Verdades después de noches de locura...

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El despertador empieza a sonar.

Joder, que dolor de cabeza.

Me incorporo de la cama, y empiezo a pensar que no se como he llegado aquí. Por mi dolor de cabeza se que anoche me emborraché y mucho, pero no me acuerdo absolutamente de nada.
¿Que habré hecho? ¿Quizás algo de lo que pueda arrepentirme? No se, la verdad es que prefiero no saberlo...
Comienzo a ducharme, con la intención de despejar un poco mi mente. Voy rápido, ya que me esperan dentro de poco para tomar un avión. Próximo destino: Canarias.

- Que cara de muerta que llevas hoy.- me dice Porty riendo, cuando llego al aeropuerto.

- No se como me he podido levantar de la cama.- le contesto.

- Lo que hace la resaca.- bromea Antonio.

- ¿Me lo vas a decir a mi?.- le digo riendo, sentándome.

No puedo con mi cuerpo, necesito descansar.

- ¿Cómo está mi fiestera preferida?.- me pregunta Lolo, dándome un beso en la frente.

Otro con el cachondeo...

Miro al frente y veo que Lolo no se encuentra solo. Viene acompañado de Carlos y además de Pablo.

¿Se puede estar más guapo? Que bien le quedan las gafas de sol...

- Buenas Adri.- dice acercándose, y besando mi mejilla.

- Hola Pablo.- le contesto, mientras bostezo.

- ¿Te fue mal la noche?.- me pregunta riendo.

¿Por qué se ríe? ¿Sabe algo que yo no?

- ¿Y ahora por qué te ríes joder?.- le digo enfadada.

- Nada, nada.- me contesta guiñándome un ojo y se va a hablar con las demás personas del equipo.

Me empiezo a encontrar muy mal y corro al baño. Sumerjo mis manos en agua y comienzo a hecharmela por cara y cuello.

Que mala que es la resaca.

Ya algo mejor, salgo del baño y me dirijo donde me encontraba antes. Y no hay nadie, seguramente todos se hayan montado ya.

Me han esperado y todo, si si...

Cuando entro en el avión veo todos los asientos ocupados, solo queda uno al lado de un hombre con muy malas pintas.

-¿Qué te pasa Adri?.- me pregunta Porty, el cual está sentado al lado de Pablo.

- Que el único sitio libre es ese.- le digo, señalándolo.

Porty y Pablo comienzan a reír, sabiendo el porque no quiero sentarme ahí.

-No pasa nada mujer, pero si te quedas más tranquila me siento yo. Quédate aquí.- me sonríe.

- Muchas pero que muchas gracias Porty.- le digo abrazándolo.

Escucho a Pablo reir.

Hoy está el señorito gracioso, y yo de muy mal humor.

El buen amor es quererse bien Donde viven las historias. Descúbrelo ahora