Las horas pasaron rápidamente y yo aun no podía conciliar el sueño. Lyla había caído rendida sobre el colchón y el sueño había consumido su cuerpo. Pero yo aun seguía despierto. Mis ojos no eran capaces de cerrarse.
Una de mis manos se encontraba en su espalda, recorriéndola con suavidad, haciendo leves caricias en su suave piel, mientras mi cabeza era inundada por cientos de preguntas y pensamientos.
¿Y ahora que pasaría? Sabía que no sería tan fácil dejar a Jessica, ya que… su carácter no era del tanto agradable. Pero tenía que hacer lo posible por terminar cualquier tipo de relación con ella. Y en unas cuantas horas tenía que hacerlo.
―¿Estás bien? ― la soñolienta voz de Lyla llamándome me saco por un momento de mis pensamientos. Se incorporo en la cama, cubriendo su cuerpo con el edredón morado.
―Claro que si cariño… ― respondí regalándole una sonrisa, o un intento de ella. Me incorpore igualmente, quedando frente a frente con ella. Me incline un poco y bese sus labios. ― Te amo… No me cansare de decírtelo. ― sus ojos se habían mantenido cerrados y en sus labios se curvo una hermosa sonrisa.
―Tienes suerte sabes… ― dijo riendo.
― ¿Por qué? ― pregunte un poco confuso.
―De que a Louis no se le haya cruzado por la mente venir a mi habitación. Si fuera así, hace horas que te hubiera echado a patadas de esta casa… sin esperar siquiera a que te vistieras. ― Dijo riendo, para después soltar una carcajada que amortiguo con sus manos.
―Eso te alegraría eh…
―No ― siguió riendo ― pero… la idea de que lo haga me parece sumamente graciosa, aunque… esto es un poco arriesgado sabes. ― Se acerco hasta mi y rodeo mi torso con sus delgados brazos. ― Te gusta arriesgaste ¿ah? ― acurruco su cabeza en mi pecho y siguió hablando. ― Mi chico malo…
―Y enamorado como un tonto de ti… ― No podía ver bien su rostro, pero sabía que sonreía. ― Sabes Lyla… cuando te fuiste, me deprimí demasiado… aunque no lo creas. No salía, no hacia absolutamente nada. Únicamente pensaba en ti. ― dije. Solté un suspire y recordé todo lo que sucedió unos años atrás. ― Lo único que me hacia bien era escribirte. Te escribía cartas, canciones y más cartas.
―¿Cartas? ¿Qué paso con ellas? ― pregunto alzando un poco su rostro para mirarme.
―Las queme. ― respondí ― Todo recuerdo tuyo me hacía daño. Pero aun conservaba fotos tuyas, preguntaba por ti a Harry y cuando dejaste de comunicarte con él, sentí que me faltaba el aire. Era mi única comunicación contigo, aunque tú no lo supieras. ― Una mueca se asomo por mis labios ― cuando me encontraba en ‘depresión’, en uno de esos tantos días … Me tope con Louis. Ese día termine con un ojo morado, el labio inferior roto y una costilla rota. Lo merecía. Te había lastimado.
―Zayn… ― Sentí un liquido caliente caer por mi pecho. Lagrimas.
―Linda, no llores. ― Tome su rostro, limpiando cualquier rastro de lagrimas de él.
―Te amo, te amo demasiado… ― Se arrodillo para poder tomar mi rostro y besar mis labios, sin importarle que el edredón dejara de cubrir su cuerpo que ahora era iluminado por la fría y blanca luz de la luna. ― No me dejes.. ― susurro sobre mis labios para volver a besarme. ― Me hiciste tanta falta.
―Tal vez no mucha… ―dije cuando nos separamos. Ella me miro extrañada ― no te hagas. Lo digo por … Logan. ― una risita mas escapo de sus rosados labios. ― ¿Qué? ¿De que ríes niña?
―Ya no soy una niña. Tengo 19 años Zayn… En dos meses más cumpliré 20.
―Y el cambio fue muy notorio preciosa… ― pude notar tan solo un poco como se sonrojaba. ― Pero no cambies de tema.
―Zayn… Logan no lleno ese hueco que tu dejaste. ― dijo ― es cierto, el me distraía demasiado, pero era por ratos únicamente. Siempre estuviste presente en mi mente.
― ¿No sientes nada por el?
―Aprecio. Le debo demasiado el que no me haya dejado caer en el vacío. ― una vez más, volvió a acurrucarse en mí. ― Pero solo eso.
―¿Segura?
―Segura. Solo… ― Acomodo bien su cuerpo sobre el colchón, quedando completamente acostada. ― Solo te amo a ti. ―Y cerro sus ojos, mientras me daba la espalda. Me acomode junto a ella y pase mi brazo por su cintura y estomago, para entrelazar mi mano con la suya e intentar conciliar el sueño. Tan siquiera una hora.