Versus • || YoonMin ||

Encuentro IV

[NamJoon – SeokJin] / Viernes 9:13 pm.

—¿Estás bien?

Le pasó la lata de refresco a SeokJin mientras este se pasaba las manos por el pelo con frustración.

—No lo sé. Me siento extraño —comentó el contrario al momento que abría la lata y bebía de esta.

—¿Te parece si vamos a beber algo? Yo invito.

El chico elevó la mirada hacia él y luego de pensarlo por unos segundos asintió.

—No sé por qué me siento tan aterrado —articuló SeokJin mientras se levantaba y los dos caminaron hacia la gran camioneta blanca—. Gracias por ayudarme estos días. Me he sentido claustrofóbico.

—No hay de qué. Te has visto muy mal y yo era el único que parecía saber qué pasaba —explicó mientras se subía al vehículo y apretó el botón para encenderlo—. Por cierto, sobre JungKook...

—Le gusta Tae —interrumpió el otro en un murmuró y él frunció el ceño.

—¿Cómo le puede gustar TaeHyung? —preguntó con una mueca en los labios.

—¿Recuerdas cuando me confesé? —indagó el contrario al momento de cerrar la puerta del vehículo y se puso el cinturón de seguridad.

—Sí. ¿Por qué...?

—Dijo que le gustaba otra persona —interrumpió SeokJin nuevamente y él movió el volante para salir del estacionamiento de la universidad—. Hoy me di cuenta que esa persona es TaeHyung.

—Es extraño —murmuró y encendió las luces del vehículo para mirar mejor por la carretera—. Bueno. A la gente le puede gustar quien quiera, ¿no?

El chico se rascó la ceja y él dobló en el siguiente semáforo para adentrarse al pequeño estacionamiento del bar.

—Puedes emborracharte todo lo que quieras. Cuidaré de ti —formuló con una sonrisa y el chico rio suavemente.

Los dos se bajaron de la gran camioneta y entraron al local, este estaba repleto de gente y la música sonaba demasiado fuerte como para que se pudiera conversar amenamente. De igual forma, ambos caminaron a la barra de bebidas y se sentaron uno al lado del otro. Para su sorpresa, lo primero que pidió SeokJin fue una simple cerveza.

—Deberías tomar algo también —dijo el otro mientras pedía otra cerveza.

—No es necesario. Dije que cuidaría de ti —argumentó al ver que SeokJin abrió la nueva lata y se la pasó.

—Hazme caso. Me sentiré mal si no bebes conmigo.

NamJoon refunfuñó, pero de igual manera tomó la lata y se la llevó a los labios para beber. La noche paso así y, a pesar de que dijo que no bebería porque cuidaría de SeokJin, de igual manera sintió los efectos del alcohol.

Ya para cuando SeokJin se bebió demasiados vasos de distintos líquidos —los cuales no conocía con exactitud— se dispuso a llevarlo a su casa. Para su suerte, el chico no hizo mayor problema y solo se afirmó fuertemente de él para no caer. Cuando llegaron a la camioneta desactivó la alarma y odió infinitamente donde quedó el auto. El lugar era demasiado oscuro y no se lograba ver con claridad. Sin embargo, no se preocupó por ello y se concentró en abrir la puerta trasera del vehículo para ayudar a SeokJin a que se subiera al vehículo.

—Sube primero. —La voz del contrario sonó seria. No pareció ebrio y, si NamJoon no hubiera estado bebiendo con él, no pensaría que bebió demasiado, como realmente hizo.

—Yo conduciré, SeokJin. Tú sube.

Sin embargo, el chico no le hizo caso y solo lo empujó dentro del vehículo. Él se acomodó sobre el asiento al ver que no tenía escapatoria y achinó los ojos en la oscuridad para intentar ver la figura de SeokJin parado junto a la puerta del vehículo. Para su sorpresa, el chico se sacó la camiseta blanca que tenía y la dejó dentro de la camioneta para luego subirse y cerrar la puerta. Cuando estuvo a su lado lo empujó para que quedara recostado sobre los asientos.

—¿Qué haces? Estás demasiado ebrio —habló fuerte mientras intentaba impulsarse por los codos para sentarse correctamente—. Bájate de encima y recuéstate. Te llevaré a tu casa. —Sin embargo, solo conseguió que al chico subiera sobre su regazo—. Jin, bájate. No estoy para jugar —dijo de mala gana al ver que el castaño se recostó sobre él y puso la cabeza junto a la suya.

Las manos de SeokJin se introdujeron por debajo de su camiseta y empezó a besarle suavemente el hombro y el cuello, dejando pequeños besos que proporcionaron un pequeño escalofrío.

—Jin... —Gimió cuando la mano ajenas llegó hasta uno de sus pezones y lo apretó.