13.

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¿Sabéis esa sensación que se tiene cuando no puedes dejar de pensar en una persona? ¿Cuando piensas que absolutamente todo es perfecto? ¿Cuando piensas que nada puede ir mal?. Bien, pues yo me encontraba en esa situación.

Harry se encontraba en mi cabeza las 24 horas del día. Minuto sí y minuto también. ¿Qué si estaba enamorada? Sí, profundamente.

Aunque no sabía qué tipo de relación teníamos. Nos veíamos cada poco y nos besabamos, pero no nos referíamos el uno al otro como 'novio' o 'novia'. Fuese lo que fuese, jamás me había sentido tan bien.

Esa noche, Niall daba una pequeña fiesta en el bar. Bueno, no era exactamente una fiesta, yo lo definiría más como una simple celebración. No iría demasiada gente, ya que era algo privado y debías tener una invitación para ir. Empecé a prepararme, ya que Harry pasaría a buscarme en 40 minutos. Decidí ponerme una falda negra, una camisa blanca y unos tacones.

Esperé sentada en mi cama a que Harry llegara. Mi móvil sonó, anunciando que alguien me llamaba. Lo cogí.

-¿Sí? - pregunté sentandome bien.

-Ángel, soy yo - sonreí al oír la voz de Harry.

-Oh, hola - respondí con un tono de voz más agudo de lo que habría querido.

-Oye...me ha surgido un pequeño problemilla. ¿Te importa ir tu sola al bar de Niall? Yo llegaré 15 minutos después, te lo prometo.

Y ahí se encontraba el defecto. A Harry siempre le surgía algún imprevisto, pero cada vez que trataba de averiguar que pasaba, él evitaba el tema. No sé qué podía estar pasando, pero tarde o temprano me lo tendría que contar.

-No te preocupes, cogeré un taxi - sentencié.

-Bien, te quiero pequeña - dijo dándole final a la llamada.

Solté un largo suspiro con resignación y me levanté de la cama. Me estiré todo lo que pude y llamé a un taxi. Salí al porche y me senté en el pequeño banco que allí se encontraba. No era un día especialmente frío para ser Londres, por lo cual se podía estar perfectamente fuera sin coger ningún tipo de virus. Esperé hasta que el taxi llegó. Cuando lo hizo, me monté. Como era lógico, me habría gustado más que hubiese sido Harry quién fuera a recogerme, ver su cara al ver mi falda, o escuchar su risa al percatarse de los tacones, tan poco habituales en mí.

Finalmente, llegamos y le pagué el dinero al taxista. Salí del vehículo. Podía oír una música tranquila desde dónde estaba, procedente del local donde me dirigía. Me adentré en él establecimiento y me sorprendí al ver más personas de las que esperaba que asistiesen.

-¡Maggie!.

Giré mi cabeza hacia el rubio que había pronunciado mi nombre.

-Has venido - se acercó a mi con una gran sonrisa.

-No me lo perdería - le devolví la sonrisa.

-¿Y Harry? Creía que vendría contigo - preguntó algo alterado al notar la ausencia de su amigo.

-Oh, se retrasará un poco, pero tranquilo, vendrá - le tranquilicé.

-Bueno, lo que necesites dímelo. Estaré por aquí.

Se fue a charlar con un grupo de chicos. Di una vista rápida, sin ver a nadie conocido. Me acerqué a una mesa, adornada con un mantel blanco, en la que estaban posados un montón de vasos y varias bebidas. Recordando lo que pasó la última vez que bebí alcohol, acabé optando por llenar un vaso con agua. Agua que no duró ni 5 minutos, ya que me encontraba sedienta sin razón alguna.

Hey Angel - Harry Styles *COMPLETA* *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora