"Entre sollozos y estrellas"

"Nómadas" (Parte 2).

Antes que nada, déjame aclarar una cosa; esta casa no es un hogar para ti, pero por alguna razón decides entrar y recostarte. A juzgar de lo que dices, veo que has venido para quedarte, debí haber elegido mejor mi destino, pues ahora conoces cada cosa de mi, por más mínima que sea, ahora incluso sabes dónde duermo. Jamás me había sentido tan jodidamente débil.

Chica solitaria, si hubiera sabido antes que estarías viviendo entre mis sábanas, no te habría mostrado nada de amor, te habría dejado enterrada en la obscuridad en la cual hoy te desvaneces a mi lado.
Debí haberte dejado ir, pero te permití observarme mientras me alejaba en silencio.
Ciertamente, podría haberte dejado ir, pero soy egoísta y te quiero para mi. Sigues diciendo que no tienes a nadie más que a mi, sigues diciendo que no hay nadie, sigues diciendo que no tienes a donde ir, dime ¿Quién es entonces el que continúa llamando a tu teléfono?.

Sé que piensas que hay ciertas cosas que tengo que decirte, cosas como: "Te amo, te necesito, te quiero solo a ti", pero la verdad es que, aunque te lo diga, nunca nadie va a saber si es cierto. Lo siento, pero preferiría mil veces ser tu enemigo, a ser el hombre que crees que seré. Yo te lo advertí en su momento, no te enamores de alguien como yo, enamorarse es inaceptable, yo no tengo corazón y mucho menos para una chica como tú y no es que esté jugando con tus sentimientos, es sólo el hábito que tengo de hablarles con la verdad. Cariño, no estoy tratando de ser el único para ti, no estoy tratando de ganar tu corazón, tengo a mi chica esperando en casa, ella ha sido muy buena y no puedo dejarla, lo único que puedes hacer es seguir bailando.

Seré honesto contigo, la semana ha sido larga, y después de la quinta línea quiero perderme al igual entre tus piernas y quiero que ahora sea el momento donde pierdas lo poco que te queda de cordura, pues a donde vamos no vas a necesitarla en un buen rato.

Pupilas dilatas sobre mi almohada, tu lengua la seda que solamente hace áspera mi piel, porque no me cuesta nada mirarte, no me cuesta nada encontrar esos ojos perdidos, con una pizca de humo de marihuana, un poquito de ti en mi cama y ver llover por la ventana; sigo preguntándome cual de tus labios pondré primero en mi boca, no hay motivo para acabar aún el divertido juego de luchar por cual posición sigue para mirar las estrellas que desvanecen en destellos álgidos que expiden tus gemidos.

Sin más metáforas, sólo quiero llevarte a casa sin decir una palabra, quiero besar tu cuello sin decir una palabra, quiero que nos acostemos sin decir una palabra, quiero hacer que te vengas sin decir una palabra y quiero que luego te vayas sin decir una palabra. Descuida, tienes bien sabido que el próximo jueves está reservado sólo para nosotros.

Quiero que me hagas sentir de nuevo esa aflicción al arrepentirme de mis pecados, nada me hace sentir más vivo, nada me hace sentir tan existente, necesito eso de vuelta. Tan ingenua, me recuerdas a cuando yo solía sentir.

Te lo diré una vez más, si te comprometes a este viaje no hay vuelta atrás, los besos y el tiempo invertido no son gratis, cariño, tienes que pagar con tu cuerpo. Sé que te has adaptado, ya hemos estado en esta situación antes ¿recuerdas estas sábanas? en cuanto a mi, mi alma ha estado envejeciendo demasiado rápido, pero nada ha cambiado en absoluto, aún conservo esa vieja costumbre de no tener tiempo para hacerte el amor lento y aunque lo intentara, no es algo que sepa hacer.

Pero sinceramente, te comprendo, es indispensable, necesitas a alguien que te diga como sentir, mientras piensas que tu felicidad es real y prepárate, pues aún queda mucho más que el mundo tiene por revelar. El pensamiento solitario te tiene preocupada, te tiene vuelta loca, te tiene perdida y eso te consume a donde quiera que vayas, pero no te culpo, eso es todo lo que conoces y no quiero herirte, pero vives para el dolor y no es que esté tratando decirlo, pero es en lo que te haz convertido.