*3 semanas después*
El embarazo iba mejor. Habia tenido mi segunda cita con la ginecóloga y había confirmado que el bebé se encontraba sano, pero tenía que ir a esos chequeos.
Faltan menos de 2 meses para que mi vientre comenzara a abultarse, y tenía que darme prisa a dar la ‘gran’ noticia a mi familia.
Hoy seria ese dia en que confesaría sobre mi embarazo.
Eran las dos de la tarde, y esperaba con impaciencia a Zayn. Caminaba de un lado tratando de que mi desesperación, nervios y el tiempo, pasaran.
―He, tranquila Lyla… ― dijo Leslie entrando a la habitación. ― Creo que será mejor que estes abajo, para cuando Zayn llegue. Tratare de controlar a tu hermano.
Solo asentí, con las palabras atoradas en mi garganta.
Sali de mi habitación con las piernas temblándome por los nervios. Agradecia en estos momentos que Louis se encontrara en su habitación y no saldría hasta dentro de una media hora más. Zayn no tardaba en llegar… Pero teníamos que prepararnos. Mi cuerpo no podía soportar los nervios, y tenia que dejarlos salir. Temblaba como gelatina.
Baje las escaleras de escalón por escalón, sujetándome fuertemente del barandal de madera, tratando de evitar que mis piernas me fallaran, haciéndome tambalear y me hicieran rodar hasta el suelo.
Cuando llegue al último escalón, mi celular que tenia sobre la mano izquiera vibro, haciéndome sobresaltar. Mire la pantalla y me encontré con un mensaje de Zayn.
“He llegado. Ven por mi antes de que me desmaye. Estoy muy nervioso. Te amo. Zayn x”
Vaya que es bastante reconfortante su mensaje.
Pienso con sarcasmo y de un saltito bajo el ultimo escalón.
Camine con prisa hacia la puerta de la casa, y Sali por esta tratando de no hacer mucho ruido. Cerre con cuidado la puerta de madera y alze la mirada, encontrándome con lo que en estos momentos me daría fuerzas para poder llevar esta situación.
Bajaba del auto del rubio –que últimamente utilizaba mucho- casi en cámara lenta.
Vestia una playera blanca con cuello y los botones que tenia desabrochados. Llevaba puestos unos jeans negros casi ajustados a sus delgadas piernas y unas botas negras.
Dirigi mi mirada hacia su profundos ojos color miel, tratando de encontrar la tranquilidad que necesito, pero solo encontraba miedo y nervios en ellos.
Se acerco a mi con paso firme pero a la vez nervioso, y me abrazo.
Rodee su torso con mis brazos y acurruque mi cabeza en su pecho, aspirando su dulce fragancia.
Levante mi vista hacia su rostro, contemplándolo. Me separe un poco de el para verlo mejor, y este me sonreía dulcemente.
―¿Estas listo? ― pregunte con una pequeña mueca.
―¿La verdad? ― asentí. ― No, pero … me atendre a las consecuencias de lo que pase esta noche. ― dijo nervioso.
―No dejare que te hagan nada. ― murmure mirándole. Su mirada miel se encontró con la mia, y con el dorso de una de sus manos acaricio lenta y suavemente una de mis mejillas.
―Son dos contra uno… No creo que Logan se pierda el espectáculo. ― susurro contra mi rostro. Su aliento choco contra el, dándome a oler su delicioso olor a mentas.