Capitulo 30

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1 año después.


Amy


Todo es tan diferente, todo ha cambiado, ya nada es igual a como lo era antes, muchas cosas son diferentes, tal vez yo no haya cambiado mucho, pero las cosas al mi alrededor ya no son las misma que eran antes.


Hoy se cumple exactamente un año desde que abandone ese lugar, muchas cosas han cambiado, Angélica no volvió conmigo a la cuidad, se quedó allá entre ellos con Erick, nuestra "amistad" como que en este tiempo se fue deteriorando, ya no somos las misma que éramos antes, pero si nos hemos seguido viendo.


Cuando volví, no sabía ni por dónde empezar, había perdido los días de estudios y el trabajo como cuidadora, al final termine por comprarle el apartamento a Angélica, y también los muebles que están en él, así que ahora se ha convertido en mi casa.


Mi vida se ha convertido en algo monótono, universidad, trabajo, casa y me he puesto de ayudante en un hospital para niños con todo tipo de enfermedades, nose si lo he hecho por gusto o porque quería cambiar un poco la rutina de mi vida.


De "ellos" fui aprendiendo cosas a medida que pasaban los días, Angélica me fue ayudando con ese tema, me enseño todo lo que a ella le inculcaron, empezamos por quien es el Alpha, las diosas, las transformaciones, como cada manada tiene su legado y muchas cosas más.


De la familia de Ethan no he sabido mucho y de él menos que menos, según me dijo Ann durante los primeros tres meses esa casa no fue la misma que era antes, ya no había nadie que sonriera por ninguna razón, ni siquiera Anne.


Anne, todavía recuerdo esa noche, cuatro meses después de irme de esa casa, era una noche donde había una tormenta casi eléctrica, estaba llegando un poco tarde a casa del hospital ya que un niño se encontraba mal y no podíamos comunicarnos con su familia.


"Recuerdo como al abrirse las puertas del ascensor por el largo pasillo, unos sollozos llegaban a escucharse, siguiendo esos mismos, llegue a mi puerta, donde había un pequeño cuerpo cubierto por un gran sacó rojo todo mojado.


Agachándome a la altura de ese cuerpecito, vi como esas dos coletas sobresalían dejando ver ese cabello castaño claro con esas ondas, puse mi mano en su nuca y por acto de reflejo levanto su cabeza, vi como esos hermosos ojos estaban llenos de lágrimas.


– Anne?, Que haces aquí preciosa. Le pregunte.


– Amy, Amy. Lloriqueo en mi cuello abrazándome.


– Ven princesa, vamos adentro. Le dije, mientras la cargaba en brazos y la levaba adentro del departamento.


Una vez que estuvimos dentro, le saque esos trastes mojados, le puse una camiseta algo pequeña para mí, pero bien para ella, junto con un bóxer viejo mío que solía usar que le ajustaba lo necesario para que nose le callera.

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