Sensaciones nuevas

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Narra Pablo:
Esta noche he soñado con Adriana, y no se por qué. Tengo que reconocer que su entrada al equipo ha sido una bocanada de aire fresco. Verla todos los días, su sonrisa, sus gestos, cuando se sonroja cuando ve que la estoy mirando, su timidez... Es diferente.

Venga Pablo, no te entretengas más. ¡Al trabajo!

Voy al estudio, y me encuentro solo. Que raro... Empiezo a terminar unas maquetas que me quedaban cuando...

-Lolo ya, no sigas con eso.- explota en risas Adriana.

- Si es que no puedo parar de recordar la cara que se te había quedado Adri.- ríe también Lolo.

- Dios que vergüenza. ¡Calla ya!.- dice tapándose la cara con las manos.

Se está muriendo de vergüenza, lo .

-Ay que chiquitilla mi Adri.- le dice Lolo abrazándola.

¿Estaran estos dos juntos? Veo que tienen muy buen rollo, eso es lo único que se. No que pensar...

- ¿La última vez que me lo recuerdas eh?.- le sonríe Adriana a Lolo.

- A sus órdenes.- le contesta.

Prefiero que no se den cuenta que estoy aquí, yo como si no hubiera visto nada.

Voy a girarme a seguir con lo mio cuando me tropiezo con una silla y me caigo al suelo.

Dios me duele el tobillo, y mucho.

-¿Quién hay ahí?.- pregunta Lolo.

- No te preocupes, soy Pablo. Pero, ¿puedes venir? Que me he caído.- le digo.

Escucho como vienen corriendo y cuando levanto la cabeza los veo mirándome.

- Ay Pablo, ¿qué te ha pasado?.- me pregunta Adriana.

Veo que está preocupada, que bonita que es.

-Nada, que me he tropezado con la silla y aquí estoy, en el suelo.- digo riendo.

- Pero, ¿te has hecho daño?.- me pregunta Lolo.

-Sí, si no te preocupes.- digo intentando levantarme.

Pero en realidad me duele tanto, que al intentar levantarme me vuelvo a caer.

- No seas cabezota y espera a que te ayude.- me dice Lolo.

Me ayuda a levantarme y como puedo me siento en una silla.

- ¿Quieres que llamemos a un médico?.- me pregunta Adriana.

- No, no te preocupes. Dentro de un rato ya se me habrá pasado.- le sonrío.

Llaman a Lolo por teléfono y está un buen rato hablando. Al colgar nos mira y dice:

-Lo siento chicos, me tengo que ir, pero prometo que no tardo.

- No pasa nada, me quedo yo aquí con el.- le contesta Adriana.

- Entonces estás en buenas manos.- me contesta mientras le guiña un ojo a Adriana, la cual se sonroja.

Y Lolo se va, dejándome con ella y con un tobillo dolorido.

- Pablo, ¿hay vendas o algo para vendarte el tobillo?.- me pregunta.

- No me duele tanto Adri, enserio.- le sonrío para tranquilizarla.

- A mi no me engañas Pablete, dímelo anda.- me contesta.

Me conoce mejor que otras personas que llevan más tiempo conmigo.

- En el armario que hay en la esquina de la izquierda.- le digo.

Coge el botiquín y empieza a sacar cosas.

- Levanta un poquito el pie, que sino no puedo.- me dice dulcemente.

Intento levantar el pie, pero no puedo. Se da cuenta y me ayuda. Empieza a subirme el pantalón y a quitarme la zapatilla. Lo hace con tanta delicadeza...
Empieza a masajear la zona. La miro y está concentrada en lo que está haciendo.

Parece un ángel.

Cuando menos me lo espero ya ha terminado y me mira con un sonrisa.

-Listo señorito. Por cierto, ¿en qué piensas? Que te veo tan concentrado.- me sonríe.

- En la enfermera tan guapa que me ha curado el pie.- le contesto.

Veo que se pone más roja que un tomate.

Cómo me gusta verla sonrojada.

- Ay Pablo, no me digas eso.- ríe.

Me levanto de la silla, ya algo mejor. Y la abrazo, fuertemente. Siento como al principio se tensa, pero al poco tiempo se relaja y envuelve sus brazos en mi espalda, como yo lo estoy haciendo con ella.

- Ejemm, perdón por interrumpir. Venía a ver como seguías, pero ya veo que bien.- dice Lolo un poco celoso.

¿Celoso? Ni que fueran algo... ¿O a lo mejor si?

- Sí, ya estoy mucho mejor. Me ha cuidado perfectamente.- digo soltando a Adriana.

- Pues muy bien, ya me quedo más tranquilo.- me contesta.

- Por cierto, muchas gracias Adri.- me acerco y le doy un beso.

-De nada Pablo.- me sonríe.

- Bueno chicos, me voy a seguir, que sino no termino nunca.- río.

Y me voy, con un pie vendado y con una sensación extraña.

El buen amor es quererse bien Donde viven las historias. Descúbrelo ahora