7.

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Había tomado como dos vasos de alcohol, pero sentía que no eran sucientes. Si estaba borracha, podría sacar el carácter que no tenía cuando estana sobria. Y eso es lo que hice. A pesar de las constantes quejas de Harry me emborraché. No era muy consciente de lo que estaba haciendo, sólo sabía que no podía parar de reírme.

-Es mejor que te lleve a casa - suspiró Harry, seguramente estaba bastante cansado de mí.

-¿Bromeas? - me reí - ¡esto solo acaba de empezar!.

Y de un momento a otro, lo estaba dando todo en la pista de baile. Harry me miraba desde un lateral, le hice señas para que acercara.

-¿Pasa algo? - preguntó cuando llegó a mi lado.

-Sí - cogí sus manos y las puse en mi cintura - que eres un aburrido.

-Maggie, no creo que estés en condiciones para...-le callé poniendo un dedo en su boca.

-Shhh...tan sólo baila - apoyé mi cabeza en su pecho.

Suspiró resignado.

-Un minuto, que voy al baño - caminé con dificultad hasta el baño y me encerré en él.

Tenía los ojos enrojecidos y el pelo enmarañado. Solté una carcajada al verme en aquel estado. Me eché agua en la cara y salí. Gruñí al ver como Madison se acercaba a Harry demasiado, casi hasta el punto de besarle. Casi, porque la empujé haciendola caer al suelo. Harry me miró con incredulidad.

-¡Serás zorra! - exclamó mientras la ayudaban a levantarse.

-¡Habló! - iba a abalanzarme sobre ella, pero noté como me cogían y me sacaban fuera. Minutos después mis pies tocaban el asfalto.

-Joder Maggie...-la voz de Harry sonaba cansada.

Iba a protestar, pero noté como la bilis subía por mi garganta y amenazaba con salir provocandome arcadas. Me agaché y vomité. Harry sujetó mi pelo con una mano y puso la otra en mi espalda. Una...dos...tres veces vomité. Los efectos del alcohol aún seguían presentes.

-Se acabó, nos vamos - tiró de mi hasta el coche, a pesar de mis quejidos.

El trayecto fue en completo silencio, aunque tampoco tenía muchas ganas de hablar. Cuando llegamos me ayudó a bajar y me acompañó hasta la puerta.

-Gracias Harry...muy amable - dije entre hipos.

Sin cerrar la puerta comencé a andar tambaleandome hacia las escaleras. Pude notar como el fuerte brazo de Harry rodeaba mi cintura.

-Te ayudo a subir. Todavía te caes y completas la noche - empezó a subir despacio.

Le miré. Estaba jodidamente irresistible. Dudo que hubiese alguien más sexy que él, sus facciones eran simplemente perfectas, como si estuviesen hechas a medida. Solo tenía ganas de besarle. Al llegar a mi habitación me desplomé en la cama. El sueño me invadía de repente. Noté cómo Harry me quitó las botas.

-Quédate esta noche aquí...-rogué.

-Maggie - suspiró, le miré con ojos de cachorro - está bien, dormiré en el sofá - se inclinó y me dio un suave beso en la mejilla - buenas noches, ángel.

Cerró la puerta con cuidado y le escuché bajar por las escaleras. Mis párpados comenzaron a cerrarse sin dejarme pensar una sola cosa más...

A la mañana siguiente, la luz se filtraba por el pequeño hueco que no cubría la persiana. Me incorporé y me froté los ojos. Miré a mi alrededor, era mi habitación. Pero no recordaba cómo había llegado ahí, la última cosa que recuerdo haber hecho era...emborracharme.

Joder, por eso no me acordaba. Sentía que la cabeza me iba a explotar. Bajé a la cocina y me tomé una pastilla para aliviar el dolor. Fui al salón. Harry estaba dormido en el sofá, medio tapado con una manta. Pobre...a saber qué noche le hice pasar. Decidí no molestarle y subir a mi habitación a ponerme ropa más cómoda, ya que seguía llevando el cojunto de la noche anterior.

Encendí mi móvil. Tres mensajes, uno de Amanda y los otros de Dylan. Hablando de Dylan...tenía que hablar con él sobre el asunto de Madison, me estaba comiendo la cabeza. No vi el momento en el que me volví a quedar dormida, sólo sé que cuando abrí los ojos mi despertador marcaba las 12 del mediodía. ¡Las 12!. Bajé al salón. Esta vez Harry estaba recostado viendo la tele. Tenía un aspecto de cansancio, y unas notables ojeras se extendían bajo sus ojos. Me miró y sonrió mostrando dos bonitos hoyuelos.

-Buenos días ángel, no tenía idea de que fueras tan dormilona.

Solté una pequeña risa y me senté a su lado.

-¿Qué...pasó anoche? - pregunté acomodando un mechón de pelo detrás de la oreja.

-Bueno...empezaste a beber y a beber hasta el punto de estar borracha. No parabas de reírte. Al final te pusiste a bailar y a mi, básicamente, me obligaste a hacerlo - tragué saliva - oh, y empujaste a...¿Madison?, como sea, y la tiraste al suelo. Si no fuera porque te sujeté, te hubieras abalanzado sobre ella - no parecía enfadado, ni disgutado, al contrario, parecía divertido con la situación. Yo solo podía sentirme avergonzada.

-¿Yo hice eso? - asintió.

-Estás hecha toda una fiera - se rió.

-¿Y cómo es que acabaste aquí?

-Tú me lo pediste.

Suspiré. Recordatorio mental: no volver a beber.

-Lo siento mucho Harry, de verdad. No quería que pasaras mala noche ni...- me interrumpió poniendo ambas manos en mis mejillas.

-Está bien, ángel. No te preocupes - sonrió.

Sonreí y le miré a los ojos. Unos preciosos ojos verdes.

-Si quieres puedes quedarte a comer - le ofrecí.

-Me encantaría, pero mi entreno empieza a las cuatro y apenas me da tiempo. Tengo que hacer algunas cosas antes - acarició mis mejillas con los pulgares, rasposos, pero cálidos - otro día, ¿vale?.

Estuve hablando con él un buen rato. Cuando se fue, me puse a estudiar. Ir a fiestas no signigicaba dejar de lado la universidad. Cuando acabé, hice la comida. Se me hizo eterna la tarde, y para matar el tiempo fui al supermercado, aunque mi frigorífico no lo necesitaba. Iba caminando por la sección de congelados.

-Hola, nena - dijo una voz masculina que creía ya haber oído antes.

Fijé mi vista en la persona que estaba frente a mi. Pude reconocerle, era el chico con el que había estado bailando en la fiesta.

-Um...adiós - seguí avanzando con el carrito, que estaba bastante lleno.

-Hey hey, espera - se plantó frente a mí, cortandome el paso - ayer empezamos con mal pie, lo sé. ¿Qué tal si me presento?.

Había que admitir que el chico era atractivo, pero todo eso lo perdía con la arrogancia que había usado por la noche. No obtuvo respuesta por mi parte, en cambio,  apartó el carro para poder situarse cerca de mi.

-Soy Connor - sonrió de medio lado. Pude observar que tenía un piercing en el labio inferior

-Maggie - contesté de mala gana, nos dimos un apretón de manos.

-¿De qué viene Maggie?

-De Margaret...-murmuré lo más bajo posible, aunque él me oyó, porque soltó una carcajada.

-¿Tanta gracia te hace? - fruncí el ceño.

Jamás me había gustado mi nombre...es decir, ¿Margaret? ese nombre lo podría tener perfectamente mi bisabuela. Por eso me quedaba simplemente en Maggie, y cuanta menos gente lo supiera, mejor.

-Me hace gracia que no lo digas en alto. Tienes un nombre precioso - afirmó.

Apreté los labios y asentí sin saber que responder.

-Un gusto verte, Connor - me despedí con frialdad y seguí haciendo la compra porque, realmente era a lo que había ido.


Hey Angel - Harry Styles *COMPLETA* *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora