Llegue al departamento hecho una furia. Entre y cerré la puerta de un tirón. A mitad del camino en el ascensor no había soportado, y había roto en llanto. Toda esa situación se me iba de las manos, y en un abrir y cerrar de ojos, mi oportunidad con Lyla, se había esfumado. ¿Cómo la vería a la cara?
Pero tenía que enfrentar esto como un hombre.
Había comenzado a tirar todo a mi paso, sacando la furia que se encontraba dentro de mí. Tenía que descargar mi enojo de alguna manera. Rompí varios adornos de cristal, y tumbe uno que otro mueble, para terminar golpeando la pared violentamente. Cuando por fin creí que todo mi enojo se había esfumado me deje caer en el piso, soltando las lágrimas nuevamente. Me sentía como un niño pequeño, frágil y débil. Un niño que necesitaba del consuelo de alguien.
―Zayn― unos golpes y una voz se escucharon en la puerta. ― Zayn, abre la puerta.
―Está abierto. ― musite lo suficientemente claro para que pudiera escucharme. La fuerta se abrió dejando ver a un preocupado Liam, con Niall pisándole los talones.
―¿Qué idiotez has hecho Malik? ― dijo mirándome horrorizado. ― íbamos al departamento cuando escuchamos como se rompían cosas y gritabas.
―Lo he arruinado todo. De nuevo. ― murmure con la vista perdida, aun con las lagrimas cayendo por mi rostro.
―Tenemos que ir al hospital. ― dijo de pronto el rubio, confundiéndome.
―¿Por qué? ― pregunto tontamente.
―Por dios, ve tu mano. Esta ensangrentada y morada. Vamos. ― Me tomaron de ambos brazos y me sacaron a duras penas del departamento. Bajamos del edificio yendo al estacionamiento y subimos al auto del rubio. ― ¿Quieres explicarnos que paso? ― preguntaron ambos, pero no me digne a contestar. Mantuve mi vista fija en la ventana, hasta que llegamos a aquel lugar.
―Y… ¿Qué es? ― pregunto Liam al doctor en cuanto dejo mi mano.
―Tiene dos dedos rotos y un esguince de 3er grado.
― ¿Puede ser grave? ― pregunto ahora Niall, mirando con impaciencia al doctor.
―No, no. Pero tiene que cuidar muy bien de su mano y poner constantemente esta pomada, ya que el dolor tardara en irse, y esto ― mostro el frasco ― anestesiara el dolor.
―Gracias doctor. ― dijo Liam, y el señor con bata blanca salió de la habitación, dejándonos solos. ― Ahora sí, pedazo de idiota, ¿puedes decirnos qué demonios paso? ― pregunto Liam notablemente enojado.
―Yo… Estaba, bueno… enojado y golpee la pared. ― titubee.
― ¿Razón? ― pregunto Niall.
―Seré padre ― Ambos quedaron absortos ante mis palabras. ― Soy un idiota ― mis ojos inevitablemente se empañaron, para dejar caer unas lagrimas.
―Espera… ― la voz del irlandés se escucho ― Demonios.
―Por fin, las cosas con Lyla iban demasiado bien. Pero es… como si Jessica hubiera llegado para arruinarlo todo. ―Masculle con impotencia. Mi mandíbula se había tensado, y aquellas ganas de golpear todo lo que se interpusiera en mi paso volvieron.
―Ese bebé no tiene la culpa de nada. ― protesto Liam.
―Lo sé.
―No hay nada que diga que tengas que casarte con ella. Solo… hazte responsable de esa criatura y, quédate con Lyla.