―Lyla Tomlinson ― se escucho la voz de la ginecóloga y logramos ver como su cuerpo se asomaba de entre la puerta. La mano de Lyla se tenso sobre la mía, y la apretó fuertemente.
―He, tranquila amor. ― acaricie el torso suave de su mano, tratando de que sus nervios se esfumaran. Pero a decir verdad, me encontraba igual o peor que ella.
Nos levantamos de nuestros asientos y caminamos hacia el consultorio donde la ginecóloga nos esperaba con una sonrisa detrás de su escritorio.
La mujer comenzó con unas preguntas a Lyla, y mientras ella respondía a todo lo que le cuestionaba la mujer, miraba las paredes de la habitación que se encontraban pintadas de un color beige demasiado claro. A unos cuantos metros se encontraba una camilla y un aparato, como un pequeño televisor a blanco y negro.
Me preguntaba como seria Lyla en unos cuantos meses. Tenía vagos recuerdos de mi madre embarazada de Safaa. Su vientre abultado, y las pequeñas patadas que la niña daba. Amaba ver a mi madre en ese estado y cuando ella nació, no pude evitar llorar de felicidad por tener esa pequeña personita en mi vida. Y ahora tenía 12 años.
Deseaba ver a Lyla con su vientre abultado, su ropa de maternidad. Deseaba poder hablarle a mi bebé y poder sentir sus pataditas. Pero para eso faltaban muchos meses.
―Zayn ― La voz de Lyla me saco de mis pensamientos. Me levante del asiento, aun sosteniendo su mano.
―Recuéstate aquí ― indico la mujer a Lyla.
La ayude a subir. Cuando estuvo por fin en la camilla, volteo a verme con el miedo y el nerviosismo invadiendo sus ojos.
Le sonreí, tratando que los nervios desaparecieran de su cuerpo.
Suspiro fuertemente, y esperamos pacientemente a que la ginecóloga regresara.
―Son primerizos ¿no es así? ― dijo sonriente la mujer. Sonrei de lado, y asentí dándole la razón. ― Desabrochate el pantalón y levanta tu blusa mas arriba del ombligo por favor. ― le pidió a Lyla y esta hizo todo lo que la mujer le indico.
Cuando termino, la doctora le coloco un gel transparente y comenzó con el ultrasonido.
Únicamente veía líneas irregulares grises con un fondo negro.
La mujer miraba concentradamente la pantalla y a los pocos minutos hablo.
―Tienes dos semanas y media. ― Nos miro a ambos. ― Por ahora no puedo decirles mucho sobre tu embarazo. ― dijo al momento en que limpiaba el gel del vientre blanco de Lyla. ― Te programare una cita para el siguiente mes, y veremos qué tal va tu embarazo. ― Su mirada se encontró con nosotros y nos dio una cálida sonrisa.
Fue hasta su escritorio y comenzó a escribir en una hoja. Ayude a Lyla a bajar de la camilla, y cuando estuvo parada se abrocho el pantalón y se acomodo la blusa.
―Nos vemos dentro de un mes ― Su sonrisa jamás se esfumo de su rostro, y nos entrego un citatorio.
*
―¿Estas bien? ― Ibamos en el auto del rubio de camino a mi departamento. Todo el camino Lyla se encontraba seria y mirando por la ventana con la mirada perdida, en otro mundo.
―¿Eh? Si, ― murmuro sin mirarme. Apoyo uno de sus brazos en la puerta, y sobre la palma de su mano recargo su barbilla.
―Lyla… ― Habiamos llegado por fin al edificio. Llegue al estacionamiento, pare el coche y apague el motor. ― Lyla ― Tome una de sus manos y la entrelace con la mia. ― ¿Qué ocurre?
Comence a acariciar su mano con la yema de mis dedos. Roce mis labios con su piel blanca y suave y comencé a brindarle pequeños besos, hasta que hablo.
―Tengo miedo ― su voz salió tan aguda y quebrada, que me partió el corazón en dos. ― No estoy lista. ― su mirada se dirigió hacia mí y me miro con miedo, y con los ojos cristalizados por las lagrimas.
―No te mentiré ― me acerque un poco más a ella. ― También tengo miedo. Pero… se que seremos buenos padres, de eso no tengo la menor duda. ― Bese el dorso de su mano. ― No te dejare sola en esto ¿entiendes? Me hare cargo de mi hijo, porque quiero. Porque quiero estar contigo… con ustedes dos. ― Coloque mi mano libre sobre el vientre de Lyla. Sentí como se estremeció y cerró los ojos.
Los abrió luego de unos momentos y asintió mirándome. Una sonrisa se asomo por sus labios. Se acerco hacia mi y me beso.
―Te amo ― murmuro sobre mis labios, y volvió a besarlos.
Capture su labio inferior y di una leve mordida.
―Te amo mas. ― susurre después.
Me baje del auto y fui hasta su puerta para abrirla. Le ofrecí mi mano y la tomo, bajando del auto del rubio.
Fuimos hasta el ascensor del edificio y pulse el botón que daba a mi piso. En menos de 5 minutos las puertas del elevador se abrieron y salimos de este. Llegamos hasta la puerta de mi apartamento. Metí la llave y abrí la puerta. Entramos, cerrando la puerta de una patada y fuimos hacia el sofá.
―Dos menos… quedan dos más. ― dijo Lyla de la nada, confundiéndome.
―¿de qué hablas? ― pregunte.
―Tus padres lo saben… ahora tengo que decírselo a Louis y a mi madre. ― soltó un suspiro, preocupada. ― Espero que lo tomen bien.
―Tendrán que hacerlo ― Mis dedos acariciaron uno de sus brazos.
Se encontraba recostada en mi torso, sentados ambos en el sofá. A los pocos minutos de hacerle caricias en su brazo, pude sentir como su cuerpo se relajaba y su respiración se volvía pausada y lenta. Se había quedado dormida.
