Es pan comido

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Título: Es pan comido
Parte: 1 de 1

Natasha Romanoff era para ti una madre, aquella que nunca pudiste darte el lujo de tener, ella te había encontrado en Moscú en una de sus misiones, abandonada en un orfanato con apenas dos años de edad, te había salvado la vida, eras la última de los niños sobrevivientes de aquel lugar, Hydra experimentaba con aquellos niños a los cuales los habían dejado a su propia suerte.

Pero ahora ya tenías una familia, e incluso aún chico muy lindo a tu lado, Pietro, quien te había robado el corazón en el primer instante.

A Natasha y a ti les habían asignado una misión en las afueras de Berlín, Alemania, donde se encontraba un cuartel de Hydra, su deber era hackear la base de datos de ese mismo lugar, llevaban alrededor de una semana alojándose en una vieja choza la cual de todo en el transcurso de la misión, hasta ese día, habías estado hablando con Pietro a través de tu celular, mientras a la vez descargabas algunos archivos a una memoria USB, Nat se paró a tu a tu lado observando el proceso de la descarga, de pronto escucharon algunos golpes en la puerta, se asomaron por la ventana, eran alrededor de veinte soldados de Hydra y el número iba en aumento, todos armados y rodeando la choza; volvieron a tocar la puerta, Natasha te lanzó un arma antes esconderse detrás de la puerta.

96%, gritaron que abrieran la puerta, 97%, amenazaron con matarlas, 98%, Natasha preguntó por el progreso de la transferencia, 99%, empezaron los disparos, 100%, descarga completa, tomaste rápido el USB escondiéndolo en un bolsillo de tu uniforme, derribaron la puerta, escuchaste a Pietro gritar tu nombre a través del móvil, los hombres empezaron a invadir la pequeña vivienda, iniciaron derribándolos, disparando, cubriendo sus espaldas; volaron el techo y un muro, más soldados fueron llegando conforme otros iban perdiendo la vida.

Se podría decir que estaban ganando la batalla, cuando hubieron acabado con los agentes que estaban a su alrededor dispuestas a huir, corriste entre les escombros y buscaste tu teléfono, la llamada de Pietro seguía en curso.

— ¿Pietro? —susurraste contra aquel objeto esperando una respuesta rápida.

— Vamos en camino; —dijo— no cuelgues —ordenó.

Antes de que pudieras responderle un alarido de dolor salió de tu boca, dejaste de sentir tu pierna izquierda, después tu abdomen, caíste, un charco de sangre empezó a rodearte, oíste a Pietro gritar tu nombre, Natasha corrió a socorrerte, te recargo en su hombro ayudándote a levantarte, comenzaron a caminar, todavía no llevaban ni diez pasos cuando ya estaban volando por los aires, una explosión, que las hizo azotarse contra algunos árboles.

Empezaste a ver todo doble, mareada, trataste de levantarte, para luego caer después del tercer paso, tendida en el frío suelo, que se empezaba a tornar de color carmesí, levantaste un poco tu cabeza, y lograste divisar el Quinjet, los demás vengadores empezaron a bajar del a medida que este iba descendiendo.

Cerraste tus ojos, y tiraste tu cabeza, lentamente, en el suelo, ya no importaba si morías, al fin y al cabo habías cumplido con tu misión; sacaste la memoria de tu atuendo, y la observaste sonriente.

Pietro se dedicó a buscarte entre los escombros, hasta que te vio tirada en el suelo, corrió hacia ti, con el corazón en las manos, temiendo perderte; no tardo menos de cinco segundos en estar ahí arrodillado junto a ti, tomándote en brazos y recostándote en su regazo, apartó unos mechones de cabello de tu rostro para poderte ver a los ojos, aquellos ojos de la persona que más amaba, aparte de su hermana.

Le dedicaste una pequeña sonrisa a la vez que acunabas su mejilla en tu mano, la cual el tomo entre sus dedos y la atrajo para besarla,— Ten, —susurraste mientras le tendías el fruto de tu misión,— Ves, lo hemos conseguido, te dije que la misión era pan comido —rieron.

— Pero mírate como estas (T/n), no creo que eso sea cierto —rió con lágrimas en los ojos.

Le hiciste un gesto para que se callara— Déjame vivir mi momento de gloria aguafiestas —reíste, Pietro sintió un pequeño alivio al verte sonreír, pero luego se esfumó, empezaste a toser gran cantidad de sangre.

Te tomo en brazos y corrió a hacia el transporte; a los pocos minutos todos estaban adentro; Bruce empezó a atenderte, tratando de salvar tu vida, les habías dicho que no hacía falta, que estarías bien, se negaron; a la mitad del camino te desmayaste, lo que hizo que fueran a más rápida velocidad, Pietro en ningún momento se separó de tu lado, acariciando y besando tu cabello, llorando amargamente, rogando por qué sobrevivieras.

Al llegar a la base fuiste llevada con la doctora Cho, te colocaron una mascarilla de oxígeno, te conectaron a un monitor, tus latidos eran débiles, cualquiera diría que era imposible salvarte y que estabas dando tu último respiro en la tierra.

Si querías sobrevivir necesitarías que alguien te donará sangre, pero tú tipo sanguíneo era muy raro, podrían tardar meses en conseguirlo, el doctor Banner se encargó de avisarles a los demás.

— Ella necesita sangre, perdió demasiada, sin ella —pauso— no sobrevivirá, —todos se levantaron dispuestos a donarle un poco de su sangre a aquella joven— sin embargo no creo que podamos conseguir su tipo sanguíneo a tiempo, ella pertenece a un grupo raro, no cualquier persona lo tiene, —dijo decepcionado— lo siento —

Cuando Bruce se alejó de allí, el sokoviano corrió tras de él, no permitiría que murieras, así fuera que él perdiera su propia vida.

Unas horas después la chica despertó, la doctora Cho lo había descrito como un milagro, pues todo había sido muy riesgoso, pero al final eso no importaba, estabas bien en lo que se podía decir, vivías y eso era más importante; ahora solo faltaba ver si no había efectos secundarios. El primero en pasar a verte fue Pietro quien lloraba y te llenaba el rostro de besos.

— Me han dicho que me donaste sangre, —dijiste— también dijeron que podrían haber efectos secundarios, así que cuando me veas correr sin control por toda la base será tu culpa —reíste.

— Podré vivir con eso, —rió— prefiero verte correr a que estuvieras muerta, así que puedes agradecerme —

— Nunca cambias Maximoff, y pensar que hace unos minutos estabas llorando —

Rieron y bromearon por el resto del día, a Pietro parecía entusiasmarle la idea de que ustedes podrían compartir un mismo poder, así que separaba con ansías que los efectos secundarios empezarán a aparecer, pues él sería quien te entrenaría.

N/a:

¡Hey! ¿Cómo están?; bueno aquí otro OS, espero que les guste, casi las mato, jaja.
Chicas, he pensado en hacer un grupo de Whatsapp en donde nos podamos conocer mejor, hablar de Pietro, reír y divertirnos y cosas así, si están interesadas mándenme un mensaje privado y con gusto les responderé, así que marquen ya!, jaja bueno hasta el próximo OS.

One Shots ▷ Pietro MaximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora