¡No me lo puedo creer!

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Y aquí me encuentro, a horas de empezar mi nuevo trabajo, con los nervios a flor de piel. ¿Cómo me acogerán? Eso de ser una de las nuevas me da tanto miedo...

Venga Adriana, ¡tu puedes!

Y llegó el gran momento... Me saludan, me abrazan como si me conocieran de toda la vida. ¿Puedo estar más feliz? No, creo que no.
Esto si es que es un equipo, ¡un gran equipo! Simpáticos, amables, cariñosos... ¡Ay, no quepo de felicidad!
Pero aún me queda una persona que no ha llegado todavía. Sí, estoy hablando de mi ídolo, la persona que me llena de luz mis días, la que me acompaña con su música en cada momento de mi vida... Pablo. ¿Cómo me recibirá? Puede ser que no me haga caso, ya que soy una simple trabajadora más. Además hay demasiadas personas, no se dará cuenta que hay alguien nuevo...

- Hola Pablete.- oigo como dicen.

Me giro y lo veo entrar. ¡Esto es demasiado para ! Había soñado tantas veces con este momento, con conocer a mi ídolo... es imposible no emocionarme.

-¿Que pasa Lolo?.- veo que contesta con una gran sonrisa puesta.

- Aquí con los compañeros pasando el rato, y esperando a que llegases.- le contesta.

Y es cuando veo que empieza a saludar a todo el equipo, uno por uno, dándole un abrazo a cada uno.

¿Ahora que hago yo? Vale, me están empezando a sudar las manos, me estoy poniendo muy nerviosa. ¿Me presento y le digo que soy nueva? ¿ O quizás pase de ? No la verdad. ¡Adriana relájate!

Cuando me quiero dar cuenta, siento que lo he dicho en voz alta, y las personas que tengo alrededor me están mirando como si estuviera loca. ¿Qué pasa, nunca os pasado esto? Lo que me hacen los nervios...

- ¿Y tú eres?.- me pregunta alguien que no puedo ver, pero se perfectamente de quién se trata.

- Emm... Hola, yo soy Adriana. Empiezo a trabajar hoy aquí.- digo tartamudeando.

No soy capaz de mirarlo a los ojos, estoy demasiado nerviosa. Parece que el corazón se me va a salir del pecho...

- Hola, encantado.- se acerca y me da dos besos. Creo que sabes quien soy.- me dice con una sonrisa.

Vale, estoy soñando. ¿Cuántas veces me había imaginado este momento?

-Emm, si claro que lo sé. Un gusto conocerte Pablo.- le contestó.

¡Dios, no puedo ni hablar! Quiero decirle que me encanta su música, pero me da demasiada vergüenza en estos momentos. Quizás otro día...

-Bueno Adriana, espero que todo te vaya bien. Ya verás lo buena gente que son tus compañeros, algunos más que otros.- dice de broma, riéndose.

Yo no puedo más que sonreír y asentir con la cabeza.

- Además, si necesitas algo no tienes nada más que pedirmelo a mí o a cualquier persona de aquí. ¡Y por último decirte que bienvenida!.- me responde.

- Muchas gracias Pablo.- es lo único que soy capaz de contestarle.

Y se marcha, sonriéndome por última vez.

Ahora mismo no si estoy soñando, o todo es realidad. ¿He hablado con Pablo? O mejor dicho, ¿me ha hablado Pablo? Dios, no me lo creo....
La próxima vez tengo que confesarle que adoro su música, ¿seré capaz?
Eso espero ya que, esta oportunidad no puedo desaprovecharla. ¡Tu puedes Adriana!

El buen amor es quererse bien Donde viven las historias. Descúbrelo ahora