The Perfect Strategy -SUGA- BTS

CAPÍTULO 40... Suga...

(♣♥SUGA...♥♣)

― ¡¿Dónde está?! ―abrí de un portazo la casa y me dio igual que tan ruidoso estaba siendo.

Mi amigo, quien dormía plácidamente en el sofá, cayó de éste. Idiota. Debí sorprenderlo. Seguramente se quedó inconsciente con la programación del televisor, que seguía encendido.

― ¡Vaya! ―sonrió mientras se incorporaba con ayuda del sofá y tallaba uno de sus ojos con la misma mano que limpió la saliva seca. Asco.

― ¡¿Dónde está YooHyun, Jimin?! ―no tenía tiempo para burlarme de él. Estaba preocupado.

―Arriba ―frunció el ceño con curiosidad―. Durmiendo... ¿Ocurre algo?

―Ese maldito... ―maldije entre dientes y apreté el móvil que aún sostenía en mi mano― dijo que tenía a Yoohyun.

―Y lo tengo ―su horrorosa voz hizo que enseguida girara a verlo, porque, lamentablemente, sabía que provenía de un lugar muy peligroso. Las escaleras.

Aquel molesto personaje bajaba las escaleras con una parsimonia bastante frustante. Ganas no me faltaban de querer lanzarme y arrancarle la cabeza, aunque el muy cobarde traía a un par de sus gorilas caminando detrás y mucho peor aún, uno de ellos cargaba a mi pequeño hermano en brazos, como a un pequeño bebé. Maldición.

― ¡Tú! ―gruñí furioso, acercándome con todas las intenciones de querer matarlo pero la impotencia no me dejaba avanzar lo suficiente.

― ¡Shh! ―me silenció colocando su dedo índice sobre sus labios, para remarcar la burla de aquel acto―. No querrás despertarlo ―señaló hacia atrás, hacia donde estaba Yoohyun. Me enterré en el suelo―. Bien... me agrada más así ―sonrió con malicia y miró a mi amigo, quien se encontraba mirándolos con el mismo veneno que yo― ¿Les has dicho ya, Min? ―señaló a Jimin con su quijada para recordarme y seguí su indicación por el rabillo de mi ojo.

―No tienes por qué meterlos, puedes darme otro equipo y lo haré con gusto ―volví la vista hacia él, quién sólo ladeó la quijada y chasqueó la lengua disconforme.

―No puedo arriesgarme ―negó un par de veces con la cabeza, odiaba ese gesto―, trabajas excelente con ellos ¿Por qué querer cambiarlos? ―caminó lentamente, colocándose frente a mí para chasquear los dedos y al momento de hacerlo, alguien tomó como prisionero a Jimin por la espalda, inmovilizando sus brazos. Preocupado miré tal situación ¿Cómo dem...?―. Eres inteligente, Suga... ―volví a mirarle―. Yo no quiero involucrar más gente, eres tú negándote a hacer algo tan sencillo para tu cerebro ―con el dedo índice empujó mi cabeza desde la sien de mi ojo derecho―. No te equivoques, Min. Yo te di el poder, yo te di lo que necesitabas... y sabes; yo puedo quitártelo si quiero ―Así que antes de pudiera refutar algo, sentí como los tejidos de mi piel le abrían paso a una hoja de metal filosa, que con el espacio fríamente calculado, sólo dañó el costado de mi abdomen. El me necesitaba vivo después de todo ¿Cierto? No podía matarme. Caí de rodillas al suelo, con los ojos abiertos a tope y con mis manos intentando detener la hemorragia―. Tienes tiempo. Quiero un trabajo bien hecho ¿De acuerdo? O quien reciba el golpe de gracia será alguno de los dos menores que te acompañan esta noche.

Me dio la espalda y caminó a la salida no sin antes decirle a su gorila que llevara a mi hermanito de regreso a su habitación. Por suerte este no había despertado y esperaba que no lo hubiesen drogado porque si no.. mierda. Era débil frente a ellos, ni siquiera podía amenazarlos.

―Suga ―Jimin corrió a mi auxilio en cuanto todos esos tipos de negro desalojaron mi apartamento. Me ayudó a apoyar la espalda sobre el sillón y fue por el botiquín de primeros auxilios para curarme mientras nervioso, sostenía su móvil cerca del oído para llamarle a alguien por ayuda― ¡Hoseok! Me alegra. Suga está herido. Necesito que veng...