{Lyla}
Trataba de ver esta situación desde un punto de vista favorable y bueno. Pero era el caso, que mi mente no daba para cosas buenas en estos momentos. Deseaba volver a aquellos años, donde lo único que me importaba era con que muñeca jugaría al día siguiente con mis amigas.
Pero ahora estaba aquí, en Bradford, con casi 20 años, embarazada de mi aun no-novio y con su ex- novia igualmente embarazada. De solo pensar en todo eso la cabeza me daba vueltas.
Mire a Zayn, que se encontraba aun arrodillado frente a mí. Acaricie su rostro con lentitud, examinando cada facción de él. Sus ojos almendrados se encontraban cubiertos por una pequeña capa cristalina, que con un parpadeo desaparecería, cayendo por sus mejillas. Sus labios levemente separados, esperando quizás por los míos. Respiraba acompasadamente, mientras seguía mirándome.
―Discúlpame ― se levanto un poco y me abrazo, enterrando su rostro en mi cabello suelto. ― Lo siento tanto… Por hacerte esto. No lo mereces. ― susurra con un sollozo. No puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas, pero trato de retenerlas.
―Solo… solo quédate conmigo ― susurro, y lo rodeo con mis brazos, apoyando una de mis mejillas en su hombro izquierdo. Duramos unos pocos minutos así, en silencio.
De pronto, se separo un poco de mi. Me vio a los ojos, y después beso fugazmente mis labios. Sin previo avisto me tomo en sus brazos y se sentó conmigo en la cama, quedando sobre su regazo. Me acurruque en su pecho, buscando algún consuelo, o quizás un poco de calor.
Cerré mis ojos, cansada.
Algo inesperado para mí, hizo sobresaltarme. Una de sus grandes y tibias manos se coló por mi largo blusón tocando con delicadeza mi vientre, rozando con la yema de sus dedos, causándome escalofríos. La palma de su mano quedo paralizada en ese lugar. Levante mi vista hacia él, que me miraba con ternura.
―Ya quiero ver cómo crece tu vientre. ― hice una mueca y no dije nada. Le rodee el torso, acurrucándome contra el nuevamente.
― ¡Cállate! ― escuche mascullar a alguien. Mis oídos comenzaron a agudizarse y empecé a escuchar varios sonidos en mi habitación.
―Sigues sin responder a mi pregunta ― dijo ahora alguien con voz más baja.
Logan.
Abrí los ojos de golpe, pero no me moví, esperando escuchar lo que ambos tenían que decirse.
―Vine a verla. ¿Qué no puedo? ― contesto Zayn con un deje de ‘Yo puedo hacerlo porque soy su casi novio y padre del bebe que espera’. Pero eso no salió de sus labios.
―Creí que estaban mal. ― exclamo mi amigo con sequedad. ― ¿Que hiciste para que quisiera volver a verte? ― puedo asegurar que lo examino de pies a cabeza. Un amigo bastante víbora cuando se lo proponía.
―La amo ― mi corazón dio un saltito de felicidad ― y ella a mí. ¿Eso no es suficiente? ― Hablaban con voz baja, quizás cuidando de no despertarme. Misión no cumplida.
―Solo espero que no le hagas daño de nuevo. ― amenazo Logan ― No quiero volver a verla tan mal, tan depresiva. Si eso llegara a pasar nuevamente, juro que no controlare mis actos Zayn ― le llamo por su nombre. Ok, esto ya es grave. Nunca lo llamaba, o al menos que yo recuerde no.
―No lo hare Logan ― dijo ahora Zayn ― No me perdonaría el hacerle daño nuevamente.
―Bien. Más vale ― fueron las últimas palabras que se escucharon. La puerta se cerró secamente; escuche un suspiro cansado por parte de mi… no-novio y como caminaba hacia la cama.
Cerré los ojos, mientras sentía como se metía entre las sabanas y me rodeaba el vientre con sus manos.
―Se que has escuchado. ― murmuro sobre mi oído, estremeciéndome. ― Procurare poner el pestillo a la puerta para la próxima. ― Asentí suavemente.
― ¿A que ha venido? ― Lo sentí encogerse de hombros.
―No sé, pero en cuanto me vio se enfureció. Me saco dormido de la cama. ― dio una risita amarga. Beso mi cabello y apoyo su cabeza en uno de mis hombros. ― Te amo Lyla, jamás me cansare de decírtelo.
―Te amo mucho más Zayn. ― Me gire para verle, y poder besar sus labios. Sonrió entre el beso.
―Quiero que vayamos con mi madre ― soltó, dejándome anonadada. ― Mañana mismo.
―Pero… como le hare con Louis? ¿Qué le diré? Créeme que se preocupa más el que mi madre. Es muy… sobreprotector.
―Créeme hermosa, me he dado cuenta. ― dijo rodando los ojos ― Dile que iras a casa de Cher, y te espero una cuadra mas en frente.
― ¿A qué hora? ― dije luego de pensarlo por unos minutos.
―Lo más temprano que se pueda.
―A las 12:15 ¿sí? ― asintió. Me acomode entre sus brazos, y volví a dormir.
