Capitulo 39

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Amy

Veía como el coche se adentraba en esos muros de piedras gigantes, como la vegetación verde se hacía presente por donde mires, pasaban los minutos y era como si el bosque nunca terminara, hasta que vi como a lo lejos se podían ver esas casas.

Miraba a través del vidrio polarizado como de todas las casas y demás, empezaban a salir, esas personas, esas bestias, que miraban hacia mi como si supieran todo lo que haría, todo lo que pensaba.

Miraba algunas miradas, la mayoría de interrogación, otras de desaprobación, pero eso no me importaba, solo quería llegar y listo.

- No te preocupes Amy, ellos solo te subestiman, por el simple hecho de que olvidaron que tú eres su luna. Me susurro Alex en mi cuello, casando que mi cuerpo se erice a causa de su respiración.

Fácilmente habrá pasado media hora hasta que llegamos a esa casa, con solo mirarla miles de recuerdos pasan por mi mente, mis fuerzas comienzan a fallarme, miedo, miedo es lo que siente mi cuerpo, miedo al pasado.

Siento como mis instintos se ponen al máximo, como el brazo de Alexander que está rodeándome mi cintura se aferra con fuera para darme valentía.

Vi como al parar el coche, frente a la casa estaban todos, Estela la madre de Ethan, junto con su esposo Andréss, su hermano Brian, Angélica junto a Erick, Ethan y Anne. Observaba como todos miraban el coche con una ansiedad visible.

Veía como además de ellos, también había otras familias, pero a una distancia prudente, antes de seguir mirando a todos, vi como una figura se movía con agilidad por toda la multitud, hasta sobre salir de ella.

Melanie, quien se encontraba resplandeciente, con un vestido con gran escote pronunciado y un poco corto para mi gusto, color negro, veía como su mirada pasaba de Ethan a la puerta que daba a mi salida.

Y con eso una sonrisa se formó en mis labios. Hora de la actuación.

Me di una última mirada a mi atuendo, para luego mirar a Alexander que me observaba con una sonrisa. Lo observe salir del auto, para luego rodearlo y llegar hasta mi puerta, borre de mi rostro mi sonrisa, para remplazarla con una fina línea.

Al abrir la puerta, sentí como todas las miradas se posaban en mí, en especial una, aunque yo solo tenía la mirada puesta en Alex, de reojo vi como Ethan se removía, al ver como Alexander pasaba su brazo por mi cintura que no estaba del todo cubierta.

- Lista? Susurro Alex muy cerca mío.

- Vamos. Susurre como respuesta con una pequeña sonrisa que borre al mirar al frente.

Mientras caminábamos juntos, observaba como todos los que estaban en frente de mí, nos observaban con mucha curiosidad, demasiada diría yo. Pero no se escuchaba ninguna voz, al estar frente a frente.

- Esta es nuestra despedida, si quieres buscarme ya sabes dónde estoy. Susurro Alex antes de llegar a ellos.

Vi como Alexander poco a poco fue sacando su brazo de mi cintura, para luego hacer una leve reverencia, sin dejar de mirarme y para después irse por donde habíamos venido. Observe como Alex cambiada devuelta hacia el coche con una elegancia envidiable y sin mirar a nadie.

- Alex. Susurre mirando cómo se subía al coche.

En unos de sus movimientos nuestras miradas se encontraron, sus ojos verdes se clavaron en mí, veía en ellos muchos sentimientos juntos, pero de mi parte no era igual.

Estaba tan absorbida hasta que sentí unos fuertes brazos rodearme por detrás, al mirar hacia abajo vi uno de ellos rodeado de tinta y el otro limpio.

Ethan.

- Bienvenida Amy. Escuche que susurro él contra mi cabello.

Seguido por la bienvenida dicha a coro de todos los presentes. Bienvenida, pero a donde, a mi próximo hogar, o a mi próximo infierno.

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Mis pasos eran los único que se escuchaban en todo el pasillo, exactamente creo que son más de las tres de la madrugada, nada se escucha en esta enorme casa, esta vez me han asignado una habitación mucho más grande de la que solía tener, y más fría.

Cualquiera podría decir que parezco un alma en pena con mi pequeño vestido de tirantes blanco, dos manos más arriba de mi rodilla, sin brasier y con todo mi cuello al descubierto. Sé que por más que piense y piense no me puedo sacar esa imagen de mi mente.

Al lado derecho de las escaleras esta la habitación de Ethan, solo esa habitación y ninguna más. Pero si no hay más, porque rayos Melanie se fue para ese lado. Por más que intente negarlo, no puedo dejar de pensar en el hecho de que ella está con él, en su cama, bajo el mismo techo que yo.

Cualquiera diría que lo que siento son celos, pero ni yo misma se lo que son. Por un lado me da rabia que me humillen de esta manera, pero de otro creo que la rabia que siento es porque Melanie esta con él.

Cuando no debería.

Intentando dejar de lado todos estos pensamientos, me vuelven a llegar las palabras que Alexander me dijo antes de salir de su casa, tal vez después de todo no puedo hacer al pie de la letra todo el plan.

Sedúcelo.

Amárralo.

Y destrúyelo.

Fueron exactamente sus palabras, aunque no tan directas.

Como seducir a alguien que aborrezco.

Empieza por sacar los obstáculos del camino; Melanie.

Y con solo ese pensamiento una sonrisa se formó en mis labios, hora de empezar.

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Me miraba a través del espejo que se encontraba en la habitación, mis largas piernas estaban a todo su resplandor, mi pequeño piyama, que consistía en un pequeño vestido que apenas me cubría lo necesario, en el cual se podía ver que no llevaba bracier.

Ya no sabía si sentir vergüenza o qué, pero debía hacerlo.

Mi cabellera estaba alborotada como la melena de un león, mis labios estaban hinchados y rojos de tantos morderlos y mis ojos brillaban. Brillaban como la luz de la luna.

Era hora.

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Acá estaba yo frente a esa impotente puerta, diría para mí misma la única en su grandor, en cualquier otro cosa hubiera tocado la puerta, pero esta vez no lo hare, seguiré las instrucciones de Alex, sé que él no se equivoca en nada.

"Nunca anuncies tu llegada, él siempre te va a sentir, siempre"

Habrían pasado fácilmente 3 minutos cuando escuche un paso, pegue media vuelta dándole la espalda a la puerta, empezando a caminar lentamente fue cuando sentí su respiración detrás de mí.

- Amy. Escuche que susurro.

Al girar mi rostro lo vi, esos ojos que me miraban con deseo, deseo puro.

Me deseada.

Ethan me desea, ahora.

Y con ese pensamiento, una sonrisa se formó en mis labios.


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