15.

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Incluso estando a tantos metros separada de él, podía notar perfectamente cómo la ira y el enfado se extendían por las facciones de su cara, las cuales eran duras. Su mandíbula estaba tensa y sus puños apretados. Siempre hacía eso cuando no era capaz de controlarse.

En ese momento, me bloqueé por completo. Sentí el impulso de correr hasta la primera fila y quedarme viendo el combate, pero por otro lado, mi mente me pedía salir de allí a gritos. Alejarme de Harry. Y creo que la parte caprichosa de mi corazón, decidió por mi. Mis pies reaccionaron al instante y comencé a caminar entre todo el barullo, empujando a la gente para abrirme paso hasta la primera fila, sin importarme los insultos que estaba recibiendo. Una vez allí,pude tener una visión más clara de Harry; entonces me pareció aún peor.

Las venas de sus brazos estaban marcadas, y su ceño estaba fruncido. Los nervios y la angustia se apoderaron de mi. Quizá mi presencia podría empeorar aun más su carácter, si es que eso era posible.

Entonces ocurrió lo que menos deseaba: me vio.

Un brillo apareció en sus ojos, pero se esfumó al instante. Me quedé paralizada, sin saber si apartar la mirada o mantenerla. Pero fue él el que optó por la primera opción.

Solté el aire que había estado comprimiendo. La campana sonó, y el corazón se me aceleró por completo, no quería ni imaginarme la manera en que Harry iba a deshacerse de la cólera que tenia acumulada.

Ambos luchadores comenzaron a andar por el ring, cubriéndose con los brazos a modo de defensa. Me extrañó ver que Harry era el primero en recibir un puñetazo. Él soltó un gruñido y siguió con la defensa. La primera ronda consistió en defenderse por parte de ambos y algún puñetazo relativamente suave en el estomago. El combate parecía darse tranquilo y relajado, pero todo empeoró en la segunda ronda.

Algo pareció ir mal, pareció encajar mal para Harry. Y yo también me di cuenta. El hombre le había dado una patada a Harry, pero el árbitro no pareció ni inmutarse, y hasta donde yo sabía, eso era una clara falta. El oponente sonrió victorioso y con arrogancia por la acción del árbitro.
Entonces sucedió lo que más temía: Harry estalló.

Empezó a asestarle fuertes puñetazos en la cara a su contrincante, que en pocos segundos tenía el rostro lleno de sangre. Se escuchó el silbato para indicarle que parase, pero no se detenía. Lo único que hacía era ir a más. Al final le tiró al suelo y siguió con la brutal paliza. Me llevé las manos a la boca paralizada. Era incapaz de moverme.

Necesitaron 4 hombres para poder separar a Harry y sacarle de aquella sala.

Finalmente anunciaron que el combate se suspendía, y se llevaron a aquel hombre, ya que necesitaba ayuda médica.

Salí de allí lo más rápido posible. Las imágenes no paraban de repetirse en mi cabeza. Estaba asustada, solo había visto a Harry de aquel modo cuando pegó a Connor, y pensaba que no tendría que verle en ese estado nunca más. Era como si de repente todo el control que hubiera en él se desvaneciese por completo.

Mis pies se detuvieron en la salida cuando oí voces.

-¿¡Pero se puede saber que cojones ha pasado ahí dentro!? - gritó un hombre, con la voz algo afónica.

-¡Tú también lo viste! - vociferó Harry- ¡habían comprado al puto árbitro!.

-¿Acaso sabes la que te puede caer por lo que has hecho? - ninguno de los dos bajaba el tono de voz, por lo que no me costó seguir la conversación.

-Me la suda el dinero

El hombre suspiró.

-Vete a casa Harry, mañana te llamo.

No oí una palabra más, puesto que la conversación había terminado. Entonces, al haberme quedado parada en el sitio, me encontré con él, cara a cara.  Sus ojos, fríos y apagados, se clavaron en los míos. Su expresión era de asombro, y a la vez de cansancio.

-Maggie...-murmuró- pensé que te habrías ido. No...esperaba verte aquí.

-Yo tampoco -miré mis pies con incomodidad.

Ambos nos quedamos en silencio. Era realmente incómodo, y no sabia si debía irme o esperar a que él lo hiciera. Después de lo que acababa de pasar no tenía muy claro cómo actuar.

-Lo has visto todo, ¿verdad? - preguntó de repente.

-Yo...sí - admití con cierto temblor en la voz.

Se pasó las manos por la cara, suspirando con cansancio.

-¿Sabes? Lo que menos quería que vieras era a mi en ese estado - apretó los labios - cuando me pasa no soy consciente de lo que hago, te lo juro - me miró, pude percibir el miedo en su mirada - yo... no quiero que pienses que soy monstruo Maggie. De verdad que no - noté cómo se le quebró la voz al pronunciar esas palabras.

Por supuesto que me había asustado cuando le había visto tan descontrolado en el ring. Pero no pensaba que era un monstruo. Es una calificación demasiado horrenda como para definir a alguien, y menos a él. Le conocía. Me había salvado la vida en varias ocasiones, y me partía el alma que pudiese llegar a pensar que para mí era un monstruo.

-No pienso que seas un monstruo, Harry - enarqué ambas cejas - pero...¿por qué? ¿Por qué te pusiste así?.

Miró sus nudillos, los cuales estaban cubiertos con sangre seca y con algunos rasguños. Sonrió con tristeza.

-¿De verdad me lo estás preguntando?

Fruncí el ceño con confusión, pero en seguida me di cuenta: haberle dicho que necesitábamos darnos un tiempo le había enfurecido. Ojalá me hubiese callado en aquel momento, entonces seguramente hubiese evitado todo. Pero ya era tarde.

-Harry, no puedes tomarte así las cosas - dije con total calma.

-¿Así como, Maggie? - había elevado el tono de voz - soy yo el que está jodido porque la niña necesita un tiempo, a pesar de todo lo que ha pasado, pero no, no me puedo tomar así  las cosas - había apretado los puños.

-Harry no...no grites, por favor.

-¿Y que quieres que haga? ¿Sonreír y fingir que todo está bien? Porque te aseguro que no lo está - dijo entre dientes.

Cogí aire, sin perder los nervios en ningún momento.

-Vete a casa, Harry. Necesitas calmarte.

Abrió la boca para decir algo, pero no dijo nada. Simplemente bufó y se fue dando grandes zancadas hasta el parking.

Me apoyé en la pared y me deslicé por ella hasta quedar sentada en el suelo. Sequé rápidamente algunas lágrimas que rodaban por mis mejillas. No lloraba porque Harry me hubiera gritado o se hubiera puesto como un auténtico basilisco. Lloraba porque en el fondo, sabía que tenía toda la razón. Y ya sabeis lo que dicen. La verdad duele, ¿no?.




Hey Angel - Harry Styles *COMPLETA* *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora