—Si eso te enseña responsabilidad, por mí, no hay problema —contestó mi padre encogiéndose de hombros.
—No, querrás trabajar y abandonar tus estudios. ¿Después que haré contigo? —se molestó mi madre— ¿Qué dirán de mi forma de educarte?
—Suficiente —me levanté de la silla—. Hyemi, lo mejor será terminar el desayuno en mi habitación —indiqué y ella reverenciándose ante mis padres se retiró junto conmigo.
Subimos a mi habitación y al llegar cerré la puerta con fuerza.
— ¿Por qué permites que tus padres piensen así de ti? —cuestionó al sentarse sobre la cama
—Porque lo he intentado todo... no creen en mí. Soy la peor hija según ellos —solté un pesado y triste suspiro.
—Lo siento mucho... —aunque claramente no sabía que decirme— ¿Qué harás?
—Tomar el trabajo, por supuesto. Mi padre me dio permiso —contesté decidida.
—Brook, no lo hagas sólo para retar a tu madre.
—No lo hago por eso... necesito distraerme para llegar tarde a casa y las tareas no son lo suficiente, además, un poco de dinero extra no estaría mal —sonreí tranquila y Hyemi asintió ligeramente.
*—Comienzas a trabajar el lunes, querida —me dijo la señora Bang a través del móvil.
*—Gracias señora Bang. Verá que no se arrepentirá —sonreí.
*—Eso lo sé, querida, por eso recurrí a ti.
*—Entonces, muchas gracias por pensar en mi como primera opción. Nos vemos el lunes después del colegio. Bonito día —terminé la llamada.
— ¡Qué alegría, amiga! —me abrazó feliz por mi nuevo empleo.
—Gracias Hye, ahora vayamos a encaminarte a casa.
Hyemi se retiró tranquilamente a su casa en un taxi y yo regresé a la mía, que se había quedado solitaria al mis padres irse a trabajar.
Mi cabeza punzaba un poco y estaba un poco sensible al ambiente pero intenté seguir con mis labores de fin de semana.
(...)
Un aburridísimo lunes me acechaba en la clase que considero la más horrible de todas. Anotaba lo que la profesora escribía en la pizarra mientras mi codo izquierdo sostenía todo el peso de mi cansada cabeza.
Lo único que me mantenía despierta, era que después de esa clase sonaría el timbre para el almuerzo y así fue. La mayoría festejó en voz alta por lo que la profesora nos dejó deberes en casa.
Hyemi había ido al baño minutos antes del timbre, así que me mandó un mensaje.
"Tráeme mi cartera, ya sabes en donde está. Me formaré en la fila del comedor. Apresúrate y no se te olvide pasarme las últimas notas."
Se fastidiaría cuando le dijera que había tarea. Me coloqué los audífonos para salir finalmente del salón con las manos en los bolsillos de mi sudadera.
Sin embargo, cuando apenas puse un pie fuera del umbral, sentí una mano sujetarme por el brazo y jalarme con fuerza. Sentí mi cabello volar y una sensación de miedo me recorrió al saber de quién se trataba.
— ¡Suga!... —susurré sorprendida. Él sonrió autosuficiente, obviando el hecho de que sabía y tenía claro quién era.
—Hola, cariño ¿Qué tal tu fin de semana? ¿Me extrañaste? —me preguntó tranquilo y con una sonrisa arrogante.
No podía, ni quería creer que me buscara después de esa confusa noche... ¿cariño? Mi furia regresaba al escucharle llamarme así.
—No me digas "cariño" —me quité su mano de mi brazo, valientemente; me aparté dando un paso hacia atrás.
—Vamos, no te pongas en ese plan otra vez —me quitó los audífonos dejándolos caer alrededor de mi cuello.
— ¿Qué es lo que quieres? —cuestioné con cautela.
—Que me pagues —respondió encogiéndose de hombros.
—No te debo nada —contesté intentando finalizar. Di media vuelta decidida a irme.
— ¡Oh, vaya que me debes! —volvió a sujetarme del brazo y me jaló tan fuerte que hizo chocar mi espalda contra la pared. Colocó su mano derecha a un lado de mi cabeza acorralándome con su cuerpo. Enseguida volteé el rostro cerrando los ojos aterrada pero pensé que era suficiente. Que no iba a dejar que me intimidara; así que enfrenté su mirada, observándolo otra vez—. No me dejes hablando solo —acercó su rostro y enseguida levanté las manos para detenerlo por el pecho.
— ¿Qué se supone que te debo? —pregunté sin moverme ni un centímetro.
—Recordemos la fiesta —decía divertido pero yo no le encontraba gracia—. Una chica me dejó sentarme a su lado y comenzó a beber alcohol aunque ella aseguró que jamás lo había hecho —la vergüenza subió por mis mejillas sonrojándolas—. Entonces intenté beber solo y luego ella me lo impidió. Se bebió mis sabrosos y costosos tragos e incluso tuvo el descaro de destruir un hermoso puro de tabaco contra el suelo —me miró amenazante.
— ¿Sólo por los tragos? ¿No podas simplemente olvidarlos?
—No, cariño. Las cosas no funcionan así —golpeó la pared con su otra mano dejándome sin escapatoria, intimidándome otra vez—. Si te permití hacerme todo eso fue porque pensé que esa noche terminarías en mi cama y me pagarías todas esas costosas cosas con tu lindo cuerpo... pero no fue así y te atreviste a golpearme
—Espera... ¿te golpeé? —sonreí burlona— ¿Por qué no recuerdo eso? ¡Demonios, hubiera sido perfecto para aliviar la resaca!
— ¡cállate! —gritó tan fuerte que en verdad creí que podía golpearme
¿Por qué demonios el pasillo estaba vacío?
—Está bien, si quieres que te pagué los "destrozos" lo haré ¿de cuánto dinero hablamos? —intenté solucionar esas cosas.
—Hablamos de varios tragos de vodka, ya que tampoco pagaste los tuyos antes de irte... un par de puros importados, que cuestan más que lo que gastas en el almuerzo de tres meses.
— ¡¿Qué?! ¡Eso es mentira! —reclamé molesta. No podía mentirme así.
—Búscalos en Internet, cariño. Además de los gastos de farmacia por tu "pequeño" golpe, y un fin de semana completo de abstinencia —susurró sobre mis labios.
¡Oh dios mío! Este chico... ¡Brooklyn, no pienses de esta manera!
—No te creo eso ultimo... —respondí retándolo sobre sus labios. Él se alejó y sonreí victoriosa—. De todas formas, no pienso pagarte todo eso ¿Dónde sacaré el dinero?
—Eso debiste pensarlo antes de causar "destrozos" —se burló de mis palabras inocentes para nombrar las cosas—. También está la opción de pagar con carne —se acercó nuevamente susurrándome esta vez en el oído.
—No seas vulgar —lo alejé de nuevo por el pecho—. Ya veré cómo pagarte, sólo intenta mantenerte lejos de mí —lo fulminé con la mirada.
—Eso es imposible, cariño —sus ojos estaban increíblemente oscuros y los míos no pudieron despegarse de los suyos.
¡Demonios! ¿Por qué también me sentía extraña?
Un mensaje llegó a mi móvil haciéndome desviar la mirada y sentir un alivio recorrer todo mi cuerpo.
"¿Dónde estás? ¡Ya casi tengo que comprar! ¡Apresúrate, Lee Brooklyn!"
—Te daré el dinero cuando lo consiga ¿bien? —enarqué las cejas, el no respondió—. Me largo —dije antes de salir huyendo.
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The Perfect Strategy -SUGA- BTS
FanficBangtan es uno de los grupos más populares dentro del campus universitario. La razón es simple: alborotar las débiles hormonas de casi todas las chicas inscritas en el sistema... y se dice "casi", porque Brooklyn resulta ser la excepción. "Siete i...