18.

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Decidimos entrar a casa, ya que imaginaba que la conversación que se avecinaba iba a ser algo serio. Me quité el abrigo que llevaba y lo colgué en el perchero de la entrada, al igual que Harry. 

-¿Quieres beber algo? ¿Comer? - le ofrecí.

-No, pero te lo agradezco - sonrió, mostrando esos hoyuelos tan encantadores. 

Fuimos directos al sofá y nos sentamos. Jugaba con el bajo del suéter y movía mi pie con nerviosismo. Esperé a que él comenzara a hablar. 

-No quería que supieras esto. Que descubrieses el montón de mierda que soy - dijo - pero, dada la situación...creo que no me queda otra. 

Le miré atentamente. 

-No soy una buena persona, ángel - me miró a los ojos - si tengo un apartamento, un coche, y puedo comprarme todo lo que me de la gana... - Soltó un suspiro - es por una razón. 

-¿A qué te refieres? - fruncí levemente el ceño con confusión. 

-Pego a gente, Maggie - soltó de repente. 

Solté una pequeña risa.

-Sí, boxeando. ¿Y?.

-No, Maggie...no me refiero a cuando boxeo. Me refiero fuera de todo ese ambiente - dice arrastrando las palabras, como si le costara - algunas personas que tienen cuentas pendientes me piden que haga el trabajo sucio, y a cambio, me pagan una fuerte suma de dinero. 

No sabía exactamente qué decir. Ahora entendía la causa de por qué desaparecía a veces. Entendía prácticamente todo, y no encontraba las palabras adecuadas para decir.

-Harry... - susurré.

-¿Cómo crees que me mantengo?. No voy a la universidad, el dinero de las peleas no es suficiente... -  soltó aire con cansancio - ya te lo dije. No es nada agradable para mí, Maggie...no lo era. El otro día cuando te fuiste de mi casa me di cuenta de que era el momento de ponerle punto final a esa parte de mi vida. Haría todo lo que hiciese para no perderte Maggie - vi en sus ojos miedo, haciendole parecer tan indefenso - no quería que supieras quién era en realidad. El asco que doy. Probablemente me odies, lo sé. Nunca llegaré a ser lo suficientemente bueno para ti.

La verdad es que me había dejado impactada. Pero jamás podría odiarle. Me salvó la vida. Y aunque él se viese como un monstruo, yo le conocía. Sabia quién era el verdadero Harry. Era aquel que se pasaba por mi casa porque le quedaba de camino, que iba conmigo al bar de Niall, que me mandaba mensajes inesperadamente. Era el chico que, casualmente, se me acercó en una pelea y me llamó 'ángel'. Él no era una mala persona. Era a quien más amaba en el mundo.

-Harry - puse mis manos en sus mejillas y le hice mirarme - no te odio, no puedo odiarte. Te has convertido en algo tan vital para mí, que realmente no sé qué haría sin ti. Y no quiero que ni se te pase por la cabeza que no eres suficiente para mí, porque lo eres, Harry. Nadie podría hacerme tan feliz como tú.

Una amplia sonrisa se formó en su rostro, pero podía notar la tensión que aún tenía. 

-¿De verdad...no te importa lo que soy?

-Sé lo que hay aquí, Harry - puse mi mano en su pecho - hay un corazón enorme. 

No se lo pensó ni un segundo y me abrazó fuertemente. Era el abrazo más emotivo que habíamos tenido. Sentía que por fin eramos libres, sin secretos, sin ataduras, sin nada que esconder. 

-Gracias ángel - susurrando. 

-Gracias a ti, Harry - sonreí.

Cogió mi cara con ambas manos y me besó lentamente. Yo le seguí el beso. Sus labios se movían desesperadamente. Añoraba tanto esa sensación. Sus labios eran tan suaves...tan apetecibles...y yo tenía la suerte de poder probarlos.

No sé el número de veces que nos besamos, ni el tiempo que duraban esos besos, pero parecía que el mundo se había detenido de repente. Habíamos acabado tumbados en el sofá, apretujados el uno contra el otro mientras él me abrazaba.

-Maggie - dijo Harry con suave tono de voz.

-¿Sí? - pregunté mientras entrelazaba sus dedos con los míos.

-¿Te gustaría ser mi novia?. 

El corazón  comenzó a latirme a mil por hora. Me giré, quedando cara a cara con él. Podía percibir su nerviosismo. Algunas veces había pensado en Harry pronunciando esas palabras, pero nunca pensé que llegaría a decirmelo.

-Me encantaría - sonreí ampliamente, y acto seguido nos fundimos en un precioso beso. 

El resto de la noche fue perfecta. Él se quedó a dormir y nos pasamos horas hablando. Por la mañana se tuvo que ir bastante temprano, ya que seguía practicando boxeo y debía seguir asistiendo a los estrenos.

Yo por mi parte, decidí llamar a Dylan. Habíamos quedado, así que cogí un taxi y fui hasta allí. Cuando llegué, Dylan me esperaba en la puerta. Sonrió al verme. Nos dimos un fuerte abrazo, ya que hacía bastante tiempo que no nos veíamos.

-Amanda me contó lo de ayer - dijo mientras pasaba la mano por mi espalda - ¿estás bien?.

Le expliqué absolutamente todo lo que había pasado en aquel local.

-Entonces, ¿Harry te ayudó? - preguntó mientras bebía su café.

-No, Harry me salvó - le corregí.

-Creía que ya no os hablábais - parpadeó con confusión.

-Y así era - asentí - pero fue a él a quien llamé cuando estaba muerta del miedo en aquel baño, y si no hubiera sido por él, ahora mismo no estaría aquí. Y sé que no te cae bien, Dylan, pero ha hecho demasiado por mí en todo este tiempo, y nos queremos, así que no hay nada que hacer.

-Espera, espera - posó su vaso en la mesa y me miró fijamente - ¿qué quieres decir con eso de 'no hay nada que hacer'?.

-Quiere decir que Harry y yo estamos oficialmente saliendo - sonreí al recordar su propuesta.

Su cara era todo un poema. Casi le llegaba la mandíbula al suelo y tenía los ojos abiertos de par en par. Reí ante su reacción.

-Vaya...no mentía cuando decía que de verdad le importabas - se pasó la mano por el pelo.

-¿Qué? - pregunté, algo perdida.

-Cierto, tu no sabes esto - se rió y se acomodó en el asiento - hace algunos meses, Harry y yo hablamos. Yo le decía que tuviera cuidado, no quería que te hiciera daño, pero él no paraba de repetirme que no podía separarse de ti, que le importabas más que nada en el mundo. Ahora veo que era todo verdad - sonrió de medio lado.

Se me estrujó el corazón. No podía imaginarme a Harry diciendo esas cosas tan bonitas...

Me llegó un mensaje poco despues. "Harry: oye ángel, los del gimnasio me han invitado a comer, siento que no podamos vernos, pero ¿qué te parece si por la noche me acerco a tu casa y vemos una peli?" "Maggie: me parece un plan perfecto." "Harry: genial, nos vemos por la noche ángel, te quiero."

Sonreí como una tonta con ese 'te quiero'. Simplemente era todo perfecto.

Dylan y yo decidimos ir a comer, y por la tarde, a pesar de sus constantes quejas, me acompañó a ver tiendas de ropa. Eran ya las ocho y media cuando nos despedimos, y la única luz que iluminaba las calles era la de las farolas.

-Mándame un mensaje cuando llegues a casa, pequeñaja - me revolvió el pelo y empezó a andar.

-¡Lo haré!.

Mi casa quedaba a unos veinte minutos de donde estaba, pero me sentía tan feliz que ni siquiera me importaría andar 10 kilómetros. Oí pasos detrás de mi, pero no le di importancia, mucha gente solía ir por esas calles. Estaba como en una nube, en la que no me importaba nada más que Harry.

Me giré pero no vi a nadie, así que seguí caminando con normalidad. Justo cuando giraba en una esquina, sentí unas manos agarrandome con fuerza, y un pañelo en mi nariz. Me revolví todo lo que pude, tratando de escapar, pero mis ojos se fueron cerrando lentamente, y sentí como todas las fuerzas que podía tener iban disminuyendo. De repente, todo se volvió negro. 




Hey Angel - Harry Styles *COMPLETA* *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora