Habían sido meses, pero se sentía como una completa eternidad. Una eternidad sin saber nada de Harry. Ni de Connor. E incluso sin hablar con Dylan, Amanda y Liam. Me había aislado, en cierta manera. Dejé de ir a esos combates de boxeo, y fijé toda mi atención en la universidad. No podía negar que echaba de menos relacionarme con las personas que he nombrado, pero la verdad es que estaba más tranquila. Ncesitaba estar sola.
Últimamente salía a correr a menudo, no sabría decir la razón exacta de por qué lo hacía. Quizás porque me divertía, o quizás porque me gustaba la idea de estar en forma, o quizás porque recorrer las calles de Londres era entretenido, o quizás simplemente porque el hecho de conectar los cascos al móvil y perderme entre mis ideas desconectando del resto del mundo me relajaba. ¿Quién sabe?.
El caso es, que me vestí con unos leggins negros, una sudadera gris y unas zapatillas deportivas. Y, como ya he mencionado antes, conecté mis cascos al móvil y puse la música a todo volumen. Salí de mi calle a un ritmo relativamente lento. Me perdí entre las calles del centro, intentando no chocarme con toda la multitud de gente que las inundaba. Noté algo frío y húmedo en la nuca, después en la cabeza. Miré hacia arriba percatandome de que había comenzado a llover. Aceleré mi ritmo para llegar rápido a casa, pero lo único que conseguí fue perderme. Suspiré dandome por vencida y dejé de correr. Estaba completamente empapada, y por mucho que corriese, no me iba a secar.
Un coche paró justo a mi lado, miré hacia él, resultandome extrañamente familiar. Pensé que había aparcado, pero el motor aún sonaba y el propietario no bajaba. Hizo sonar el claxon. Miré a ambos lados pensando que buscaba a alguien, pero en esa calle solo estaba yo. No quería montarme, podía ser un secuestrador o que sé yo. Seguí caminando mientras me abrazaba a mi misma a causa del frío que comenzaba a apoderarse de mi. El coche continuó avanzando a mi lado. La ventanilla se bajó, se oía música en el interior.
-¡Maggie! - gritaron desde dentro del vehículo.
Podría reconocer esa voz en cualquier parte. Podría escuchar esa voz un millón de veces, y todas ellas mi piel se erizaría. Pero no podía resistirme a entrar y verle, después de tanto tiempo. Abrí torpemente la puerta del copiloto a causa de mis manos, empapadas por la lluvia. Cuando me monté en el coche, no pude mirarle en un primer momento. Me armé de valor, y obligué a mis ojos a mirarle.
Simplemente increíble. Estaba perfecto, eran un desastre, pero era un desastre perfecto. Ambos nos mirabamos fijamente, sin ser capaces de decir nada. Fui yo la primera en hablar.
-Hola - me limité a decir.
-Hola - hizo una pausa - ángel.
Y a pesar de todo, seguía llamandome ángel.
-Te...he echado de menos - tragué saliva.
Su mandíbula se tensó.
-¿Tú? ¿Echarme de menos? - se rió con ironía - después de tantos meses...¿me echas de menos? Si realmente me hubieses echado de menos, tú y yo seguiríamos hablandonos desde hace tiempo.
Vale, tenía toda la razón. Pero era cierto que le echaba de menos, aunque no lo demostrase. Todos estos meses sin vernos me habían hecho comprender que necesitaba a Harry más que a nadie, él me hacía feliz. Pero le había dejado ir, y no sabía si volvería.
-Yo también me alegro de verte...-murmuré dejando mi cabeza apoyada en la fría ventanilla.
No dijo nada, ni siquiera arrancó. ¿Y si ahora se ponía a gritarme diciendome que me largara? ¿Y si no le volvía a ver? No estaba preparada para eso. Había cometido el mayor error de mi vida y todo había comenzado con una estupidez mía. El día que me se presentó en mi casa después de dejarme plantada, admitió que se había pegado con alguien y había dicho que no quería hundirme en la mierda que estaba metido. Pero él necesitaba mi ayuda, y yo le había dejado de lado.
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Hey Angel - Harry Styles *COMPLETA* *EN EDICIÓN*
Fanfic22 años. Boxeador. Frío. Agresivo. Obsesivo. Posesivo. 18 años. Estudiante. Dulce. Soñadora. Guapa. Sonriente. ¿Cómo acaba?.