Llegue a casa, aun procesando todo lo que había pasado el día de hoy.
Eran las 11 pm y lo único que me quedaba era llegar a mi habitación, tirarme a la cama y dormir un poco. Me sentía demasiado agotado.
Al llegar a mi habitación, me deshice de mi ropa, y me cole entre las sabanas frías de la cama. Deje caer la cabeza en la almohada, aun pensando en todo lo que ha sucedido. Me sorprendía lo rápido que llegaban a pasar las cosas.
Jessica y su estupidez por vengarse de mí. El embarazo de Lyla. Los golpes de Louis. Su necesidad por proteger a su hermana, aun a costa de su felicidad. Pero lo entendía. Si llegaba a pasar algo similar a Doniya, creo que me volvería loco.
Cerré los ojos, y caí en un profundo sueño.
―Lyla.. ―murmure en cuanto abrí los ojos. Me encontraba en el pasillo de mi departamento. Eran alrededor de las 6 am, cuando comencé a escuchar estruendosos gritos de dolor. Intente moverme, pero mis pies parecían clavados al piso. Ha unos cuantos metros de mí, entre la oscuridad, logre divisar una delgada figura femenina al borde de las escaleras. ―¡Lyla! ― grite, intentando correr hacia las escaleras, en un inútil intento. La mujer giro de golpe su rostro hacia mí, con sus brillantes ojos mirándome.
Logre ver el reflejo de una sonrisa en sus labios y como bajaba rápidamente los escalones.
Los gritos seguían, y mis pies comenzaban a aflojarse contra el suelo. Corrí lo más rápido que pude, aunque el pasillo parecía eterno, sin fin. Cuando llegue al borde de las escaleras mire hacia abajo, tratando de asimilar que la escena que tenia frente a mi no era cierta.
Baje corriendo, y cuando estuve frente a ella, tome a Lyla entre mis brazos con ella quejándose de dolor.
―Mi bebé ― murmuraba dolorida. ―Zayn… ― sus manos se aferraban fuertemente a su vientre.
―Resiste, por favor― sin poder evitarlo las lágrimas salían casi chorros por mis ojos. Mi rostro se encontraba empapado de aquel líquido salado que brotaba de mis ojos, mientras que caían pequeñas gotas en las mejillas de mi novia. ― ¡Lyla! ― grite al ver como su cuerpo perdía fuerza, y sus manos se aflojaban de su vientre. Saque del bolsillo de mi pantalón mi teléfono y llame a una ambulancia. ― Por favor, resiste mi amor ― dije entre sollozos ― ya llegaran por nosotros.
Su rostro giro hacia mí, contemplándome con las pocas fuerzas que le quedaban.
―Mi bebe, Zayn ― volvió a aferrarse a su vientre un poco hinchado. ― No dejes que muera ― su voz se quebró, y siguió llorando a causa del dolor, y la pérdida que estaba sintiendo.
―Lyla… Lyla. ¡Lyla! Por favor ¡NO ME DEJES! ― gritaba al ver como de pronto, sus ojos se cerraron y sus manos cayeron a ambos lados de su vientre. La abrace fuertemente, rogando por que la ambulancia llegara pronto. ― Por favor… ― murmure, pegando mis labios a su frente. ―Quédate conmigo ― La mire. Sus labios entreabiertos. Acerque mi rostro al suyo y bese sus labios, anhelando que reaccionara. Pero nada.
―Así tenían que ser las cosas ― dijo alguien frente a nosotros. Una voz femenina muy familiar. ―Ella era un estorbo entre tú y yo. ― Se puso de cuclillas frente a mí, mientras en sus labios se formaba una sonrisa perversa.
―Jessica… ¿¡Porque demonios lo hiciste!? Eres una perra… ― En aquel instante, me olvide que trataba con una mujer, y grite lo primero que salía de mi boca. ― Te voy a… ― su dedo índice se poso sobre mis labios.
―Tranquilo mi amor. ― murmuro ― Sh… Esto tenía que pasar. ― dijo sonriente. ― Ahora tú y yo podremos ser felices sin la intervención de esta puta. ― Tuve la necesidad de saltar sobre ella, pero recordé que sostenía el cuerpo de mi amada, y no podía dejarla. No quería.