17 de febrero de 2020
Corría tras Elliot, en una interminable tarea por quitarle su chupón. Aquel pequeño torbellino de cabello tan negro como la noche y enormes ojos azules –obviamente, sacados del tio Louis – había llegado a nuestras vidas para darle mas color.
―Vamos Elliot, ven con mami ― gritaba, buscando al pequeño de mi bebé, mirando por todos los rincones de la casa. Lo escuche chillar de alegría cuando vio entrar a su padre a la casa.
Sonreí para mí misma y Salí de la cocina –de donde había buscado inútilmente- para reunirme con mis dos amores. Zayn levantaba al pequeño del suelo, que tenía sus bracitos estirados hacia el para que lo hiciera. Beso ruidosamente la mejilla de Elliot para después comenzar a hacerle cosquillas.
―Hola papá ― salude mientras me acercaba a el, con una sonrisa en los labios.
― ¡Papi! ― Elliot rodeo con sus cortos y regordetes bracitos el cuello de su padre, ahora el besándolo.
― ¿Qué tal señora Malik? ― Zayn, con el brazo que tenia libre me rodeo por la cintura y me atrajo hacia el. Una sonrisa enorme se extendió por sus labios.
―Es que nunca te cansaras de decirlo ¿verdad? ― comente, levantando una de las esquinas de mis labios, sonriendo a medias.
―Jamás ― murmuro, y se acerco para besarme. ― Feliz cumpleaños veintitrés amor. ― dijo sobre mis labios. Volvió a besarme quedamente, para alejarse y mirar a su hijo. ― Elliot, ¿ya felicitaste a mami? ― mi bebé negó, y extendió sus brazos hacia mí para que lo abrazara.
―Gracias Zayn... ― le observe, mirando cómo se quitaba la corbata, y la lanzaba junto con su saco.
Me miro extrañado, y pregunto ― ¿Por qué?
Suspire ― Por darme todo lo que tengo. ― mire a mí alrededor y después a mi hijo. ― Este hermoso bebé ― apretuje suavemente a Elliot hacia mi ― tu amor… ― di unos pasos hacia el ― simplemente todo. Gracias. ― El sonrió, con esa hermosa sonrisa que caracterizaba a mi marido, me acerco a él como pudo, y me beso tiernamente, como solo el sabia.
―Sabes que haría cualquier cosa por ti… ― murmuro contra mi rostro. Sus ojos almendrados mirando fijamente los mios.
En ellos descubrí cuanto me amaba tal y como era, la facilidad que una persona puede amar a otra simplemente por mirarla directamente a los ojos, y descubrir lo maravilloso que es ese sentimiento.
Senti la suave y pequeña respiración de Elliot contra mi cuello. Dormia plácidamente entre mis brazos. Mire a mi bebé dormir, con su pequeño pulgar dentro de su boca, a falta del chupón.
―Dame, lo llevare a su cuna ― me dijo Zayn en cuanto se dio cuenta que Elliot dormía. Lo pase a sus brazos, acomodándolo bien, tratando de que no despertara y el subió con él en brazos hacia su recamara.
― ¡Zayn! ― Chille, riendo contra el cuello de mi marido mientras este besaba mi hombro y reía junto conmigo. Luego de unos segundos de que él había subido con Elliot en brazos, subí yo hasta nuestra habitación. Zayn había entrado sin hacer ruido, mientras yo me desvestía. ― Zayn ― murmure ahora. Deposite un beso en su cuello, haciéndolo estremecer.
Se separo de mi, y suspiro con resignación. ¿Por qué?
―Me encantaría estar contigo así, todo bendito día ― sus labios se posaron sobre los míos, atrapando mi labio inferior. ― Pero en... ― miro el reloj que portaba sobre su muñeca. ― 15 minutos, vendrán los chicos, a celebrar el cumpleaños de mi hermosa esposa.
