—No sirve —susurró al mirar la pantalla.
—Claro que sirve —chilló el negro a su lado.
Se llevó una mano a la cabeza y se rascó la frente, luego se acercó a la televisión para sacar el CD y lo cambió por otro. Miró otra vez la pantalla y se sentó en el sofá. Esperó unos minutos, pero al final chasqueó la lengua.
—Este tampoco sirve —comentó y se levantó del sofá.
—¿Cómo mierda no te sirve? —dijo el negro, quien se levantó de la silla en la que estuvo sentado todo ese tiempo.
Lo primero que llamó su atención fue el bulto que creció debajo de los delgados pantalones ajenos. Con una mueca de asco se llevó las manos a la cabeza y se dejó caer otra vez sobre el mugriento sofá.
—¿Qué pasó? ¿Por qué viniste a media noche a ver tu colección de porno? —preguntó el chico, quien se echó a su lado y pausó el video.
YoonGi se quedó quieto y miró sus pantalones. El bulto ya bajó considerablemente por el tiempo que buscó algo que de verdad lo excitara. ¡Pero nada apareció! Aparentemente, ya no le importaban esos obscenos vídeos que tantas veces rogó ver cuando era un crío.
—¿Alguien te dejó con las ganas? —cuestionó Aaron con diversión.
Suspiró y dejó caer la cabeza sobre el respaldo del sofá—. Estábamos a punto, ¿sabes? Estaba a punto de entrar...
—Maldición, cállate —se apresuró a decir el negro y le dio una mueca de asco—. ¿Qué pasó después?
—Me dejó ahí, en la cama, solo. —Miró los cuerpos desnudos que aparecieron en la pantalla.
El chico a su costado rio con fuerza y le pegó unas cuantas veces al sofá para controlar su respiración.
—¡Mierda! Que chica aquella, ¿eh?
Observó cuidadosamente al chico y luego se llevó una mano a la cara para rascarse una ceja.
—Aaron —llamó y el aludido se tranquilizó un poco para mirarlo con una sonrisa—, es un chico.
—¿Qué? —preguntó lentamente el contrario y su sonrisa se apagó poco a poco—. No me digas que te metiste con el niño.
—Aaron —pronunció otra vez y el susodicho cerró los ojos lentamente para luego reposar la cabeza sobre el sofá y suspirar.
—Quedamos en que no te involucrarías con él, ¿no? —regañó el negro y lo miró a los ojos—. No rompas las reglas, YoonGi. ¡¿Por qué mierda siempre las rompes?! Sé que tienes ese deseo de hacerlo porque eres un chico problema, pero ahora estás arruinando las cosas, chico malo. ¿Qué harás?
—Nadie lo sabrá —susurró, sintiéndose verdaderamente regañado.
—¿Nadie lo sabrá? —preguntó irónico el chico, quien movió los brazos y se levantó del sofá—. ¡¿Cómo mierda estás seguro de eso?!
—Lo siento, Aaron —musitó y el aludido pateó con fuerza una de las delgadas piernas de YoonGi, haciendo que este se fuera levemente hacia delante por el dolor.
—¿Sabes...? —dijo el chico lentamente, calmándose—. Mientes. Solo... —El chico se calló cuando YoonGi se levantó del sofá y se sacó la camiseta. Aaron caminó a su alrededor a la vez que tocaba suavemente su piel amoratada—. Que bestia es ese niño, ¿eh? —susurró el negro a la vez que pasaba los dedos por su cuello.
YoonGi volvió a ponerse la camiseta y se dejó caer sobre el sofá a la vez que miraba hacia otro lado. Ahora le venía otro regaño.
—¿Por qué mierda lo hiciste, YoonGi?
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Versus • || YoonMin ||
Fanfiction|•| Había que hacer lo necesario por dinero, ese era el punto. El que YoonGi tuviese que salir de los peores barrios de Seúl para meterse a la casa de un chico rico ya era un cambio, especialmente si ganaba grandes sumas de dinero solo por cuidarlo...