21.

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Narra Maggie.
Estaba casi segura de que habían pasado más de dos meses. Casi. Estaba totalmente incomunicada. Ni siquiera sabia que hora del día era, no había ni una sola ventana en el sótano.
Me daba asco a mi misma, lástima. Debía de haber adelgazado al menos 8 kilos, puesto que lo único que Connor se dignaba a darme dos veces por semana era un trozo de pan.
Además, él había vuelto a abusar de mi un par de veces más. Y cada vez que lo hacía, sentía asco, tanto por él como por mi. ¿Por qué por mi?. Sencillo: debería haber parado todo antes de que sucediera esto, pero, no lo había hecho y había acabado como había acabado.
Desastroso.
En resumen. Mi vida se había convertido en una mierda absoluta. Hace un par de semanas, dejé de tener esperanza. Dejé de preguntarme si alguien me estaría buscando. Dejé toda positividad de lado. Había dado por hecho que nunca iba a conseguir salir de allí.
Entonces, a las tres de la mañana, cuando estaba tumbada en esa mugrienta cama, llegaba a mi cabeza el peor pensamiento de todos: Harry.
No sabia si iba a volver a verle alguna vez. No le había dicho 'te quiero' por última vez. No había podido despedirme. Y eso me mataba, me hacía llorar hasta tal punto que me faltaba el aire.
¿Que si estaba buscando alguna salida? Como ya he dicho, asumí que iba a pasar el resto de mis días allí. No había manera de escapar. Lo más probable era que terminará muriendo:
A) Muerta del asco
B) A manos de Connor.
Y no sabia qué prefería.

Narra Harry.
Tres meses habían pasado exactamente. Tres meses sin saber nada de ella. Oficialmente era una desaparición. La policía no se esforzaba en buscarla, habían archivado el caso. Dylan y yo íbamos todos los días a buscarla por todos los rincones de la ciudad. Incluso a las afueras. La tercera semana de la desaparición de Maggie, se unieron Amanda y Liam. Pero ni aunque fuéramos un centenar. Ella seguía sin aparecer. 

No debajaba de comerme la cabeza pensando en el por qué. ¿Por qué ocurría esto cuando las cosas iban bien?. Estaba más que claro que no había sido decisión suya. 

Entonces llegaba la peor conclusión de todas. Quizá estuviera muerta. Quizá todo lo que hacíamos no servía ya de nada. Quizá...

Aún así, no iba dejar de buscarla. 

Estaba en mi apartamento, dejándome la vista en el ordenador por si encontraba cualquier dato. Pero nada. Empecé a buscar enlaces sobre desapariciones, y todo me llevó a noticias sobre secuestros. ¿Y si Maggie había sido secuestrada?.Cogí el coche y conduje lo más deprisa que pude hasta casa de Dylan, subí las escaleras y llamé al timbre varias veces, casi sin aliento. 

Abrió la puerta y frunció el ceño al verme.

-¿Estas bien, St...? - Le ínterrumpi.

-La han secuestrado...- dije intentando recuperar el aliento. 

Parpadeó sin entender.

-¿Qué?

-Secuestrada, Dylan. Maggie no desapareció por casualidad. Alguien tenía muchas ganas de que ella desapareciese del mapa - le expliqué.

-¿Y cómo estás seguro de eso? - se cruzó de brazos. 

-Porque lo presiento. Vamos, tiene lógica. ¿Cómo sino habría podido suceder esto?

MIró unos segundos hacia abajo y volvió a fijar su mirada en mí. No estaba muy seguro de que me creyera, pero por lo menos me prestaba atención.

-¿Y quién crees que ha podido ser?.

Me quedé en blanco. Eso no me había parado a pensarlo. Maggie era un imán repelente de problemas, el que se los causaba era yo. No se me ocurría nadie que quisiese hacerle daño, es decir, ¿cómo se puede hacer daño a alguien como ella?.

-Eso...no lo sé - respondo.

-Maggie se llevaba mal con pocas personas, pero nunca llegó a tener graves conflictos con ellas. 

-Voy a ver si me entero de algo. Si se te ocurre algo, llámame.

Salí corriendo de allí lo más rápido posible y me dirigí hacia mi coche. Si quería averiguar algo, primero debía ir a casa de Maggie.

Narra Maggie.

Estaba acurrucada en la cama, tiritando, ya que las roñosas sábanas apenas daban calor. Intentaba dormir, ya que es el único momento en el que descansaba del dolor que me invade. Oí la puerta del sótano abrirse. Recé para que sólo se burlase de mí.

-Levanta tu culo asqueroso de la cama, te he traído la cena.

Me incorporé lentamente y vi como dejó el plato con el trozo de pan. Qué considerado. Me puse a devorarlo sin importarme cómo me miraba. Tenía demasiada hambre.

-¿Sabes que hoy he ido a tu casa? - soltó de repente. 

Dejé de masticar inmediatamente y le miré esperando a que siguiese hablando, porque sabía que había más.

-Le he dejado una nota a tu querido Harry - sonrió maliciosamente.

Me dio un vuelco en el estómago al oír su nombre. 

-Eso si es que sigue acordándose de ti. Probablemente ya se haya tirado a unas cuantas - se rió.

Reprimí el puñetazo que quería darle y cogí una bocanada de aire intentando mantener la calma. Por muchas cosas que Connor dijera, por mucho que intentase hacerme daño, no olvidaba quién era Harry y lo que sentía por mi.

-Pobrecita - me cogió bruscamente del mentón - vas a morir tan sola - y de nuevo esa horrible sonrisa. 

Se fue, dejándome con tal vacío en el pecho, que casi hasta podía sentirlo.Intenté no ponerme a llorar, pero no pude evitarlo, las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas. Sabía que él tenía razón. Iba a morir sola.

Narra Harry.

Me encontraba frente a la puerta de casa de Maggie. Si la policía no pensaba ponerse a hacer su trabajo, lo haría yo. No tenía ni puñetera idea sobre investigar desapariciones, pero cuando la vida de la persona más importante de tu vida está en juego, te conviertes en el mismo Sherlock Holmes. 

Busqué debajo del felpudo, por si el universo decidía ponerse de mi lado y dejar por casualidad una copia de la llave para que pudiera encontrar a mi novia. Cómo no, ni rastro de la maldita llave. Por suerte, sabía algún que otro truco para forzar una puerta. Fui al coche y busqué entre toda la porquería que tenía en la guantera un imperdible o algo parecido. Bingo.

Volví a la puerta y conseguí abrirla gracias al pequeño objeto metálico. Me recorrí la planta baja al menos cinco veces. En ninguna de las habitaciones había una sola pista. Decidí subir arriba. Me dirigí directamente a la habitación de Maggie. Busqué en todos los rincones de la habitación:  en el armario, debajo de la cama...incluso en el cajón de sus calcetines. Me senté en la cama y me pasé las manos por la cara suspirando. ¿Y si ya la había perdido y nada de lo que hiciese ahora podía devolvermela?.

Comencé a andar por la habitación pensando qué es lo que no estaba viendo. Había algo que se me escapaba. Me detuve frente al tablón de corcho que había colgado en la pared. Estaba ocupado principalmente por fotos y papeles con tareas que aún estaban por hacer. Sonreí al ver una que ponía "deja de ser imbécil y llama a Harry".  La quité con cuidado y la guardé en el bolsillo trasero del pantalón. Iba a salir de la habitación cuando un papel doblado varias veces me llamó la atención. Retiré la chincheta que lo sujetaba y lo desdoblé. Comencé a leerlo:

"Si has encontrado esto, entonces no eres tan corto de mente como creía."

Fruncí el ceño el leer aquellas primeras palabras. 

"Supongo que aún sigues buscando a la pequeña Maggie..."

Me da un vuelco al corazón al ver su nombre.

"No te diré dónde ni cómo está. Me has quitado demasiadas cosas ya Styles, era mi turno de joderte la vida. Nos lo estamos pasando muy bien los dos...juntos...bajo las sábanas. Buena suerte Styles, la vas a necesitar. -Connor."

Era tal la ira que me invadía, que arrugué el papel entre mis manos y le di un golpe a la pared con el puño.

-¡Hijo de la gran puta! - grité.

No iba a permitir que le siguiera haciendo daño a Maggie. Todo iba a terminar muy pronto.

Hey Angel - Harry Styles *COMPLETA* *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora