8.

1.7K 69 0
                                    

De camino a casa saqué el móvil y marqué el número de Dylan. Uno, dos, tres pitidos hasta que contestó.

-¿Diga? - respiraba entrecortadamente.

Él también debía de estar entrenando en el gimnasio.

-Hey Dylan, soy yo, ¿estás entrenando?.

-¡Maggie! Oh, sí, estoy en el gimnasio, ¿por? - oí cómo cogía una bocanada de aire.

-¿A qué hora acabas? Tengo que hablar contigo.

-Acabo a las ocho y media, ¿de qué qu...? - le interrumpí.

-Nos vemos a las ocho - colgué.

Dejé las bolsas de la compra en el suelo de la cocina, luego las recogería. Pensé en mandarle un mensaje a Harry diciendole que pasaría por el gimnasio, pero no quería abusar de su compañía. Como había refrescado, me puse una sudadera que Harry me había dejado una noche y yo me había quedado. Dios, ¿es que no había otra cosa que no fuera Harry o qué?.

Después de varios debates mentales conmigo misma, espabilé y fui hacia el gimnasio, no quería quedarme helada fuera. así que entré dentro. Frotaba mis manos con el propósito de que entraran en calor.

-Hey Maggie.

Me di la vuelta encontrandome con Dylan, un tanto sudoroso y con el pelo revuelto.

-Hola Dy, te abrazaría, pero no tengo ganas de oler a sudor masculino - sonreí con diversión provocando que se riera.

-Venga, vamos a algún sitio que no sea este, lo tengo muy visto - rodó los ojos.

-Creo que sé donde.

Cogimos su coche y le di una dirección. La de la cafetería de Niall. De ir a un sitio, prefería ir a uno que ya conociese. Bajamos y al entrar en el establecimiento, el olor a cerveza y a granos de café invadió mis fosas nasales.

-¿Niall? - pregunté, el rubio salió de detrás de la trastienda.

-¡Hola Maggie! - exlamó sonriendo - y O'Brien el imbatible - soltó una carcajada.

-Mucho tiempo sin vernos, Horan - dijo con ironía.

-¿Os conoceis? - enarqué una ceja.

-Niall es mi compañero de piso.

¿En qué mundo se supone que vivo yo?. No tenía ni idea.

-Sentaos y pedid lo que querais, invita la casa.

Tanto Dylan como yo sonreímos. Nos sentamos en una mesa y esperamos a que Niall nos trajera los pedidos, los dos pedimos café.

-¿Y bien? - bebió de su taza.

-No me habías comentado que tú y Madison os conocíais - contesté.

Él se atragantó con el café.

-¿Cómo sabes eso? - parecía alarmado.

-Ayer fui a una fiesta y me dio recuerdos para ti - bebí tranquilamente, miró sus manos con nerviosismo - mírame - exigí.

Levantó la mirada.

-Ella y yo...salimos juntos hace algunos meses - admitió.

Ahora la que se atragantaba era yo. ¿Madison y él...? Por dios, era algo que jamás hubiera imaginado. Dylan era ese tipo de persona dulce y que se le coge cariño facilmente, pero Madison era como un grano en el culo dispuesto a molestarte.

-¿Salir? - pregunté con estupefacción.

-Sí, bueno - se rascó la nuca y me miró - empecé a ir a fiestas y nos conocimos. Nada más.

Le miré exigiendo que continuara, porque sabía que la cosa no acababa ahí.

-Rompió conmigo, me engañó totalmente, sólo tenía intención de divertirse haciendo que me gustase y depués largandose como si nada - en sus ojos se reflejaba arrepentimiento.

-Sé lo zorra que puede llegar a ser, y siento que te hiciese daño. Ojalá hubiese estado aquí cuando pasó - dije - ¿qué te parece si vamos a cenar a algún sitio?.

Sé que era algo de lo que no quería hablar, por eso intenté suavizarlo. Cogimos de nuevo su coche y nos acercamos hasta una hamburguesería que solíamos frecuentar hace tiempo. Nos comimos una hamburguesa cada uno, pagamos a medias. El tema de Madison lo olvidamos, y el resto de la noche fue fantástica. Se ofreció a llevarme a casa en coche, pero preferí cogerme un taxi. Dylan parecería mi chofer si seguía llevandome a todas partes.

De camino a casa sopesé las opciones de comprarme un coche. Finalmente decidí que en unos días iría a cualquier concesionario y compraría uno, preferiblemente de segunda mano. Tantas ideas en mi cabeza hicieron que mis párpados comenzaran a cerrarse.

-¡Señorita!.

Abrí los ojos de repente. Miré por la ventanilla pudiendo comprobar que ya habíamos llegado.

-Sí, oh, disculpe - murmuré avergonzada.

Le di el dinero y bajé del taxi sin recoger la vuelta. Entré a casa y subí a mi habitación. Ya eran las once de la noche, con lo cual no me quedaría más rato despierta. Me puse mi pijama y me metí en la cama cayendo en un profundo sueño.

Unos golpes en la puerta y varios toques al timbre me despertaron. Miré el despertador, ¿quién demonios se presentaba en mi casa a las tres de la mañana?.

Me puse unos calcetines y bajé las escaleras bostezando. Abrí la puerta.

-¿Harry? - mi voz sonaba algo apagada por haber estado durmiendo.

Harry se apoyaba en el marco de la puerta, tenía una expresión burlona en la cara.

-Ho...-titubeó entre hipos - la...a...ángel...

Tanto por su manera de hablar como el olor que desprendía, pude deducir que estaba borracho.

-¿Cuántas copas llevas encima? - fruncí levemente el ceño.

-Só...lo...u...una...-se rió.

Suspiré y me aparté para que pudiera pasar. No iba a dejarle fuera estando en el estado en el que se encontraba. Apenas dio dos pasos cuando se tambaleó. Se agarró a mi cintura, quedando frente a frente.

-Qué guapa estás...-su aliento con olor a alcohol chocó contra mi mejilla, pues se encontraba a pocos centímetros de mi.

-Vamos, hoy dormirás aquí - pasé un brazo por su espalda, al igual que él hizo con mis hombros. La otra noche él me había cuidado, así yo haría lo mismo por él. Era lo mínimo.

Empezamos a andar rumbo a las escaleras.

-¿Contigo? .

Comenzamos a subir los escalones.

-No, yo dormiré en el sofá.

-¡N-no! No puedes...tienes que...-le era difícil hablar.

Llegamos a mi habitación y le ayudé a tumbarse, le tapé con las sábanas. Antes de que pudiera dar un paso hacia la puerta, me agarró del brazo y me tiró suavemente a su lado. Le miré. Aún estando borracho era atractivo.

-Quédate conmigo...-suplicó.

-Harry no es buena idea - negué.

-Por favor...-me miraba a los ojos.

Inspeccioné cada centímetro de su cara. Los castaños rizos caían sobre su frente, sus ojos se habían oscurecido varios tonos y sus labios parecían muy suaves y apetecibles.

-Está bien.

Sonrió ampliamente y besó mi mejilla.

-Gracias ángel.

Le di la espalda antes de que pudiera hacer algún comentario sobre lo sonrojada que estaba.




Hey Angel - Harry Styles *COMPLETA* *EN EDICIÓN*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora