Salí de casa de Lyla cuidando de no despertarla. Subí a mi motocicleta, ya que así era como había llegado y conduje hasta mi departamento. Eran las 6 am.
Suspire con fastidio, ya que tenia que pasar al aeropuerto por Jessica. Me metí a bañar y al terminar Sali con una toalla rodeando mi cadera. Saque un pantalón de mezclilla y una playera blanca simple. Tome mi chaqueta de cuero negro y Sali del departamento. Tome un taxi y en todo el camino solo estuve pensando en lo que pasaría en tan solo unos minutos.
Mire la pantalla de mi celular, para saber la hora. 7:45 am. El camino al aeropuerto era un poco largo, y quizás dentro de 10 minutos llegaría, justo un poco antes de que Jessica llegara.
Sentía una presión en mi pecho que me impedía un poco respirar. Un presentimiento se apodero de mi desde el día en que ella me dijo ‘Tenemos que hablar de muchas cosas’ y sabia que, quizás no sería nada bueno.
De la nada, tome mi celular y comencé a teclear.
‘Pase lo que pase… Quiero que sepas que te amo, y eso no cambiara nunca. Zayn x’
Y pulse enviar.
Ahora, solo era cuestión de tiempo y valor, para terminar con todo lo que me atormentaba desde que Lyla había llegado. Mire por la ventanilla del taxi, y note como pequeñas gotas de agua resbalaban por el cristal. El cielo se encontraba cerrado por las negras nubes que amenazaban traer consigo una gran tormenta.
Cuando menos me di cuenta ya había llegado al aeropuerto. Pague y baje, corriendo para evitar mojarme. Entre al lugar, buscándola con la vista.
―Amor ― escuche su voz detrás de mí. Voltee a verla, y sin previo aviso y sin que pudiera detenerla se abalanzo sobre mí, besándome. ― Te extrañe mucho. ― Su rostro era iluminado por una ancha sonrisa.
―Vamos, te ayudo. ― Tome una de sus maletas y camine delante de ella. No podía seguir con esto. No podía seguir con esta relación que no terminaría en nada bueno.
Volvimos a tomar un taxi, que ahora nos llevaría a su departamento. Llegamos rápido y bajamos del vehículo, caminando hacia su edificio. Subimos hasta su piso y entramos, dejando las maletas en la sala.
― ¿Qué pasa? Pensé que iríamos a tu departamento bebe ― dijo con una sonrisa, mientras pasaba sus manos por mi pecho. Intento nuevamente besarme, pero ahora no lo permití. Di unos pasos hacia atrás, dejándola confundida.
―Ya no puedo seguir con esto… ― solté de pronto. Sus ojos se abrieron a tal grado de que casi se salen de sus orbitas. Sus manos se hicieron puños. ― Terminamos.
― ¡Tú no puedes terminar conmigo! ― grito con coraje.
―Sí, si puedo Jessica. ― dije con calma, tratando de no alterarme. ― No puedo estar más tiempo con alguien a quien no amo.
― ¡Desgraciado! ― se abalanzo sobre mí, golpeándome. ― Solo jugaste conmigo, con mis sentimientos. ― Sus ojos se volvieron llorosos mientras seguía golpeando mi pecho.
―Esa nunca fue mi intención. ― se alejo de mi, mientras seguía sollozando. ― Jessica, yo quiero que las cosas entre nosotros terminen bien.
―Tu no vas a dejarme ¿Entiendes? ― se giro, mirándome con desprecio.
―Claro que lo hare.
―No. Ahora menos que nunca. ― Su voz era fuerte, y sus palabras salían de su boca llenas de odio. De pronto, una sonrisa cínica se formo en sus labios y creí lo peor. ― Te casaras conmigo, quieras o no.
― ¡No lo hare! Entiende de una vez por todas que no te amo. ― grite, cansado de esta situación.
― ¡Estoy embarazada idiota! Y te harás responsable de este bebe que ambos engendramos. ― de pronto mi vista se nublo, y mi mente se mareo. ¿Ahora qué demonios haría? Maldije el haberme acostado con ella. Mi mandíbula se tenso y resistí el deseo de golpear algo. Respire profundamente, tratando de calmarme.
―Me hare cargo del niño… Pero no me casare contigo. ― dije, y sin más camine rápidamente hacia la puerta. Tenía que alejarme de ella. De todo.
―Lo harás o te juro Malik, que no lo veras JAMAS. ― grito, haciéndome parar en seco. Voltee hacia ella y la mire con rabia.
―Tengo el derecho. ― masculle.
―Eso ya lo veremos… querido. ― Su voz ahora fue calmada, acercándose a mí. ―Solo… piénsalo muy bien. ― aquella sonrisa cínica había aparecido nuevamente.
No pronuncie nada. Tome el picaporte de la puerta y Salí con rapidez. Había salido rápidamente de aquel edificio y tomado un taxi que me llevaría a mi departamento.
No podía para de pensar y maldecirme. Mi cabeza estaba que estallaba, y mi respiración era rápida. Mis ojos de un momento a otro se volvieron llorosos por la impotencia que sentía.
Había arruinado todo una vez más.