CAPÍTULO 37... Suga...

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(♣♥Brooklyn...♥♣)

Un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando lo oí decir mi nombre de esa manera. Estaba agitado, podía notar el subir y bajar de mis manos sobre su pecho ¿Eso que sentía era su corazón?

―No podemos... ―confesé, sorprendiéndome de haberlo dicho ¿Acaso yo también quería que siguiéramos? ―. Tú... bueno, tú.

― ¿Estoy ebrio? ―cuestionó levantando mi mirada por el mentón, con la punta de sus dedos. Sentí mis mejillas arder― Que esté ebrio no significa que no sea igual de bueno que cuando estoy sobrio ―sonrió, volviendo a inclinarse para besarme y aunque no sabía con exactitud la razón, sus labios llegaban a eclipsarme tanto que terminé correspondiendo.

―No, Suga. Ésto está mal ―volví a separarme, poniendo ahora dos dedos sobre su boca―. No es fácil para mí... ―mantuve su mirada, sabiendo que había un hueco más profundo en ella, que lo hizo beber y llegar hasta mí. No podía simplemente echarlo de mi hogar―. Puedo... puedo ayudarte esta noche, pero no así...

―No necesito de tu lastima ―quitó mis dedos con su mano de manera suave pero con cierta molestia en su acción. Se alejó de mí dispuesto marcharse.

―Mi padre llegará en cualquier momento... ―expresé mirando al suelo, esperando que comprendiera la razón de mi vergüenza. Se detuvo.

Nerviosa al pensar que me estaba observando, hice pequeños círculos con la punta de mi pantufla para evitar el nerviosismo. Pronto contemplé como sus converse estaban cerca de mí.

― ¿Aún sigue en la ciudad? ―con delicadeza levantó nuevamente mi rostro, esta vez sosteniendo mis mejillas entre sus palmas. Asentí despacio, a lo que él sonrió―. Jamás te haría algo que no quisieras... ―rió de mi nerviosismo y noté el doble sentido en su voz.

―Idiota ―bufé, propinándole un pequeño golpe en el hombro. Entonces me alejé para caminar dentro de mi casa―. Entra, vamos a bajar la ebriedad que tienes ―indiqué como si fuese su madre.

Percibí cómo me siguió con una sonrisa divertida, recuperando la misma actitud que un cachorro tendría al saber que estaría en la calidez de un hogar.

[***]

Abrí el grifo de agua fría y dejé que cayera sobre su cabeza mientras estábamos sentados fuera de la tina, en el suelo. Sus dientes se apretaron y pude verlos por la mueca que hizo al soportar el agua helada. Sonreí por lo natural e indefenso que se veía ante ello.

―La última vez que bebí demasiado, Jin me lanzó dentro de la bañera ¿tú no harás lo mismo, verdad? ―cuestionó divertido, al momento que le pasaba una toalla para que secara su cabello.

―Si intentas besarme como la vez anterior, tal vez lo haga ―estiré mi mano para cerrar la fuente de agua y pude notar su mirada curiosa ante lo que le dije.

― ¿Te he besado antes mientras estaba ebrio? ―cuestionó de pronto y me tensé en mi lugar por ello. No pensé que no recordara eso, se veía tan seguro aquella vez.

―También estabas moribundo por los golpes ―me encogí ligeramente de hombros y me levanté de mi lugar, ya que habíamos finalizado.

― ¿Entonces no fue un sueño que te tuviera entre mis brazos mientras te besaba? ―cuestionó con ojos expectantes mientras me seguía a la sala nuevamente.

―No quiero hablar de eso... ―la verdad es que me ponía nerviosa al recordar y para evitarlo le lancé una toalla.

―Seguramente porque desde ese entonces salías con Jin... ―me detuve frente al sofá, sorprendida por sus palabras tan... tan... ¡tan idiota! 

The Perfect Strategy -SUGA- BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora