10.

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-¿Así que no irás a Oxford? - la música del local era tan elevada que tuvo que usar un tono de voz más alto.

-No, no me llamaba mucho la atención, además no me lo puedo permitir - bebí del vaso que sostenía entre mis manos, que estaba medio lleno de Coca-Cola.

Sacó otra cigarro de la caja y apagó el que que anteriormente tenía entre sus labios en el cenicero. Era el cuarto que consumía.

-¿Quieres uno, Margaret? - preguntó mientras encendía el cigarro.

-No, gracias - respondí entre dientes. El hecho de que me llamase Margaret era irritante.

Se rió, porque sabía perfectamente cómo me había sentado.

-Eres la típica niña buena, Margaret. Deberías relajarte un poco - se recostó en la silla dando una calada al cigarro.

-Estoy completamente relajada, no me hace falta fumar para pasarmelo bien -espeté de mala gana.

-Wow, tranquila, sólo era una broma - rodó los ojos - ¿y quién te dejó plantada?.

-Eso a ti no te importa - bebí lo que quedaba en mi vaso dejandolo con el limón que hace varios minutos se encontraba en la parte superior del vaso.

-Bueno, eso que acabas de beber - señaló el vaso - lo he pagado yo, deberías decirmelo al menos, ¿no? - dijo con tono firme.

-Harry. Harry Styles - aparté la mirada con incomodidad.

-¿Styles? - su voz volvió a elevarse, y esta vez no parecía ser por la música.

Le miré ladeando levemente la cabeza con confusión.

-Uhm...si, ¿por qué?

-Joder - bufó - Styles se las tira a todas. Pero no pensé que tú fueras una de esas.

Abrí la boca con indignación. Mi cabeza no fue capaz de procesar una respuesta coherente en aquel momento, por lo que lo único que alcancé a hacer fue coger mi móvil y salir de allí lo más rápido posible.

-¡Margaret! ¡Mierda, espera! - oía los pasos de Connor a escasos metros de mi, pero mis pies no se detenían.

Su mano agarró mi brazo y me giró quedando cara a cara con él.

-Eso no era lo que quería decir - profirió con tranquilidad.

-¿Ah no? ¿Y qué es lo que querías decir, Connor? ¿Que la pobrecita de Margaret quedó con el famoso Harry Styles y que la dejó plantada, pero por una casualidad del 'destino' te la encontraste, la invitaste a tomar algo pero dado que es una mojigata se pidió una Coca-Cola, soltaste tu comentario de mierda y ella se largó? ¿Querías decir eso? Porque yo creo que sí -dije. La ira me quemaba la garganta.

Me miró a los ojos durante varios segundos. Su mano se colocó en mi cintura y antes de que me pudiese apartar, me besó. Sabía a tabaco. Sus labios se movían con desesperación pidiendo que los míos hicieran lo mismo, pero no cedí. Puse mis manos en su pecho intentado separarle con todas mis fuerzas, y lo conseguí.

-¿¡Estás loco!? - voceé.

-¡No te hagas la difícil! - gritó.

Negué soltando una risa de total ironía.

-Que te den - empecé a andar, y pude oír como se adentraba de nuevo en el local dando un golpe a la puerta.

-¡Maggie!

Me giré. Suspiré con alivio al ver a mi amiga Amanda parada de brazos cruzados a unos pasos de mi.

-Gracias a Dios, creía que...-me interrumpió.

-Creía que andabas con Harry - sonrió con diversión.

-Y yo creía que no lo recordarías después del pedo que pillaste - respondí de mala gana.

No quería hablar más de Harry. No quería tenerle en mis pensamientos un minuto más. No quería estar preocupada por él.

-Vale vale. ¿Y quién era ese chico?

-Para mi no es nadie - apreté el puente de mi nariz y solté aire - voy a irme a casa Amanda, ha sido una noche larga.

-Claro, ¡llámame y quedamos! - se fue andando calle abajo.

Volví a casa andando. No había cogido suficiente dinero para coger un taxi de vuelta, porque antes de que Harry me diera plantón creía que sería él quien me llevaría a casa. Al llegar me deshice de mi ropa y me puse el pijama. Me desplomé en la cama y cerre los ojos.

¿Dónde estaría? ¿Por qué no me llamaba? ¿Se encontraba bien?

En esos momentos me odiaba a mi misma. Me odiaba por estar preocupada, por comerme la cabeza de esa manera. Tenía sueño, pero no me podía dormir. La idea de que Harry hubiese tenido un accidente me aterraba, me aterraba de maneras inimaginables. La tentación por llamarle una vez más se apoderó de mi, así que lo hice. Pero nada. No hubo respuesta.

Me pasé absolutamente toda la noche en vela. Cuando me levanté por la mañana y subí la persiana, estaba lloviendo. No, lloviendo no, diluviando. Bajé y bebí leche directamente del cartón. Me sobresalté al oír el timbre sonar. Caminé vagamente hasta la puerta y abrí. Harry.

Llevaba unos pantalones negros, y una sudadera gris, cuya capucha estaba sobre su cabeza. Sus facciones eran duras e intimidantes, tantó que hasta sentí miedo.

-¿Puedo pasar? - preguntó después de varios minutos mirandonos.

Me aparté dejandole espacio para entrar. Dio varios pasos y cerró la puerta. Se acercó a mi a la vez que yo retrocedía. Acabé tocando la puerta con la espalda, y sus brazos posicionandose a cada lado de mi cintura. Estabamos tan cerca que podía oír su respiración, lenta y pausada. Sus labios se acercaron peligrosamente a los míos, pero giré la cara y sus labios quedaron sobre mi mejilla.Respiró hondo y separó su cara de la mía.

-Sé que te debo una explicación - dijo con un suave tono de voz - y te la daré.

No dije nada, simplemente dejé distancia entre nosotros y dejé que hablara. Sin embargo, hubo algó me llamó la atención: sus manos.

Fruncí el ceño y cogí una de sus manos. Sus nudillos estaban magullados y enrojecidos. Eso no era por haber estado boxeando, porque siempre se ponía guantes para hacerlo. Entreabrí la boca con estupefacción. Apartó la mano mano con brusquedad.

-¿Estuviste pegandote con alguien? - exclamé.

-Sí - farfulló.

-Es increíble - resoplé.

-No lo entiendes, Maggie. No entiendes las razones por las que lo hice.

-Pues dimelas y quizá lo haga - le miraba.

-Es complicado. No quiero meterte en la mierda en la que yo me he hundido. Eres increíble, Maggie. Eres capaz de hacerme olvidar lo hijo de puta que soy, hacerme pensar que puedo ser buena persona. No quiero hacer que eso cambie por culpa de las cosas tan horribles que hago - intentó coger mi mentón, pero me aparté. No sabía a qué se refería exactamente, estaba muy confundida.

-No me importa lo que hagas Harry, solo te pido que me lo cuentes para poder entenderte - supliqué.

-No quiero que me entiendas. Quiero que te quedes a mi lado.

Parecía asustado. Yo también lo estaba. Me estremecía pensar qué podía llegar a hacer Harry. ¿Acaso era tan malo como para no contarmelo?. Pero también me estremecía pensar lo que le habían hecho a él en el pasado, fuese lo que fuese a lo que se refería. Pero seguía furiosa, no confiaba en mi y era muy frustrante.

Nos quedamos en silencio, hasta que él pareció darse por vencido y se fue.

No sabía si volvería. No sabía cuando volvería a verle. Todo era un puto lío, al igual que mi cabeza.

Hey Angel - Harry Styles *COMPLETA* *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora