Versus • || YoonMin ||

Capítulo XXVII

Suspiró cuando entró a la oficina y miró detenidamente al hombre que estaba sentado al otro lado del escritorio.

—Mi pequeño algodón de azúcar ya está aquí —dijo el sujeto con ironía.

—¿Por qué me llamó? —preguntó con voz fuerte y clara, ni siquiera se movió de donde estaba.

—Se acaba, YoonGi —habló su jefe, dándole una pequeña sonrisa—. Por fin te librarás de ese niño.

—¿Se acaba? ¿De qué habla? —Le envió una rápida mirada a Aaron y este le dio un pequeña sonrisa.

—Este viernes se termina el trato. Dejarás al niñito y te irás a tu hogar junto con toda esta cantidad de dinero en las manos. —El hombre movió un montón de billetes.

YoonGi frunció el ceño y se cruzó de brazos a la vez que se adentraba más a la habitación y se puso a un costado del negro que estaba sentado en la silla.

—¿Se acaba? ¿Y qué espera que haga? ¿Me voy con otro chico? —interrogó y el sujeto negó felizmente con la cabeza.

—Solo te irás a tu casa. Se acabó.

Se dejó caer en la silla que estaba a un lado de Aaron y apoyó los brazos sobre el escritorio.

—Pero el chico aún no está del todo bien. Además, podríamos ganar más dinero si me quedo un poco más —opinó con la intensión de que el hombre cambiara de opinión.

—Sé que quieres dinero, pero deja de exigirte tanto —comentó el mayor y asintió, casi como si estuviera apenado—. Además, esto te alcanza para el plan que tienes. ¡Ah! Y Aaron consiguió otro gran trabajo, así que no deberías preocuparte más.

—Pero yo...

—Solo deja de titubear y vete de aquí —exigió el hombre de manera burlesca.

Miró rápidamente a Aaron y este le dio una sonrisa. YoonGi se levantó de la silla con pesar y salió de la oficina dando grandes zancadas. En seguida sintió que lo siguieron unos pasos con rapidez, por lo que no pudo escapar más allá de las polvorientas calles cuando unos dedos se envolvieron en su muñeca.

—¿Algo está mal contigo? Es la mejor noticia que nos pudieron dar —comentó Aaron, quien le sonrió ampliamente.

—No, no es la mejor noticia —aseguró y frunció el ceño.

Se soltó de su amigo, pero solo alcanzó a avanzar dos pasos cuando el chico lo volvió a agarrar.

—YoonGi, ¿que pasa? Pensé que te gustaría librarte del niño —cuestionó el contrario con cierta incomodidad.

—¿Por eso lo hiciste, porque pensabas que me agobiaba? —interrogó molesto y, para su sorpresa, su amigo se encogió.

—¿Por qué pareces enfadado?

—¡Porque no quiero dejarlo! —Tiró de su propia mano para separarse—. Quiero quedarme con él.

—¿Quedarte con él? ¿Qué quieres decir?

YoonGi miró a su alrededor, buscando una salida. Luego suspiró.

—No es un mal chico —musitó y miró al negro a los ojos.

—¿No hablamos ya de eso? —Observó a Aaron de reojo y luego se llevó una mano al cabello para desordenarlo—. ¿Esperas quedarte con el chico para siempre?

—¡No es eso! Solo... —Apretó los labios y se enderezó para mirar a su amigo a los ojos—. Me gusta, tanto así que no quiero dejarlo.

—No bromees conmigo —susurró Aaron después de unos segundos de silencio.