Narra Harry.
-¡Le digo que tengo pruebas!. No ha sido una desaparición, ¡ha sido un secuestro! - le grité con desesperación al policía por quinta vez.
-¿Y por qué debería creer a alguien que tiene antecedentes desde los 17? - gruñó.
Llevaba allí al menos tres cuartos de hora intentando que empezaran a mover el culo para que me ayudaran a encontrar a Maggie ahora que teníamos una pista. Pero no. Preferían guiarse por todas las mierdas que había hecho. Y eso que no sabían ni la mitad.
-Sólo mire la puñetera nota - dije entre dientes.
-¿Y cómo se que no eres tú quien la ha escrito para encubrir lo que has hecho? - replicó.
Intenté controlar mis instintos primarios y tomé una bocanada de aire.
-¿Y por qué iba a escribir yo una nota así,si ya he denunciado su desaparición? - dije lo más relajado posible.
Estaba a punto de salirme con otra gilipollez cuando Hamilton irrumpió en la sala.
-¿Hay algún problema, caballeros? - nos miró a ambos.
-Ya que este... - reprimí el insulto que estaba a punto de salir de mi boca - amable trabajador, no tiene interés en leer esto - señalé la nota - ¿por qué no le echas tú un vistazo, Charles?.
Cogió la nota y comenzó a leerla. Pasaron unos segundos sin que ninguno dijera nada.
-Un minuto - murmuró Charles mientras echaba a andar hacia otra parte.
Estaba desesperado. Cabreado. Jodido. Me dejé caer en la primera silla que vi. Toda esa situación estaba acabando conmigo. Me estaba destrozando. Sentía que cada vez estaba más lejos de Maggie. Que nunca la encontraría. Pero no podía dejar que mi negatividad me frenara. La quería. Joder, ¿qué digo?. La amaba, más que a nada. Y no iba a perderla, no sin haber luchado antes.
Charles volvió a la sala donde me encontraba al cabo de unos 10 minutos. Su gesto era serio. Ya no llevaba la nota.
-Estamos en ello, chico - dijo con firmeza - la encontraremos.
Y, de repente, una pequeña parte de mi recuperó algo de confianza. Tenía ganas de llorar. No sé si de agotamiento o de felicidad. Pero no podía cantar victoria tan rápido. Quedaba mucho por hacer.
Narra Maggie.
Algo estaba mal. Y no me refiero a mi ánimo, eso ya estaba destrozado desde hacía tiempo. Me refería a mi salud. Me encontraba peor de lo habitual. Tenía frío, mucho, y me dolía la cabeza horrores. Por no hablar de mi garganta, la cual estaba claramente irritada. Estaba casi segura de que tenía fiebre. Era por no comer. Lo sabía.
Me aferraba a las sábanas todo lo que podía mientras tiritaba. Já, como si eso fuera a solucionarlo todo. Necesitaba medicamentos, urgentemente.
Podría intentar romper el pomo de la puerta y escabullirme. Demasiado arriesgado, lo sé, pero Connor tenía que salir en algún momento.
Subí las escaleras débilmente y me pegué a la puerta. Estuve allí pegada una, dos, creo que hasta tres horas. Hasta que por fin oí pasos, y una puerta cerrarse. Tenía que ser ahora o nunca. Busqué por todo el sótano algo con lo que golpear el pomo, cualquier cosa. Cogí una especie de caja y golpeé con todas mis fuerzas el pomo múltiples veces. Hasta que cayó al suelo. No podía creerlo. Iba a salir. Iba salir de ahí después de meses.
Abrí la puerta, con cobardía. La luz impactó directamente contra mis ojos, haciéndome soltar un quejido. Eso había dolido, pero no podía perder el tiempo. Vi un teléfono. Un puto teléfono.
Lo cogí y marqué el primer número del que me acordé. Un pitido, dos...
Cógelo, por favor. Te lo ruego.
-¿Sí?.
Se me llenaron los ojos de lágrimas al oír esa voz. Aquella voz que creía que jamás pensé que podría volver a escuchar.
-¿Harry...? - estaba a punto de estallar en llanto.
Se quedó en silencio. Sólo se oía una respiración agitada al otro lado de la línea.
-M-Maggie...¿eres tú? - se le tembló la voz.
-S-soy yo...Harry... - me controlé, me aguanté las ganas de sollozar. No podía perder el tiempo - oye, tienes que escucharme...
-Dime dónde estás. ¡Joder!.
-No sé cuanto tiempo tengo. Ni sé donde estoy. Connor me retiene en el sótano de su casa. Date prisa por favor, avisa a la policía...
-Maggie...joder, no. Tienes qué decirme dónde estás. Tienes que hacerlo, por favor.
-¡No lo sé! - empezaba a agobiarme - Connor no está, pero no sé cuánto tardará en volver... - busqué una ventana que diese a la calle y vi que me encuentraba en una urbanización - estoy en una urbanización, no sé decirte más, Harry. Por favor, necesito irme de aquí... - me sequé algunas lágrimas que no conseguí retener.
-No te preocupes, Maggie. Voy a por ti. He apuntado el número y ya estoy yendo hacia la policía. Aguanta, nena.
-Ven pronto, por favor. Estoy... - me dio un vuelco al corazón al oír la puerta de la calle cerrarse.
-¿Maggie? Pequeña, ¿qué pasa?.
-Date prisa - susurré, y colgué al instante.
Connor entró en la habitación donde estaba, y se me resbaló el teléfono de las manos. Se acabó. Era mi fin.
Connor negó con la cabeza mientras chasqueaba la lengua.
-No pierdes el tiempo, ¿eh? - soltó aire, con despreocupación - bueno, supongo que vamos a pasarlo bien tus últimas horas.
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Siento tanto no poder haber actualizado en tanto tiempo, en serio. Pero se acabó. Prometo subir capítulos con la frecuencia que debería. Os agradezco a todos/as los que habéis estado esperando por esto. Muchas gracias. Os pido perdón y espero que aún sigáis teniendo fe en este desastre de escritora. Con cariño, S.
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Hey Angel - Harry Styles *COMPLETA* *EN EDICIÓN*
Fanfiction22 años. Boxeador. Frío. Agresivo. Obsesivo. Posesivo. 18 años. Estudiante. Dulce. Soñadora. Guapa. Sonriente. ¿Cómo acaba?.