16.

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Al día siguiente, lo primero que hice fue llamar a Harry. La primera vez que no respondió lo dejé estar, seguro que estaba durmiendo u ocupado. Después de que pasara una hora, ocurrió lo mismo, y lo dejé estar. Pero después de que hubiera comido, comencé a alterarme. Siempre responde al teléfono, por lo menos a esas horas. 

Aunque remontandome a lo que había ocurrido ayer, todo tenia sentido. Simplemente no quería saber nada de mi. 

Realmente me frustraba,  porque no consideraba que hubiera sido tan dura...¿o quizás sí?. Había dicho las cosas sin pensar, y seguramente estaba empzando a pagar las consecuencias.

En todo caso, decidí no darle demasiadas vueltas al tema. Yo misma le había dicho que necesitábamos tomarnos un tiempo, aunque, replanteandomelo bien, no sabia si en realidad quería separarme de él. 

A eso de las ocho, llamaron al timbre. Bajé en pijama, puesto que no había salido en todo el día y abrí.

-¡Por Dios Maggie! - soltó una carcajada - adoro tu conjunto

-Oh, cállate Amanda - rodé los ojos.

-Venga, arreglate, nos vamos de fiesta.

Enarqué ambas cejas. 

-No me apetece una mierda - afirmé.

-¡Pero tienes que salir, Mags!  - me agitó - venga, hazlo por mí - hizo pucheros.

-¡Ugh! Está bien, dame diez minutos.

No me molesté en arreglarme. Cogí los primeros vaqueros que pillé y un suéter cualquiera. Bajé y cogí mi abrigo.

-Cuando quieras - anuncié llamando la atención de mi amiga.

Se giró y puso una mano en su cintura. 

-¿Me vacilas verdad?.

-No vas a convencerme para ponerme un vestido, hace demasiado frío - dije mientras salía. 

Nos dirigimos hasta el local donde Amanda había quedado con unos amigos entre quejas. De verdad que yo la quería muchísimo, pero a veces se ponía insoportable, sobre todo cuando se trataba de salir.

Al entrar al local, lo primero que hizo Amanda fue soltar un gritito e ir disparada hacia un grupo de personas, de las cuales no conocía a ninguna. 

Durante las dos primeras horas, permanecí sentada en una silla de la barra. Realmente no sabía qué hacía allí cuando lo que realmente me apetecía era estar en casa. Uno de los amigos de Amanda me sacó a bailar. Tenia sus manos en mi cintura, pero mantenía las distancias, por lo cual no me sentía incomoda. 

Vi como mi amiga nos señalaba entre risitas. Seguro que ella había liado al chico para que bailara conmigo. Negué poniendo los ojos en blanco. Así era Amanda.

-Voy a salir a tomar el aire, ahora vuelvo.

El chico sonrió con dulzura y apartó las manos de mi cintura. Fui hasta la salida del pub, donde me pusieron un sello en la mano para que pudiera volver a entrar. Me apoyé en la pared y me abaniqué con la mano. Realmente me agobiaban aquel tipo de sitios. 

Justo cuando me disponía a volver dentro, vi una cara conocida a tan sólo unos metros de mi. Una cara que me inspiraba odio, pero también temor: Connor. Después de lo que había ocurrido la última vez me esperaba cualquier cosa de él.

Iba acompañado de dos hombres tan grandes como armarios, sin exagerar. Él les dijo algo que no alcancé a oír, y acto seguido aquellos dos mastodontes comenzaron a caminar hacia mí decididos. 

Entré en el pub lo más rápido que mis pies me permitieron, presa del pánico. ¿Qué coño había sido eso?. Yo no conocía a esos dos hombres en absoluto, y por la forma en que se dirigían hacia mi, no parecían muy civilizados. 

En apenas unos minutos, estaban dentro. Aunque estaba más relajada, ¿qué iban a hacerme estado ahí dentro?.

En cuanto fijaron la vista en mi, comenzaron a acercarse de la misma forma de antes.

Nadie parecía percatarse de ellos, me sentí completamente perdida. Lo único que mi mente pudo procesar, fue correr hasta el baño. Me perdí entre la gente y eché una carrera hasta los aseos.

Entré en el de mujeres y me encerré en uno de los cubículos, esperando que no me encontrasen. Me senté en la tapa del inodoro y cogí mi móvil. 

Necesitaba hacer algo. No podía recurrir a Amanda, porque seguramente estaría borracha y de poco servía, además la música estaba muy alta y seguramente no me oiría; ¿Dylan? No. Ni siquiera estaba segura de dónde estaba ; tampoco podía recurrir a la ayuda de Liam, a él era a quién menos quería meter en mis problemas. 

Solo me quedaba una persona. Alguien que me había salvado un centenar de veces. Alguien que, a pesar de mis constantes cambios de opinión, había decidido quedarse. Alguien que solía definirse cómo monstruo, pero que en realidad era un héroe. 

No hace falta que diga su nombre, ¿verdad?.

En lugar de llamarle, decidí mandarle un mensaje. Solo esperaba que lo viese cuanto antes.

"Maggie: es urgente, por favor. Llamame en cuanto puedas. Estoy asustada."

Bloqueé la pantalla y suspiré deseando que su respuesta llegase pronto. 

Y, como si me hubiese leído la mente, mi móvil vibró, indicando una llamada entrante, la cual no dudé ni un segundo en responder.

-¿Qué ocurre Maggie? - preguntó él, con un notable tono de preocupación y angustia. 

-Connor él...estaba...con unos hombres..él...- dije con la respiración entrecortada, sacudí la cabeza intentando tranquilizarme y le conté todo con calma. 

Se quedó unos segundos en silencio.

-Dime ahora mismo dónde estás - dijo finalmente. 

-Estoy en los baños...es...es un local del centro...está justo al lado de... - me interrumpió.

-No te muevas de ahí - colgó.

Solté aire con alivio al saber que estaba de camino. Me costó mandarle la ubicación, porque mis manos temblaban, pero conseguí hacerlo. Sin embargo, esa tranquilidad duró poco. Abrieron la puerta de los baños bruscamente. 

-Tiene que estar aquí - dijo un hombre.

Me tapé la boca con una mano para evitar que mi respiración se oyera, y subí los pies al retrete. 

Oí cómo iban abriendo las puertas una a una. Cuando se pararon justo en frente de la mía, comencé a llorar en silencio. 

-Está cerrada con seguro - dijo uno de los dos.

-Tirala abajo. 

En ese momento se me paró el corazón. ¿Qué iban a hacerme cuando vieran que estaba allí?. 

Con una simple patada, la puerta cayó. Grité muerta del miedo.

-Premio - sonrió maliciosamente uno de los hombres - sujetala.

Intenté escapar, pero el hombre fue más rápido y me sujetó bruscamente. 

-¡Sueltame! - me revolví. 

El otro hombre sacó una navaja, haciendo que me paralizara por completo. La pasó por mi mejilla causando un corte, hice una mueca de dolor. 

-Será rápido, tranquila - soltó una carcajada cargada de maldad. 

No podía creerlo. 

Iba a morir. 



Hey Angel - Harry Styles *COMPLETA* *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora