territorio?, tengo entendido que a los caninos les funciona de maravilla.
—Sería una buena opción si no fuera asqueroso, pero me lo pensaré.
Los dos soltamos unas ligeras carcajadas ante nuestras tontas palabras, pero, en parte los dos sabemos que nos pertenecemos mutuamente y que a día de hoy nadie se puede interponer entre los dos.
—Ahora en serio, necesito que salgas de la cama y dejes de tentarme con tu desnudez, porque estas islas merecen la pena ser visitadas.
—De acuerdo, grandullón.
...
Las Islas Vírgenes de los Estados Unidos, es el lugar perfecto para perderse y tener la tranquilidad que uno busca. Es un buen aperitivo para empezar estas largas vacaciones. Pero, todo es un más maravilloso al tener al hombre que tanto adoro a mi lado y poder disfrutar de su mano de este paraíso.
— ¿Cuál habría sido tu actitud si te hubiera dicho desde un principio la verdad sobre mi matrimonio? – me encojo ante su pregunta tal pregunta.
—Habría salido corriendo sin mirar atrás.
—Cuanta sinceridad.
—No pongas esa cara, solo te estoy siendo sincera.
—Supongo que lo entiendo.
—La verdad es que no entiendo por qué piensas en algo que ya ha pasado.
Le veo encogerse de hombros mientras seguimos avanzando a través de la arena, con pasos tranquilos. La verdad es que no sé a dónde nos dirigimos, pero, segundos después mis dudas se aclaran al detenernos frente a un barco bastante grande, pero nada ostentoso.
—He pensado que estaría bien dar una vuelta. ¿Qué te parece?
—Me parece una idea estupenda.
Demian me tiende la mano para ayudarme a subir al barco, donde nos espera un chico no mucho más mayor que yo.
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Unidos por el destino ©
RomanceÉl: un hombre al que la vida ha golpeado sin piedad hasta convertirlo en un ser frío y sin corazón. Anclado a una vida de la cual no puede deshacerse, obligado a permanecer entre las rejas de una mujer sin escrúpulos, que se niega a entregarle su ta...